CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. Monseñor Ottavio Michelini
SOY HOMBRE
PECADOR
Te creo, oh Jesús mío, Uno, con
el Padre y con el Espíritu Santo en la Unidad de naturaleza, esencia y de
voluntad y en la Trinidad de personas.
Jesús, tómame de la mano y arrástrame
donde, como y cuando quieras Tú. Sé en mí fermento de transformación
sobrenatural, de purificación, día y noche pero especialmente en la Santa
Misa.
Jesús mío, ¡acéptame como soy para
volverme como Tú quisieras que yo fuera! Enséñame tus caminos y condúceme por
ellos.
Jesús, sé Tú quien dirija mis pasos en
la realización de tu Voluntad. Revélame, oh Señor, tus pensamientos y tus
deseos, y ayúdame a ponerlos en práctica en la vida de cada día.
Sé }tú, oh Jesús, en mí en le creer y
en esperar, en amar y confiar; se Tú en mí en el callar y aceptar, en el sufrir
y ofrecer. Sé Tú en mí en el rezar y adorar, en el hablar, en el vivir en
mí.
Jesús mío, auméntame sin límites la fe,
la esperanza la caridad; acrecienta ilimitadamente la sabiduría, la justicia y
la fortaleza, la piedad, el temor de Dios y la templanza.
Jesús, dame sin medida la seguridad y
la confianza, la humildad y el arrepentimiento, el abandono y el espíritu de de
mortificación y de obediencia, de pobreza y de pureza.
Revive en mí, o Jesús, tu paciencia y
mansedumbre, tu clemencia. Jesús mío, ten piedad de mí: soy hombre
pecador.
AMARTE SIN
LÍMITES
Señor soy menos que gusano, un
puñado de polvo, Dios mío soy solamente pecado.
De Tí he recibido todo: de Tí la vida,
la gracia y la luz. Tú solo eres Grande, eres el Santo, Tú el Omnipotente y el
Omnisciente; Tú solo el Omnipresente.
Señor, si yo te amo es porque Tú me has
dado el amor.
Si yo espero en Tí es porque me has
dado la esperanza.
Señor, si yo creo en Ti es porque Tú me
has dado la fe, Señor mío Tú eres el Todo, yo la nada; Tu la Luz, yo las
tinieblas; Tú La vida, yo la muerte; Tú la Verdad, yo el error. Señor yo soy la
necedad, Tú eres la Sabiduría.
Dios mío, has puesto desde la eternidad
tu mirada misericordiosa en mí, que soy como un gusano que se arrastra en el
polvo.
Ven, Oh Jesús mío, con el Padre y el
Espíritu Santo, ven a tu "gotita de agua que cae hacia abajo", Ella te quiere
amar sin límites y sin limitaciones pero no podrá si Tú no vienes a ella. Sé por
tanto Tú el alma de mi alma, dame tu Espíritu que es fuego que arde y que
transforma, que ilumina y calienta, que purifica y vivifica.
Sé Tú el alma de mi corazón, de mi
cuerpo, de toda mi vida. Sólo así, Jesús, puedo amarte verdaderamente sin
límites.
Así quiero amarte por el tiempo que no
te he amado, por aquellos que desde el principio no te han amado, por quien
actualmente no te ama y por los que no te amarán hasta la consumación de los
siglos; te quiero amar por los condenados que te odiarán por la
eternidad.
Corazón misericordioso de Jesús, ten
piedad de mí. Soy un hombre pecador.
AMIGOS DEL SANTÍSIMO
SACRAMENTO
"Hijo mío, escribe:
Yo, Jesús, quiero una institución que
desarrolle de todas las maneras la fe, la devoción, amor y el culto a Mí,
realmente presente en el Misterio de fe y de amor por excelencia, la
Eucaristía.
1. A esta Pía Unión podrán adherirse
todos, niños y niñas, muchachos y muchachas, hombres y mujeres sin
discriminación de edad.
