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de enero ole 1944. Iglesia de Fresne. "Piensa, hija, en el gozo que
tuvieron los reyes de la
Epifanía.
El que Me encuentra, encuentrá los gozos más grandes que son posibles sobre la
Tierra
pero
es preciso buscarme, no
solamente una vez o dos, sino de manera continua; porque vuestra
flaqueza Me pierde continuamente de vista
por las distracciones de la vida diaria. Los ojos que Me
miraban se ponen a mirar hacia otra
parte y su atención se desperdicia por aquí y por allá.
Entonces Yo Me retiro y es pre-ciso que
os pongáis de nuevo a buscarme. Ben-dita búsqueda, ya
que es seguro que Me volve-réis a
encontrar. ¡Si pudiérais vosotros conser-varme como Yo os
conservo en Mí! Pues no os dejo ni un
instante. Tú sabes que eres Mi hija muy querida, no
obstante tus miserias: ¿es
de-masiado pedir, entonces, si espero
de ti la inti-midad de todos los momentos de tu día? ¿Que
Me lo des todo, sin retornos sobre ti
misma? ¿Que te instales en Mi Corazón, sin distancia alguna
entre el Mío y el tuyo, para darme
gusto y consuelo? ¿Es mucho si te pido que olvides la cosas de
este mundo para vivir por anticipado de
las alegrias del outro? ¿Me excedo acaso sí te pido que
estes más adentro en la compañía de los
santos y de los ángeles? Tienes que empe-zar ya a
balbucear el lenguaje del Cielo, donde
se canta eternamente con Amor ‘Gloria, Honor y Bendición
a nuestro Dios tres veces Santo'. La
Vida del Cielo es una constante
variación sobre este tema. Piensa en Ella, pues al final es lo úni-co
que importa. Soy Yo Quien te habla. Si
supieras cuán grande es Mi Deseo de daros el Cielo, para lo
cual lo sufrí todo, te harías santa
nada más para apagar la Sed de esste Deseo. Yo, por mi parte,
asisto a todos tus movimientos
interiores como un avaro que asiste a una parti-da en la cual
puede salir ganando. Y si tu alma se
vuelve hacia Mí espontáneamente, con dulzu-ra y por sus
motivos, no ha habido nunca un
Conquistador tan orgulloso de sus victorias como lo estoy Yo de
haber ganado una batalla. Tú eres el
premio de Mis Sudores en Gethsenma-ní; eres para Mí como
la respuesta; y el Padre te mira.
13 de enero. Iglesia de Fresne. Yo decia: "¡Oh, Verdad' Te adoro." Me
dijo: "Sí, Yo Soy la
Verdad.
El pecado es mentira, error y tiniebla. Toda virtud es verdad, como lo es el
deseo del Bien
y
el trabajo por la Justicia. Más tarde verás que sólo la Verdad importa, por lo
mismo que sólo Dios
importa.
Nada estimes fuera de Mí. Fuera de Mí hay placeres aparentes, pero sólo en Mí
hay
felicidad.
Al crear al hombre puse en el fondo de su ser el sentido de la verdad, pues lo
hice a Mi
imagen
y semejanza. Cuando peca contra su conciencia, deja Mi semejanza y se hace
ignominioso;
pero
el alma que se esfuerza y con sacrificios tiende a acercarse a Mí, perfecciona
su semejanza
conmigo.
Algunas hay que de tal manera supieron copiar, rasgo a rasgo, el Rostro de
Cristo, que
aparecieron
en el Cielo como si fueran Cristo mismo. ¡La gloria que llevan consigo! Porque
cada
uno
de vuestros actos tiene su resonancia en el Cielo o en el Infierno. Grandes
verdades son éstas
que
has de meditar sobre Mi Corazón. Manténte bajo Mi Mirada, querida hija. Te voy
siguiendo,
porque
te amo,"
20 de enero de 1944. Iglesia de Fresne. "¿Te fijaste en lo contento que se
puso aquel
perrito
cuando, tú lo acariciabas? ¿Y te escandalizarás si te digo que Mi Alegría es
comparable a la
suya?
El consuelo en la hora de Mi Agonía. Lo comprenderías si supieras a cuánto
llega la
indiferencia
del mundo, casi de todo el mundo; pues son realmente pocos Mis amigos íntimos.
Entonces
es como una gran riqueza para Mí cuando alguno de ellos viene a hacerme
compañía en
esta
hora de amargura. No temas ser demasiado tierna conmigo, ni temas hablarle
mucho a tu
Bienamado.
Quéjate de ti misma y dime: '¿Cuándo me curarás, Amigo mío, de esto y de
aquello?'
