Se conoció oficialmente la Carta de los cuatro obispos al Papa
Actualidad Eclesial
A Su Santidad el Papa Benedicto XVI
Santidad,
Deseamos expresar agradecidamente a Vuestra Santidad nuestro profundo reconocimiento por el acto de Vuestra paterna bondad y de Vuestro valor apostólico, mediante el cual ha vuelto inoperante la medida que nos había afectado hace veinte años tras nuestra consagración episcopal. Vuestro decreto del 21 de enero del 2009 rehabilita en cierto modo al venerado fundador de nuestra Fraternidad sacerdotal, S. Exc. Monseñor Marcel Lefebvre. Nos parece que proporciona además un gran bien a la Iglesia, haciendo justicia a los sacerdotes y fieles del mundo entero apegados a la Tradición de la Iglesia, que ya no serán afrentados injustamente por haber mantenido la fe de sus padres.
En razón de este combate de la fe, aseguramos a Vuestra Santidad, como desea, «que no ahorraremos ningún esfuerzo para ahondar en las necesarias conversaciones con la Autoridad de la Santa Sede los temas aún pendientes», pues deseamos empezar lo más pronto que se pueda los intercambios, con los representantes de Vuestra Santidad, sobre las doctrinas en oposición con el Magisterio de siempre.
Mediante este camino aún necesario, que evoca Vuestra Santidad, esperamos ayudar a la Santa Sede a remediar de modo apropiado la pérdida de la fe en el interior de la Iglesia.
La Santísima Virgen Inmaculada ha guiado visiblemente los pasos de Vuestra Santidad y ahora Le seguirá otorgando su bondadosa intercesión. Seguros de ello, pedimos filialmente al Pastor universal que bendiga a sus cuatro hijos más apegados al Sucesor de Pedro y a su función de apacentar los corderos y ovejas del Señor.
Menzingen, 29 de enero de 2009
fiesta de San Francisco de Sales
- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)