2. Su finalidad es la de favorecer en
si mismos y en los demás, en todas las formas aprobadas por la Iglesia, la fe y
el amor a Mí, realmente presente en el Misterio Eucarístico.
3. Su objetivo es:
-La visita diaria a Mí en la Iglesia, o
al menos una visita y comunión espiritual hecha en casa si no es posible ir a la
iglesia.
-La Santa Comunión (al menos)
semanal.
La hora de adoración al menos
mensual.
La reunión una vez al mes.
Es bueno tener un pequeño registro con
el nombre de los que se adhieren.
5. Es función del Párroco o quien haga
las veces, la dirección del grupo y el desarrollo de las catequesis de la
Eucaristía en las reuniones, y estimular, con el ejemplo y con la palabra, el
amor a Mí en el Santísimo Sacramento.
Esta Pía Unión será llamada: "Amigos
del Santísimo Sacramento".
Yo, Jesús, deseo vivamente esto; no se
pierda tiempo"
Algunos sacerdotes han acogido ya la
invitación (3 Diciembre 1975) y algunas asociaciones, en el silencio y el
fervor, están ya germinando.
Se tenga presente que:
La Pía Unión será dirigida por un
consejo formado por el Director, un secretario, un tesorero (para las ofrendas
que puedan venir; no se moleste sin embargo ninguno en pedir) y por dos o tres
consejeros, nombrados por la asamblea de los adherentes.
El tema de las reuniones será siempre y
solamente eucarístico, además de las propuestas y discusiones sobre los medios
más convenientes para hacer vivir la Pía Unión.
Satanás no quiere ciertamente esta Pía
Unión y no faltará de crear obstáculos. Hace falta resistir y contraatacar,
quemando etapas con la oración, especialmente con el Rosario.
Jesús (y con Él la Madre Celeste) mira
con complacencia a todos aquellos que tomen seriamente a pecho Su invitación.
Esta Pía Unión no es más que una actualización de las Confraternidades del
Santísimo Sacramento.
CONFIDENCIAS DE JESÚS A UN SACERDOTE. (Monseñor Ottavio Michelini)
Hijo, te he dicho repetidamente que Yo soy el Amor, donde
hay amor estoy Yo.
Yo Soy el Amor Infinito, Eterno, Increado, venido a la
tierra a reconciliar y por consiguiente reunir con Dios a la humanidad arrancada
del odio.
El amor por su naturaleza tiende a la unión, como el odio
por su naturaleza tiende a la división. Nosotros somos Tres, pero el Amor
Infinito nos une íntimamente en Uno solo, en una sola naturaleza, esencia y
voluntad. El amor me ha llevado a Mí, Verbo eterno de Dios hecho carne, a
inmolarme a fin de que se diese a todo hombre la posibilidad de unirse en Mí a
Dios, y formar Conmigo una sola cosa, como Yo soy una sola cosa con mi Padre que
me ha enviado.
Hijo, desde hace más de cien años el Materialismo como
sombra oscura y densa, envuelve buena parte de la humanidad.
Él ha ofuscado también en mi Cuerpo Místico, esto en el
alma de muchos fieles y sacerdotes, el dogma de la Comunión de los Santos que es
una realidad espiritual grandiosa, viva, verdadera y operante en Cielo y
tierra.
No hay términos aptos para explicar su grandeza, potencia
y actuación vibrante de amor y de vida. No hay palabras en vuestro lenguaje,
aptas para hacer comprender el invisible, misterioso intercambio que encuentra
su centro en mi Corazón misericordioso.
Pocas son las almas que han comprendido, y pocos son
también los sacerdotes que, además de creer abstractamente, viven activamente en
esta Comunión con los bienaventurados comprensores del Paraíso, con las almas en
espera en el Purgatorio y con los hermanos militantes en la tierra.