Porque
hay en ti tantas cosas que son indignas de Mí. Hazte pequeña pensando en esto y
esconde
todas
esas fealdades en Mi Corazón, que es para vuestras almas como un Hospital en
que se
curan.
"¿La
consigna para este año? 'Espera en Mí', Yo Soy infinito, Soy el Amor y nunca se
Me
acaban
los recursos para ayudarte. Piérdete pues en Mí. Déjame la direción de tu vida:
como un
ninito
ciego que saltara contento y seguro llevado de la mano. Eres Mía, ensancha tu
corazón en la
paz
y sé feliz puesto que eres Mía. Guarda tu mirada para responder a la Mía. Que
ninguna
ocupación
te ocupe realmente por entero, fuera del cuidado por las almas y por el
advenimiento
de
Mi Reino." Yo: "Señor, ¿cómo podría yo hacer que las almas vinieran
todas a Ti como un vuelo
de
palomas?" El: "Ora, habla de Mí. No admitas ninguna falsa vergüenza
de poner Mi Nombre en
tus conversaciones. De Mi Nombre, cuando se pronuncia, llueven las Gracias y tú ya lo sabes. ¡Qué
pocas son las veces en que el Nombre de Dios figura en las conversaciones humanas de todo un
día!
Y sin embargo, todos se mueven en Mí y Yo los he salvado a todos. ¿No sería lo
más natural
que
todos pensaran en Mí? Pero es de otro modo; entonces, tú, Mi pequeña, repara.
Cuando tú
eras
niña y alguien había lastimado a tu buena Jenny, que bien sabías cómo
consolarla! Y YO soy
más
que Jenny. Qué, ¿no habrá en tu intimidad más escondida un lenguaje desconocido
para los
otros
y reservado a Mí? Lenguaje en el cual las palabras no son necesarias. Simples
dulzuras,
amores,
agradecimientos, impulsos, impacien-cias de finalmente encontrarme. Sumisiones,
deseos
de
Mi Gloria, júbilos por Mi Felicidad en el Seno de Mi Padre. Olvídalo todo para
no pensar sino en
Mí.
¿Cómo podrías agitarte por outra cosa, por otra persona? Yo Soy El que Es. Sé
Mía."
27 de enero de 1944. En mi aposento:
"Señor, escucho” El: "¿Te habrías atrevido a pensar
en
la Muerte de un Dios y en una Muerte como la que Yo tuve? ¿La Muerte de un Dios
que muere
por
Su creatura? Tampoco es posible que concibas jamás la Ternura refinada,
preciosa y sin
medida
de Mi Amor. ¡Hija! Si los santos pudieran hablarte, ¡qué prisa tendrías tú de
beber con
ellos
en los torrentes del Amor divino! Consagra los últimos días de tu vida a
preparar tu entrada al
Mundo
celestial. ¿Recuerdas tus dieciocho años y tu entrada en el mundo terrestre de
la
sociedad?
¡Con qué cuidado se preparaba todo! Pero, ¿cuánto valía todo eso en comparación
con
tu
entrada en el Cielo? Concédele, pues, una atención de todos los instantes.
Cuida bien de tu
presentación,
nunca estarás demasiado bella. Pide prestados a todos los que te aman sus
mejores
diamantes:
Mis Méritos y los de Mi Santísima Madre, para cubrir tus harapos. Te formarán para
tu
entrada
como un manto regio, como para que en el Cielo se diga: '¿Quién es ésta que
camina del
Brazo
de su Bien Amado? No estés sola: no hay sobre la Tierra quien te esté más
cercano que Yo.
¡Gran
pensamiento éste de que te estoy Presente! Se suele hablar de la Presencia de
Dios. Tú,
piensa
en la Presencia de tu gran Amigo, del Unico, del incompara-ble, de la Visión de
mañana. La
Presencia
del Amor eterno en ti, en torno tuyo. Vives como sumergida en Mí, de día y de
noche.
¿No
te es inmensamente dulce pensar que estás sumergida, no en la indiferencia,
sino en el
Amor?
Abre tu corazón cuan grande es. Engrandece tu Esperanza y muéstrame tu
alegría."
27 de enero de 1944. En mi aposento:
"Se-ñor, escucho” El: "¿Te habrías atrevido a pensar
en la Muerte de un Dios y en una Muerte
como la que Yo tuve? ¿La Muerte de un Dios que muere
por Su creatura? Tampoco es posible que
conci-bas jamás la Ternura refinada, preciosa y sin
medi-da de Mi Amor. ¡Hija! Si los
santos pudieran hablarte, ¡qué prisa tendrías tú de beber con
ellos en los torrentes del Amor divino!
