segunda-feira, 29 de novembro de 2021

Padre Anibal Reys, EJERCICIOS ESPIRITUALES 1985 : “¡Glorifica mi alma al Señor!”

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EJERCICIOS ESPIRITUALES 1985


Primera palabra:  “¡Glorifica mi alma al Señor!”  (Continuación)

(“Proclama mi alma las grandezas del Señor”)



 A la hora de escuchar esa primera palabra de la Virgen en casa de Isabel.

Ojalá, amados hijos, nosotros no vayamos buscando en otra parte estas virtudes, porque en ninguna parte podremos encontrar mejor esas virtudes que en la vida de nuestra Madre.  Ojalá, amados hijos, aprenda nuestra alma a glorificar así al Señor.  

Yo quisiera que mi alma tendiese en estos ejercicios así, a glorificar al Señor, y que tú también, hijo amado, así también comienzes a glorificar al Señor. 

 Ojalá nuestra vida sea tan perfecta que difunda a su alrededor la luz de Cristo y haga que cuantos nos vean glorifiquen al Señor.  ¡Ojalá que esa luz sea grande, inmensa en tí!...la luz de tus obras, para que todos alaben al Padre que está en los cielos, a través de esta vida de gloria que tú le das por buenas obras.

Igualmente...igualmente glorificó nuestra Madre al Señor con el crecimiento de la gracia en su corazón.  Le glorificó con los labios, le glorificó con el corazón, le glorificó con las virtudes y le glorificó con la gracia.  

La gracia...la gracia que fue creciendo en su corazón.  Esa gracia habitual, esa gracia santificante, esa amistad divina fue creciendo en ella.   Porque la gracia no es otra cosa, sino un reflejo de Dios en el alma, que al difundirse en ella la hace vivir de la misma vida de Dios. 

 La gracia es el reflejo de Dios en tí, que se riega en tu alma y te hace vivir de la misma vida de Dios.  Es esa luz, esa vida de Dios en tí, que se riega...se riega en toda tu alma, en todo tu ser y te hace vivir de Dios mismo, respirar en la respiración, en la atmósfera de Dios.  

Y en el alma de la Virgen...en el alma de la Virgen, la gracia de Dios vivió desde el primer momento una intensa vida de cielo.  En el alma de la Virgen esa gracia creó, pues fue tan intensa, una atmósfera de cielo.  

Sólo puede probar el cielo en la tierra aquel...aquel que está en gracia consciente y creciente.  La cantidad en gracia en la Inmaculada no podemos saberla, ni conocerla nunca; más sin duda, sin duda nos enseña ya la fe de la Iglesia que, desde el primer momento, esa gracia en el corazón que latía de la Virgen,esa gracia fue superior a la de todos los ángeles y a la de todos los santos juntos.

  Se puede unir la gracia de los ángeles y la gracia de los santos, todo junto, y no se puede comparar a la gracia que recibió la Virgen desde el momento mismo de su concepción.  Por eso es Reina de los ángeles y Reina de todos los santos.

Y nosotros queremos, entonces, aprender a glorificar a Dios, así, como nuestra Madre: atesorando cuanto podamos esa gracia en nuestra alma, haciendo que crezca de continuo esa gracia en nuestra alma.  ~

No solamente huyendo del pecado mortal, sino evadiendo, huyendo de todo pecado venial deliberado, para que la gracia de Dios crezca en mí y yo sea alimentado con esa ciencia sabrosa y escondida que me da la gracia creciente, la sabiduría de Dios, que no se adquiere en libros sino solamente se adquiere en el conocimiento de Dios a través del crecimiento de la gracia.

Y nosotros, entonces, queremos glorificarle así...nosotros queremos glorificarle así: atesorando cuanto podamos esa gracia en nuestra alma, haciendo que crezca de continuo y se desarrolle en nuestra alma.  

Seremos así más hijos de nuestro Padre celestial...seremos así más hijos de nuestro Padre celestial cuando la gracia va creciendo más y más en nuestro corazón y en nuestra vida. 

 Entonces, nosotros, queremos glorificar a Dios con el fuego del corazón, con los labios encendidos, envueltos en llamas, con la existencia de nuestra naturaleza que se reconoce dada por Dios, que le queremos reconocer con las virtudes y le queremos reconocer con la gracia creciente; entonces sí podremos decir: “Proclama mi alma la grandeza del Señor...glorifica mi alma al Señor....Magnificat ánima mea Dóminum”.