ué en s Iglesias Orientales, la Liturgia recibe el nombre de "Divina Liturgia"? Los textos que anteriormente he presentado, dan la respuesta: 'Dios lo hace todo'... Los hombres somos meros espectadores de tan gran misterio, obrado por Dios.
Algunos pensamientos Litúrgicos muy importantes, que hablan sobre la profundización en la Teología Litúrgica tradicional en el nuevo Movimiento Litúrgico de nuestros tiempos:
Pequeño Comentario: ¿Es necesario entender todo lo que el sacerdote hace y dice? N0. Es necesario asociarse al gran Misterio de la Eucaristía para obtener las múltiples gracias de tan gran Misterio Divino. Lo siento, pero el argumento en pro de la Lengua Vulgar ha sido invalidado.
Segundo Comentario (y final): ¿Alguna vez se han preguntado por qué en las Iglesias Orientales, la Liturgia recibe el nombre de "Divina Liturgia"? Los textos que anteriormente he presentado, dan la respuesta: 'Dios lo hace todo'... Los hombres somos meros espectadores de tan gran misterio, obrado por Dios.
"Nuestra liturgia debería irradiar verdadera belleza, reflejando la belleza de Dios mismo y de lo que Él hace por nosotros en Cristo Jesús. Debería elevar nuestra alma – en primer lugar a través del intelecto y de la voluntad, pero también por medio de nuestros sentidos y emociones – para adorar a Dios, ya que estamos teniendo parte en el culto eterno del Cielo. En este valle de lágrimas, la Liturgia debería ser las estrella polar, un lugar de maravilla y consuelo en el día a día de nuestras vidas, un lugar de luz y de elevada belleza, más allá del alcance de las sombras mundanas. Muchas personas entran en contacto con la Iglesia, y a veces con la oración y con Dios, sólo a través de la Misa dominical. ¿Acaso no deberíamos ofrecer una experiencia de belleza y trascendencia, convincentemente distinta de nuestras vidas diarias? ¿No debería ser cada faceta de nuestra ofrenda proporcionada a la realidad divina?" (S.E.R. Mons. Walker Nickless, Obispo de Sioux City).
En la Sagrada Liturgia, es Cristo el que obra. Lo que es de una importancia extrema es que estemos interiormente unidos a Él en la ofrenda sacrificial que Él hizo una vez en la historia, y que es re-presentada en la celebración sacramental de la Liturgia. El Artista es el Señor. A nosotros nos toca estar unidos con Él. Así, el arte de celebrar bien no es tanto cuestión de una serie de acciones puestas juntas en una unidad armoniosa, sino que más bien se trata de una comunión profundamente interior con Cristo y con Su acción salvífica de entrega sacrificial. Esto significa que el sacerdote necesita sumirse en una actitud de fe y de oración profundamente reverente, totalmente concentrada y llena de anonadamiento. El sentido de sobrecogimiento del sacerdote debe ser tangible. Su deseo de vivir lo que está celebrando debe poder reconocerse en su vida. Además, la Sagrada Liturgia es una acción que ha sido confiada a la Iglesia. El celebrante no es el dueño de la Liturgia. No es algo suyo que pueda alterar. La Liturgia es un don, un tesoro, que debe ser respetado y recibido con sentido de reverencia, que debe ser protegido contra una inapropiada secularización. (Mons. Ranjith)
La participación activa no excluye la activa pasividad del silencio, la quietud, el escuchar: de hecho, la demanda. Los que dan culto no son pasivos, por ejemplo, cuando escuchan las lecturas o la homilía, o cuando siguen las oraciones del celebrante y los cantos y música de la Liturgia. Éstas son experiencias de silencio y quietud, pero son, a su manera, profundamente activas. La participación activa demanda que la comunidad entera sea adecuadamente instruida en los misterios de la Liturgia, de lo contrario la experiencia del culto degenera en una forma de ritualismo. Pero esto no significa un constante intento, dentro de la Liturgia misma, de hacer explícito lo implícito, dado que esto a menudo conduce a una verbosidad e informalidad que son ajenas al rito romano, y que terminan trivializando el acto de culto. Tampoco significa la supresión de toda experiencia subconsciente, experiencia vital en una liturgia que abunda en símbolos que hablan tanto a lo subconsciente como a lo consciente. El uso del vernáculo ciertamente ha abierto los tesoros de la Liturgia a todos los que toman parte en ella, pero esto no significa que la lengua latina, y especialmente los cantos tan magníficamente adaptados al genio del Rito Romano, deban ser completamente abandonados. Si se ignora la experiencia subconsciente en el culto, se crea un vacío afectivo y devocional, y la Liturgia puede transformarse en algo no sólo demasiado verbal, sino también demasiado cerebral. (WDTPRS).
Segundo Comentario (y final): ¿Alguna vez se han preguntado por qué en las Iglesias Orientales, la Liturgia recibe el nombre de "Divina Liturgia"? Los textos que anteriormente he presentado, dan la respuesta: 'Dios lo hace todo'... Los hombres somos meros espectadores de tan gran misterio, obrado por Dios.