La muerte, contrariamente a los prejuicios con respecto a
ella, no pone fin a la actividad de las almas. La muerte que, con palabra más
precisa deberiais llamar "tránsito", es un pasar del tiempo a la eternidad, que
no es poner fin a la actividad del alma, sea en el bien, sea en el
mal.
LA FAMILIA DE DIOS.
En cualquier familia ordenada en el amor, cada miembro
que la constituye, concurre al bien común en un intercambio de bienes dados y
recibidos en una comunión armoniosa.
En un grado con mucho superior, así es en la gran Familia
de todos los hijos de Dios: militantes en la tierra, en espera en el Purgatorio
y bienaventurados en el Paraíso.
Por tanto es necesario, con el fin de volver cada vez más
rica de frutos divinos la fe en esta Realidad divina y humana, brotada de mi
inmolación en la Cruz, tener sobre ella ideas precisas.
Se debe:
1) Creer firmemente en le dogma de la Comunión de los
Santos.
2) Cuando se habla de la familia de los hijos de Dios,
los sacerdotes deben dejar bien claro que a esta familia pertenecen los
peregrinos en la tierra, las almas en espera en el Purgatorio y los justos del
Paraíso, esto es los santos.
3) Los sacerdotes (muchos de los cuales ponen el acento
casi exclusivamente en las cuestiones sociales en favor de los hermanos
militantes, deplorando con razón las injusticias perpetradas) olvidan casi
siempre las injusticias más graves hechas en perjuicio de los hermanos que están
en el Purgatorio.
Para tal gravísima omisión se necesita o no creer en el
Purgatorio o no creer en el tremendo sufrimiento al que las almas purgantes
están sometidas.
La necesidad de ayuda de las almas en espera es bastante
más grande que la de la criatura humana que más sufre en la
tierra.
El deber en fin de caridad y de justicia hacia las almas
en pena es mas acuciante para vosotros en cuanto que, no raras veces, hay allí
almas purgantes que sufren por culpa de vuestros malos ejemplos, porque habéis
sido cómplices con ellas en el mal o en cualquier forma ocasión de
pecado.
Si la fe no es operante, no es fe.
ORACIÓN DE MONSEÑOR OCTTAVIO
MICHELINI
SOY UN HOMBRE PECADOR
Te creo, oh Jesús mío, Uno, con el Padre y con el
Espíritu Santo en la Unidad de naturaleza, esencia y de voluntad y en la
Trinidad de personas.
Jesús, dame una correspondencia sensibilísima e
inmediata, generosa, valerosa y perseverante.
Jesús, tómame de la mano y arrástrame donde, como y
cuando quieras Tú. Sé en mí fermento de transformación sobrenatural, de
purificación, día y noche pero especialmente en la Santa Misa.
Jesús mío, ¡acéptame como soy para volverme como Tu
quisieras que yo fuera! Enséñame tus caminos y condúceme por ellos. Jesús, sé Tú
quien dirija mis pasos en la realización de tu Voluntad.
Revélame, oh Señor, tus pensamientos y tus deseos, y
ayúdame a ponerlos en práctica en la vida de cada día. Sé Tú, oh Jesús, en mí en
el creer y en esperar, en amar y confiar; se Tú en mí en el callar y aceptar, en
el sufrir y ofrecer. Sé Tú en mí en el rezar y adorar, en el hablar, en el vivir
en mí.
Jesús mío, auméntame sin límites la fe, la esperanza, la
caridad; acrecienta ilimitadamente la sabiduría, la justicia y la fortaleza, la
piedad, el temor de Dios y la templanza.
Jesús, dame sin medida la seguridad y la confianza, la
humildad y el arrepentimiento, el abandono y el espirita de mortificación y de
obediencia, de pobreza y de pureza. Revive en mí, o Jesús, tu paciencia y
mansedumbre, tu clemencia.
Jesús mío, ten piedad de mí: soy un hombre
pecador.