domingo, 21 de novembro de 2021

Padre Anibal Reys : EJERCICIOS ESPIRITUALES

 

EJERCICIOS ESPIRITUALES

Agosto de 1982



Llamados de Dios” y

La Llamada de la Fe”


...Por eso Santa Catalina de Siena preguntándole, ¿quién eres?, le contestó: “Yo soy el que soy, tú la que no eres.” Porque eres partícula, eres pequeña, eres algo tan finito, tan pequeñito...tan finito, tan pequeñito, que realmente, una pequeña partícula somos, en ese cosmos inmenso. Y esa nuestra pequeña partícula solo se explica en Dios, en él vivimos, nos movemos y somos y esto porque Dios es caridad.

Y aquí la existencia es contemplada, por consiguiente, desde la creación de Dios como... si existes...eres porque eres amado. Existir es ser amado...existir es ser amado. Por eso encontrar una persona, que realmente, constantemente, se queja, vive triste, taciturna, como frustrada, es que no se ha dado cuenta que existe.

Porque si se da cuenta que existe se da cuenta que ya, por su pura existencia, es amada. ¿Cuál es la prueba de que él me ama? La prueba es de que existo, de que le dió vida a esta pequeña partícula.

Una antropología seria, profunda, nos lleva a reconocer la gratuidad del amor divino. Existir es ser amado, por consiguiente, no hay motivo, no hay razón para frustración, para tristeza. La alegría más grande es porque existimos. “Yo os amé sin ser amado... ¿acaso alguien me pudo pedir que le crease? Mirándome en mí mismo me enamoré de mi creatura y me plugo criarla” son los Diálogos en Santa Catalina de Siena.

Te amó sin tú amarle y te dió la vida sin tú pedirle que te la diera porque no podías decírselo, no existías. “Mirándose”, dice, “mirándome en mí mismo, me enamoré de mi creatura y quise crearla”. Mirándose en sí mismo..todas esas ideas seminales que el Padre contempla en su Verbo...esas semillas inherentes en el Verbo...las contempla. Y hay una semillita pequeña...eres tú y te amó y te dió vida.

Por eso mi existencia es un misterio de amor divino...un puro misterio de puro amor. Por eso adquirir conciencia de mi nada, de mi radical pobreza y no extrañarme de experimentar, a veces, sentirme suspendido sobre un abismo de nada. A veces nos sentimos como sobre un abismo de nada...como que somos nada, tan pequeños, tan impotentes, tan miserables, tan... Pues no tenemos por qué extrañarnos porque somos eso...tan pequeños...en medio de un cosmos, en un Dios tan grande que por puro amor nos quiso crear.

Hagamos al hombre a imagen nuestra, según nuestra semejanza.” ¿Qué significa ser hombre?...¿cuál es el destino de la existencia humana?...¿hacia qué puerto se dirige?...¿cuál es, por tanto, el sentido del hombre...el sentido del caminar? Son las grandes preguntas que el hombre se hace a sí mismo...o hechas en el lenguaje de San Ignacio de Loyola, ¿quién soy?...¿de dónde vengo?...¿y a dónde voy?

Todo hombre le quema el alma...nace deseo de ser siempre...de ser feliz, sed de verdad, de bondad, de plenitud, sed de absoluto, sed de vida eterna. Ninguno de nosotros quisiera morir, sino seguir aquí...caminando, construyendo, haciendo cosas buenas, no separarnos nunca los unos de los otros, estar siempre juntos, en la aventura de Dios, en la aventura del amor. Esa es una sed que todos llevamos dentro, una sed de absoluto, de plenitud, de felicidad. El hombre es el ser que busca a Dios...le busca a Dios.

El hombre es imagen de Dios porque es un ser inteligente, reflexivo, consciente de sí mismo, libre, responsable, capaz de amar como Dios ama, con amor oblativo.

Sicológicamente y resumidamente digamos: el hombre es un ser consciente y libre, un ser irreductible, no podemos reducir el hombre...es un misterio. Es un ser que se trasciende a sí mismo, que va más allá de sí mismo, que se abre a Dios. Y desde la fe...como este diálogo...esta reflexión la hacemos desde la fe...desde la fe el hombre es participante...partícipe de la naturaleza divina.

Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues, ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que cuando se manifieste seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.” Así nos habla Juan en la Primera Carta, capítulo 3, 1-2. Somos hijos de Dios y herederos en Cristo de una vida eterna. Caminamos hacia la visión, hacia la visión bienaventurada es que caminamos. Por eso San Pedro en su Segunda Carta 1, 4 nos dice que nos ha hecho así... “partícipes de la divina naturaleza”.

Y para que nosotros realmente podamos llegar a ser partícipes de esa divina naturaleza el Hijo se ha hecho hombre, el Verbo, la Palabra, y nos ha insertado vitalmente en Él, y somos así hijos en el Hijo y con el Hijo.

Porque hay que insistirlo, ciertamente...en Dios hay un sólo Hijo, Su Verbo, que agota toda la infinita paternidad del Padre. No hay más hijos ni puede haber más hijos. Por eso somos hijos pero con Jesucristo y en Jesucristo como nosotros podemos ser y somos hijos solamente así...en Cristo, siendo Cristos vivos, ungidos con la unción del Espíritu Santo. Jesucristo nos introduce en la Familia Trinitaria. Se dá en nosotros...esa presencia existenciante divina, esa presencia deificante, vital, paternal, esa existencia misma de Dios. Pues somos hijos en el Padre, injertados en la Iglesia. Así ha querido él divinizarnos y salvarnos..en la Iglesia, en su Iglesia.