Consagra los últimos días de tu vida a preparar tu entrada al
Mundo celestial. ¿Recuerdas tus
dieciocho años y tu entrada en el mundo terrestre de la
sociedad? ¡Con qué cuidado se preparaba
todo! Pero, ¿cuánto valía todo eso en comparación con
tu entrada en el Cielo? Concédele,
pues, una atención de todos los instantes. Cuida bien de tu
presentación, nunca estarás demasiado
bella. Pide prestados a todos los que te aman sus mejores
diamantes: Mis Méritos y los de Mi
Santísima Madre, para cubrir tus harapos. Te formarán para tu
entrada como un manto regio, como para
que en el Cielo se diga: '¿Quién es ésta que camina del
Brazo de su Bien Amado? No estés sola:
no hay sobre la Tierra quien te esté más cercano que Yo.
¡Gran pensamiento éste de que te estoy
Presente! Se suele hablar de la Presencia de Dios. Tú,
piensa en la Presencia de tu gran
Amigo, del Unico, del incompara-ble, de la Visión de mañana. La
Presencia del Amor eterno en ti, en
torno tuyo. Vives como sumergida en Mí, de día y de noche.
¿No te es inmensamente dulce pensar que
estás sumergi-da, no en la indiferencia, sino en el
Amor? Abre tu corazón cuan grande es.
Engrandece tu Espe-ranza y muéstrame tu alegría."
27 de enero, iglesia de Fresne. Yo: "Se-ñor, aquí estoy, delante de Ti,
preparada para
escucharte."
El: "Mis Palabras no
pueden tomar otra coloración que no sea la del Amor. Parece
que repito, pero el Amor es siempre
nuevo. Ese Amor de Dios, del cual viviréis por toda la
Eter-nidad. Es imposible que te
imagines la Fuerza, la Dulzura, el Encanto y la Penetración de ese
Amor, porque no puedes imaginarte, tú
finita, al Infinito. En Mi Pasión puedes ver los extre-mos de
ese Amor, cuyos frutos exceden cuanto
vosotros pudiérais esperar. ¿Habrías tú
sido capaz de
pensar
en que un Dios muriera por Su creatura y con una Muerte como la Mía?"
1354.
3 de febrero. Iglesia de Fresne. "¿Crees realmente a fondo, hija, todo lo
que Me dices?
Húndete
más y más en la Fe. Vive con más intensidad. Háblame como si Me vieras, pues bien
sabes que estoy contigo. Dondequiera
que te encuentres, encuéntrame. Amame como a un Ser vivo, pues Lo estoy, en Mi Cuerpo glorificado y honrame en este
Cuerpo que fue martirizado y
muerto
por tus pecados. Cuidalo. Repósalo. Guárdalo contigo, de dia y de noche. Se
arrastró por
la
tierra como un gusano y perdió Su Belleza por vosotros. ¡Si Lo hubieras visto
en el
descendimiento
de la Cruz, Mis Miembros deformes sobre el regazo de Mi Madre!
"Aquél
no era ya Mi Rostro, la Mirada estaba extinta. Yo vivi al parejo de vosotros Mi
última Hora.
Une
pues, ya desde ahora, tu muerte á la Mía; estemos siempre juntos, pero de modo
especial en
la
última hora. Como los miembros de una familia, que en el momento del peligro se
echan unos
en
brazos de los otros. Y tú te apretarás conmigo cuando sientas que se acerca tu
fin. Entonces
tendrás
el impulso perfecto; te desprenderás de todo lo que te rodea y te apoyarás
amorosamente
en Mi Corazón. ¡Qué corta es, hija Mía, tu vida terrestre! Todo se queda a
medio
camino.
¿Sientes que tu morada está más Allá? No hay para qué retrasarse aquí abajo.
Mañana
será
la otra vida. ¿No tienes ya muchas ganas de verme y de conocerme mejor? Este
deseo,
pídemelo;
Yo puedo darte todo lo que te falta. En realidad, pides poco. No temas cansarme, ni ser
importuna conmigo; eres Mi hija y, nada
de ti puede fatigarme. Recuerda a aquella madre
jovencita que decía: `Cuando tengo a mi
hijo entre los brazos, me olvido del mundo'. Y
sin
embargo,
su amor de madre no es nada comparado con el Mío. Porque su amor, Yo lo doy y el
Amor que Yo os tengo, (nadie Me lo da)
es el Amor de un Dios. Es la divina Locura. Así
pues, no
temas.
Pide. Desea y agradece al Amor. Llámate a ti misma 'pequeña hija de Dios' y
esto te dará un
sentimiento
nuevo."
El
y Yo Diario de Gabriela Bossis
www.jesussalvamifamilia.org
Dios
tiene el poder para salvar tu matrimonio
Comienza
por el Paso1 “TU CONVERSIÓN”: Jesús y yo
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