domingo, 13 de dezembro de 2015

90 ANIVERSARIO DE LAS APARICIONES DE PONTEVEDRA

Lucía, vidente de Fátima, era postulante en el Convento de las Doroteas en Pontevedra, España cuando el 10 de diciembre de 1925 tiene una aparición de la Virgen sobre una nube de luz, con el Niño Jesús a su lado. La Santísima Virgen puso su mano sobre el hombro de Lucía, mientras en la otra sostenía su corazón rodeado de espinas. El Niño le dijo: "Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre. Está cercado de las espinas que los hombres ingratos le clavan a cada momento, y no hay nadie que haga un acto de reparación para sacárselas."
Inmediatamente dijo Nuestra Señora a Lucía:

"Mira, hija mía, mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan sin cesar con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos los que, durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan compañía durante 15 minutos meditando en los misterios del rosario con el fin de desagraviarme les prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias para su salvación"
 En otra ocasión Lucía le habló (a Jesús) de la confesión reparadora de los cinco primeros sábados de mes y preguntó si valía hacerla en los ocho días siguientes. Jesús contestó: "Sí; todavía con más tiempo, con tal que me reciban en estado de gracia y tengan intención de desagraviar al Inmaculado Corazón de María".
La intención de hacer esta reparación al Inmaculado Corazón de María puede hacerse al principio de la confesión.
¿Por qué cinco Sábados?
Después de haber estado Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los 5 sábados de reparación:  "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:
1-  Blasfemias contra su Inmaculada Concepción.
2-  Contra su virginidad perpetua.
3-  Contra su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres.
4-  Contra los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada.
5-  Contra los que la ultrajan directamente en sus sagradas imágenes.”

"He aquí hija mía, por que ante este Inmaculado Corazón ultrajado, se movió mi misericordia a pedir esta pequeña reparación, y, en atención a Ella, a conceder el perdón a las almas que tuvieran la desgracia de ofender a mi Madre. En cuanto a ti procura incesantemente con tus oraciones y sacrificios moverme a misericordia para con esas almas".

LA HERMANA LUCÍA DE FÁTIMA Y PONTEVEDRA

En Noviembre de 2002, el Secretariado para la canonización de los pastorcitos, publicó en Fátima un libro titulado "La gran promesa". Al comienzo se lee: "La Historia y el mensaje de Fátima no se agota con las apariciones acaecidas en Coba de Iría en 1917. Se complementan con las apariciones de Pontevedra y Tuy entre los años 1925 y 1929 a la Hermana Lucia". La afirmación es muy importante y más al ser realizada a través de un libro editado por un organismo oficial del Santuario portugués. Fátima y Pontevedra están vinculadas en la persona de la Hermana Lucia, que allí y en nuestra ciudad vio, escuchó y habló con Nuestra Señora, así lo consigna ella de su puño y letra en las "Memorias" que son su Autobiografía.
Ya en la aparición del 13 de Julio de 1917 en Fátima, la Virgen le manifiesta una promesa: "...vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la. Comunión reparadora de los primeros sábados..." La promesa será cumplida con las apariciones del 10 de diciembre de 1925 en Pontevedra y el 13 de junio de 1929 en Tuy. Son las dos de enorme trascendencia pues de ella arrancan la Devoción de los Primeros Sábados, extendida ahora por toda la Iglesia y la Consagración al Corazón Inmaculado de María realizada por el Santo Padre Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984 en la Plaza de San Pedro ante la imagen de "Nossa Senhora", que se venera en "a capelinha" de las Apariciones de Fátima y que el Papa solicitó que fuera trasladada a Roma para esta ocasión.
Es sorprendente, que un hecho de tanta trascendencia tenga como "causante" a una sencilla religiosa. Ha sido ella y sólo ella quien a través de las autoridades eclesiásticas competentes hizo llegar esta petición al Santo Padre e insistió durante años hasta su realización.
La vidente de Fátima llegó a Pontevedra cuando tenía dieciocho años de edad como postulante de las Religiosas de santa Dorotea, al colegio que entonces tenían en la calle, llamada ahora Rúa de Sor Lucía, y en el que se han formado varias generaciones de mujeres pontevedresas. Más tarde se trasladó a Tuy, para realizar el noviciado en el Convento que allí tienen estas religiosas, para regresar de nuevo a Pontevedra como religiosa Dorotea ocupándose en las tareas más humildes y pasando prácticamente desapercibida. En 1948 ingresa como Carmelita Descalza en el Monasterio de Santa Teresa de Coimbra, son pues más de veinte años viviendo en la provincia de Pontevedra.

