Luego de estar muchos años buscando a Dios en la iglesia evangélica, Él salió a mi encuentro y encendió mi corazón al descubrirlo en la Eucaristía.
Mis padres nos bautizaron en la Iglesia católica –a mí y a mis hermanos– en nuestro país natal Colombia. Nunca fuimos católicos practicantes, cuando tenía 10 años aproximadamente, mi mamá empezó a asistir a una denominación evangélica. Este cambio se hizo más fuerte cuando llegamos a Ecuador hace 24 años. Me lo tomé como algo en serio. Empecé a ir al grupo de jóvenes, asistía todos los domingos a los cultos evangélicos y en muchos momentos llegué a sentir cierta cercanía a Dios.
Sin embargo, siempre sentía que me faltaba algo, como que algo no estaba completo. Dejé de ir a la iglesia evangélica porque habían muchas incoherencias en las prédicas, pero sin perder las creencias básicas que estaban muy marcadas en mí. Nunca dejé de lado a Dios en mi vida. Aunque tenía una fuerte mentalidad protestante, nunca fui anticatólico, siempre vi la Iglesia Católica con respeto.leer...