Sólo ideales altos guiaron a Pío XII en sus diversas actuaciones, y en su inmensa obra pastoral y el torrente doctrinal que nos legó. Había comenzado Pío XII (…) con su encíclica Summi Pontificatus (20 de octubre de 1939), con la que presentaba a grandes líneas su programa pontifical y daba también fundamentales orientaciones. Con la Mystici Corporis Christi (29 de junio de 1949) y con la Divino Afflante Spiritu (30 de septiembre de 1943) entregaba fundamentalmente enseñanzas sobre la naturaleza misma de la Iglesia y sobre el piadoso y cuidadoso estudio de la Sagrada Escritura. En la Mediator Dei (20 de noviembre de 1947) daba a su vez magníficas líneas al avance y aclimatación de una bien vivida liturgia. En la Humani generis (12 de agosto de 1950) recordaba la autoridad que hay y debe haber en la Iglesia de Cristo para unidad y complemento de su misión.
Continuando la enumeración de documentos de gran trascendencia emanados de la mente iluminada y el corazón ardiente de Pío XII, está, en orden cronológico, la encíclica Evangelii praecones (11 de junio de 1951) sobre la vigente y fundamental tarea de las misiones. No podían faltar encíclicas sobre la Virgen Santísima, y están, por ello, la Fulgens corona, con ocasión del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción (24 de mayo de 1953), y la Ad coeli reginam, al establecer la fiesta de María Reina (11 de octubre de 1954). Son de destacar las encíclicas Sacra virginitas, sobre el celibato sacerdotal y el voto de castidad de los religiosos (25 de marzo de 1954); la Haurietis aquas, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (3 de abril de 1956); la Miranda prorsus, para acoger y bendecir los avances de los medios de comunicación (8 de septiembre de 1957), y su última carta universal sobre la paz del mundo y la libertad religiosa, la Meminisse juvat (14 de julio de 1958).
Al lado de las encíclicas están en el legado doctrinal y pastoral de Pío XII sus radiomensajes, al principio de cada año, y, muy especialmente, el de 1 de junio de 1941, en la conmemoración del cincuentenario de la Rerum novarum de León XIII. Pío XII no escribió específicamente ninguna encíclica sobre el tema social, pero el radiomensaje del 41, y tantos apartes de sus numerosos documentos, tienen un admirable tejido social que fueron aprovechados para la encíclica Mater et magistra, de Juan XXIII, que recoge magistralmente el pensamiento social del Papa Pacelli.
Acontecimiento de resonancia mundial en el pontificado de Pío XII fue la celebración del Año Santo de 1950, en el cual definió el dogma de la Asunción de la Virgen María al Cielo (1 de diciembre) y canonizó muchos santos muy queridos del pueblo cristiano. (Msr. Libardo Ramírez Gómez).
Continuando la enumeración de documentos de gran trascendencia emanados de la mente iluminada y el corazón ardiente de Pío XII, está, en orden cronológico, la encíclica Evangelii praecones (11 de junio de 1951) sobre la vigente y fundamental tarea de las misiones. No podían faltar encíclicas sobre la Virgen Santísima, y están, por ello, la Fulgens corona, con ocasión del centenario del dogma de la Inmaculada Concepción (24 de mayo de 1953), y la Ad coeli reginam, al establecer la fiesta de María Reina (11 de octubre de 1954). Son de destacar las encíclicas Sacra virginitas, sobre el celibato sacerdotal y el voto de castidad de los religiosos (25 de marzo de 1954); la Haurietis aquas, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (3 de abril de 1956); la Miranda prorsus, para acoger y bendecir los avances de los medios de comunicación (8 de septiembre de 1957), y su última carta universal sobre la paz del mundo y la libertad religiosa, la Meminisse juvat (14 de julio de 1958).
Al lado de las encíclicas están en el legado doctrinal y pastoral de Pío XII sus radiomensajes, al principio de cada año, y, muy especialmente, el de 1 de junio de 1941, en la conmemoración del cincuentenario de la Rerum novarum de León XIII. Pío XII no escribió específicamente ninguna encíclica sobre el tema social, pero el radiomensaje del 41, y tantos apartes de sus numerosos documentos, tienen un admirable tejido social que fueron aprovechados para la encíclica Mater et magistra, de Juan XXIII, que recoge magistralmente el pensamiento social del Papa Pacelli.
Acontecimiento de resonancia mundial en el pontificado de Pío XII fue la celebración del Año Santo de 1950, en el cual definió el dogma de la Asunción de la Virgen María al Cielo (1 de diciembre) y canonizó muchos santos muy queridos del pueblo cristiano. (Msr. Libardo Ramírez Gómez).