En nuestra ciudad fue intervenida quirúrgicamente por el eminente cirujano D. Enrique Marescot, en el Sanatorio que él había fundado. De ahí arrancó una profunda amistad con él y sus familiares, que se ha mantenido fiel hasta el fallecimiento de la vidente. Además de encontrarse en diversas ocasiones en el Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Coimbra, departiendo en el locutorio familiarmente donde hablaban de Dios, de sus preocupaciones y de nuestra querida Pontevedra y de sus gentes, han mantenido una copiosa y entrañable correspondencia en la que se reflejan los sucesos familiares habituales: bodas, bautizos, defunciones, exámenes, enfermedades, fiestas de aniversario...  se percibe la honda humildad de un alma de Dios.
Hay detalles encantadores, como la petición de unos zuecos de madera, para trabajar en la. huerta o la ayuda para poder pasar por la frontera unas vidrieras para la iglesia del Monasterio y que resolverá un pontevedrés, el ingeniero de Industria Julio Muíños. Todos los años por Navidad, hasta estas últimas, esta familia le envió a Coimbra, para ella y las Carmelitas el mazapán elaborado por una pastelería pontevedresa.
Otra amistad, iniciada en Tuy y mantenida durante muchos años ha sido con las hermanas Teresa, Mercedes y Carmen Rodríguez Fonseca, que trabajaron en la Delegación de Hacienda de Pontevedra y vivieron en nuestra ciudad hasta el fallecimiento de Carmen, cuando ya había cumplido los noventa años. Al igual que la anterior familia, la correspondencia ha sido abundantísima y rebosante de humanidad y sentido sobrenatural.
Cientos de veces, y no exagero un ápice pues las he visto, la Hermana Lucia escribió el Nombre de Pontevedra en los sobres en los que escribía sus cartas o postales, con una caligrafía firme y clara, aún después de cumplir los noventa años.
Con gran visión histórica estas familias conservaron las cartas e incluso los sobres en las que fueron enviadas. Al poner este hecho en conocimiento de un experto en Historia de la Iglesia Contemporánea, que reside en Roma, me escribió: "Es un tesoro, lo que se ha salvado. En el futuro se lo agradecerán los historiadores, biógrafos y todo el que sepa lo que es Fátima y quién es la Hermana Lucia. "
Cuando se publique su Biografía y su Epistolario el querido nombre de Pontevedra aparecerá en muchas de sus páginas y será leído en todos los rincones del mundo donde la Iglesia esté presente. De hecho, gracias a la Hermana Lucia, ya se acercan a nuestra ciudad para rezar en la casa de las Apariciones cientos de personas de las más diversas procedencias y estoy seguro que en el futuro irá en aumento pues no es difícil aventurar, que la Hermana Lucia al igual que sus primos Jacinta y Francisco gozará de la gloria de los altares.
La vida de la Hermana Lucia ha transcurrido en cuatro lugares; Fátima, Coimbra, Tuy y Pontevedra.
En la historia milenaria de nuestra ciudad pienso que jamás nunca vivió en ella una persona con tanta proyección universal como esta humilde portuguesa elegida y bendecida por Dios y por "Nossa Señora". Esta proyección universal se agrandará todavía más por la vinculación tan extraordinaria que existe entre Fátima y Juan Pablo II, una personalidad egregia del siglo XX.
Hermana Lucia: "moito obrigado". Y no te olvides de Pontevedra y los pontevedreses.
(Fuente: archicompostela.org)