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Han pasado cerca de 45 años desde el final del Concilio Vaticano II y, nunca como ahora, desde varias partes, está surgiendo un intenso y profundo debate sobre las enseñanzas y las implicaciones de este acontecimiento eclesial. Entre las diversas interpretaciones, los Pontífices que han tomado parte personalmente en el Concilio (como Pablo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI) han sostenido una lectura de acuerdo a la llamada “hermenéutica de la continuidad”, según la cual el Concilio no se pone en contraste con el milenario “depositum fidei” propio de la tradición católica. Como explicó el Pontífice Benedicto XVI durante su visita a Fátima, según este tipo de lectura no hay ruptura entre modernidad y tradición.
Para comprender lo que el Papa ha confirmado como “hermenéutica de la continuidad”, la asociación Vera Lux organizó en San Marino un encuentro de estudio sobre el tema: “Passione della Chiesa. Amerio e altre vigili sentinelle”. El congreso parte de la obra del teólogo Romano Amerio (1905-1997) “Iota Unum. Estudio sobre las variaciones de la Iglesia Católica en el siglo XX”, para proponer una articulada investigación sobre el período post-conciliar. Intervendrán en el congreso, entre otros, don Nicola Bux, el profesor Matteo D’Amico y el padre Giovanni Cavalcoli O.P.
La jornada de estudios será presidida, y concluida con una reflexión sobre la figura de Benedicto XVI, por monseñor Luigi Negri, obispo de San Marino-Montefeltro. Considerando el gran interés que está naciendo en torno al Congreso, Zenit ha realizado algunas preguntas a Mons. Negri.
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¿Usted conoció personalmente a Amerio?
Conocí personalmente a Romano Amerio porque recibí de él una sugerencia muy precisa para orientar mis estudios de filosofía sobre la personalidad de Tomás Campanella, a quien él dedicó una consistente parte de su actividad de estudio y de enseñanza. Le debo el redescubrimiento de este gran autor que normalmente la historiografía laicista hace pasar como uno de los precursores de la revuelta moderna contra la tradición católica y que, en cambio, es un singular testigo de un catolicismo que ciertamente reconquista a partir de más de una falla frente a una mentalidad laicista. Este es el motivo de gran gratitud que tengo hacia Amerio, quien, por otro lado, ha sido por décadas profesor en el Liceo Cantonal de Zurich, uno de los puntos de mayor impacto cultural no sólo para el Cantón del Tesino sino también para buena parte de Italia.
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La discusión sobre la hermenéutica del Concilio Vaticano II, sobre la que Amerio ha reflexionado y escrito mucho, es de gran actualidad. En el famoso volumen – “Iota Unum” -, traducido a varias lenguas, Romano Amerio habla de lo que sucedió en el Concilio Vaticano II y de la crisis post conciliar, indicando aquellas fisuras en la solidez de la fe que todavía hoy hieren a la Iglesia. ¿Podría ilustrarnos el sentido y la razón de este análisis crítico?
La lectura desapasionada, a tantos años de distancia, del libro “Iota Unum”, es la demostración de que Amerio había intuido cómo se estaba operando una fractura entre la tradición y un cierto modo de interpretar el Concilio Vaticano II. Por lo tanto, representa un testimonio inteligente y vivido hasta el fondo, expresado no sin sufrimiento por esta fractura que se estaba delineando y en la cual la interpretación “modernista” o, como le gustaba decir a él, “neotérica” del Concilio corría el riesgo de poner en crisis todo un dato de la tradición, de la cual no se podía prescindir. En su libro, se muestra claramente la situación tal como la ha indicado Benedicto XVI diciendo que ya es necesario cerrar el tema de la contraposición entre las hermenéuticas y tomar el camino de la continuidad hermenéutica. Por otro lado, que en esta re-lectura del Concilio – o, mejor dicho, de todo lo que se ha provocado dentro y fuera del Concilio – realizada por Amerio algunas veces haya un poco de vehemencia es algo que resulta perfectamente comprensible.
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¿Cuál es la principal contribución que esta jornada de estudios podrá ofrecer?
Yo participaré en esta conferencia como expositor, hablando de Benedicto XVI, y estoy feliz de acoger esta jornada de estudios en San Marino porque pienso que en la línea del magisterio de Benedicto XVI puede representar una contribución sobre algunos nudos muy importantes de la historia reciente de la teología que, una vez recuperados de modo crítico, podrían favorecer el diálogo y el desarrollo de la así llamada hermenéutica de la continuidad.
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Sobre las motivaciones que llevaron a la organización de la jornada hemos hecho algunas preguntas a uno de los promotores, Lorenzo Bertocchi, estudioso de Historia del Cristianismo y perteneciente al Centro Cultural “Vera Lux” de Bolonia.
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¿Por qué habéis decidido dedicar un Congreso a Romano Amerio?
Desde los orígenes, la Iglesia ha vivido siempre sufrimientos y hostilidades provenientes tanto de su interior como desde fuera de ella, pero ha podido contar con la presencia de “centinelas” que, por gracia de Dios, han sabido iluminarla sobre los peligros y los riesgos. Entre los peligros debe ser contado también el tema de la correcta interpretación del Concilio Ecuménico Vaticano II. De hecho, a partir del famoso discurso a la Curia Romana del 2005, varias veces Benedicto XVI ha vuelto sobre el tema de la así llamada hermenéutica de la continuidad. La confusa interpretación del Concilio, de hecho, no está privada de consecuencias para la vida de la Iglesia. En este contexto, Romano Amerio con su obra “Iota Unum” ha propuesto un articulado análisis sobre el atormentado período post-conciliar. No por casualidad el libro se cierra con estas palabras: “Custos quid de nocte?” (Isaías 21, 11). Es por eso que el Congreso pone una particular atención en Amerio, pero va más allá, subrayando la obra de otros “centinelas” como el Siervo de Dios P. Tomas Tyn O.P. y sobre todo el Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.
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¿Cuáles son los fines que os proponéis alcanzar con el Congreso?
Para responder, quisiera citar un pasaje de Benedcto XVI en la audiencia general del pasado 10 de marzo: “Gracias a Dios, los timoneles sabios de la barca de Pedro, el Papa Pablo VI y el Papa Juan Pablo II, por una parte defendieron la novedad del Concilio y, por otra, al mismo tiempo, defendieron la unicidad y la continuidad de la Iglesia, que siempre es Iglesia de pecadores y siempre es lugar de gracia”. La jornada de estudios promovida por el Centro Cultural Vera Lux quiere, por lo tanto, animar el debate encaminado a desarrollar “la unicidad y la continuidad de la Iglesia” en el surco del Magisterio y en la conciencia de que la claridad doctrinal no es sólo un hecho elitista o intelectualista sino que tiene consecuencias importantes para todo el pueblo de Dios que fácilmente puede ser confundido por errores o interpretaciones heterodoxas.
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Traducción: La Buhardilla de Jerónimo