terça-feira, 5 de novembro de 2013

El y Yo Diario de Gabriela Bossis : Si pudiérais vosotros conservarme como Yo os conservo en Mí !


El y Yo Diario de Gabriela Bossis

 
  6 de enero ole 1944. Iglesia de Fresne. "Piensa, hija, en el gozo que tuvieron los reyes de la

Epifanía. El que Me encuentra, encuentrá los gozos más grandes que son posibles sobre la Tierra

pero es preciso buscarme, no solamente una vez o dos, sino de manera continua; porque vuestra

flaqueza Me pierde continuamente de vista por las distracciones de la vida diaria. Los ojos que Me

miraban se ponen a mirar hacia otra parte y su atención se desperdicia por aquí y por allá.

Entonces Yo Me retiro y es preciso que os pongáis de nuevo a buscarme. Bendita búsqueda, ya

que es seguro que Me volveréis a encontrar. ¡Si pudiérais vosotros conservarme como Yo os

conservo en Mí! Pues no os dejo ni un instante. Tú sabes que eres Mi hija muy querida, no

obstante tus miserias: ¿es

de-masiado pedir, entonces, si espero de ti la inti-midad de todos los momentos de tu día? ¿Que

Me lo des todo, sin retornos sobre ti misma? ¿Que te instales en Mi Corazón, sin distancia alguna

entre el Mío y el tuyo, para darme gusto y consuelo? ¿Es mucho si te pido que olvides la cosas de

este mundo para vivir por anticipado de las alegrias del outro? ¿Me excedo acaso sí te pido que

estes más adentro en la compañía de los santos y de los ángeles? Tienes que empe-zar ya a

balbucear el lenguaje del Cielo, donde se canta eternamente con Amor ‘Gloria, Honor y Bendición

a nuestro Dios tres veces Santo'. La

Vida del Cielo es una constante variación sobre este tema. Piensa en Ella, pues al final es lo úni-co

que importa. Soy Yo Quien te habla. Si supieras cuán grande es Mi Deseo de daros el Cielo, para lo

cual lo sufrí todo, te harías santa nada más para apagar la Sed de esste Deseo. Yo, por mi parte,

asisto a todos tus movimientos interiores como un avaro que asiste a una parti-da en la cual

puede salir ganando. Y si tu alma se vuelve hacia Mí espontáneamente, con dulzu-ra y por sus

motivos, no ha habido nunca un Conquistador tan orgulloso de sus victorias como lo estoy Yo de

haber ganado una batalla. Tú eres el premio de Mis Sudores en Gethsenma-ní; eres para Mí como

la respuesta; y el Padre te mira.


 
27 de enero de 1944. En mi aposento: "Se-ñor, escucho” El: "¿Te habrías atrevido a pensar
en la Muerte de un Dios y en una Muerte como la que Yo tuve? ¿La Muerte de un Dios que muere
por Su creatura? Tampoco es posible que conci-bas jamás la Ternura refinada, preciosa y sin
medi-da de Mi Amor. ¡Hija! Si los santos pudieran hablarte, ¡qué prisa tendrías tú de beber con
ellos en los torrentes del Amor divino! Consagra los últimos días de tu vida a preparar tu entrada al
Mundo celestial. ¿Recuerdas tus dieciocho años y tu entrada en el mundo terrestre de la
sociedad? ¡Con qué cuidado se preparaba todo! Pero, ¿cuánto valía todo eso en comparación con
tu entrada en el Cielo? Concédele, pues, una atención de todos los instantes. Cuida bien de tu
presentación, nunca estarás demasiado bella. Pide prestados a todos los que te aman sus mejores
diamantes: Mis Méritos y los de Mi Santísima Madre, para cubrir tus harapos. Te formarán para tu
entrada como un manto regio, como para que en el Cielo se diga: '¿Quién es ésta que camina del
Brazo de su Bien Amado? No estés sola: no hay sobre la Tierra quien te esté más cercano que Yo.
¡Gran pensamiento éste de que te estoy Presente! Se suele hablar de la Presencia de Dios. Tú,
piensa en la Presencia de tu gran Amigo, del Unico, del incompara-ble, de la Visión de mañana. La
Presencia del Amor eterno en ti, en torno tuyo. Vives como sumergida en Mí, de día y de noche.
¿No te es inmensamente dulce pensar que estás sumergida, no en la indiferencia, sino en el
Amor? Abre tu corazón cuan grande es. Engrandece tu Espe-ranza y muéstrame tu alegría."
17 de febrero. Iglesia de Fresne. Yo pensaba en todas Sus Gracias y Le dije: "Señor, cómo
me colmas, ¿qué puedo hacer para agradecértelo? Me dijo: "Hazme compañía con más asiduidad.
No puedes imaginarte lo que es para Mí que se Me trate como a Amigo íntimo. ¡Es algo tan raro!
Yo gozo del afecto como Hombre que Soy y lo mismo que a ti, Me gusta que Mis amigos descansen
en Mi Compañía. A Mí, como a ti, Me gusta ser deseado y que se Me haga depositario de los
secretos. Así pues, búscame y no Me dejes ir. Dame una compañía fiel y gozosa. "Esta mañana,
después de la comunión, pensabas en Mis Miembros dislocados y saludabas Mis Sufrimientos
indecibles; y Me llamabas 'Rey de
los mártires' y estabas cerca de Mí, en Mí. Haz eso mismo en el curso del día. Piensa en las
diversas etapas y momentos de Mi Vida y quédate ahí cerca. Para Mí el tiempo no existe. ¿Lo
crees?
"Entonces habrás estado en Mí, muy feliz, como Mis apóstoles, y de esta manera, Mi Vida puede
prolongarse hasta el fin del mundo, en la vida de todos los hombres. Hija querida, ¿quie-res
prestarme tu corazón?" Yo: "Señor, quita de él todo lo que Te disgusta." El: "Seguirás cometiendo
pequeñas faltas, tendrás desigualdades que serán para ti motivo de humillación, pero el Amor lo
repara todo. Vuelve a empezar cada vez, sin fatigarte;
continúa, desarrolla. Nadie se ha arrepentido nunca de haberme amado mucho. "Habitúate a las
horas de amor, a caminar en amor, a los descansos de amor. Así llegarás a la muerte de amor.
Ponte a prueba en los servicios que prestas al prójimo, recordando que el prójmo Soy Yo. Y el
prójimo se lleva más de la mitad de tu vida. Trata, hija, de conocer un
poco, finalmente, el Amor."