El
y Yo Diario de Gabriela Bossis
6 de enero ole 1944. Iglesia de Fresne. "Piensa, hija, en el gozo que
tuvieron los reyes de la
Epifanía.
El que Me encuentra, encuentrá los gozos más grandes que son posibles sobre la
Tierra
pero
es preciso buscarme, no
solamente una vez o dos, sino de manera continua; porque vuestra
flaqueza Me pierde continuamente de
vista por las distracciones de la vida diaria. Los ojos que Me
miraban se ponen a mirar hacia otra
parte y su atención se desperdicia por aquí y por allá.
Entonces Yo Me retiro y es preciso que
os pongáis de nuevo a buscarme. Bendita búsqueda, ya
que es seguro que Me volveréis a
encontrar. ¡Si pudiérais vosotros conservarme como Yo os
conservo en Mí! Pues no os dejo ni un
instante. Tú sabes que eres Mi hija muy querida, no
obstante tus miserias: ¿es
de-masiado pedir, entonces, si espero
de ti la inti-midad de todos los momentos de tu día? ¿Que
Me lo des todo, sin retornos sobre ti
misma? ¿Que te instales en Mi Corazón, sin distancia alguna
entre el Mío y el tuyo, para darme
gusto y consuelo? ¿Es mucho si te pido que olvides la cosas de
este mundo para vivir por anticipado de
las alegrias del outro? ¿Me excedo acaso sí te pido que
estes más adentro en la compañía de los
santos y de los ángeles? Tienes que empe-zar ya a
balbucear el lenguaje del Cielo, donde
se canta eternamente con Amor ‘Gloria, Honor y Bendición
a nuestro Dios tres veces Santo'. La
Vida del Cielo es una constante
variación sobre este tema. Piensa en Ella, pues al final es lo úni-co
que importa. Soy Yo Quien te habla. Si
supieras cuán grande es Mi Deseo de daros el Cielo, para lo
cual lo sufrí todo, te harías santa
nada más para apagar la Sed de esste Deseo. Yo, por mi parte,
asisto a todos tus movimientos
interiores como un avaro que asiste a una parti-da en la cual
puede salir ganando. Y si tu alma se
vuelve hacia Mí espontáneamente, con dulzu-ra y por sus
motivos, no ha habido nunca un
Conquistador tan orgulloso de sus victorias como lo estoy Yo de
haber ganado una batalla. Tú eres el
premio de Mis Sudores en Gethsenma-ní; eres para Mí como
la respuesta; y el Padre te mira.
27 de enero de 1944. En mi aposento:
"Se-ñor, escucho” El: "¿Te habrías atrevido a pensar
en la Muerte de un Dios y en una Muerte
como la que Yo tuve? ¿La Muerte de un Dios que muere
por Su creatura? Tampoco es posible que
conci-bas jamás la Ternura refinada, preciosa y sin
medi-da de Mi Amor. ¡Hija! Si los
santos pudieran hablarte, ¡qué prisa tendrías tú de beber con
ellos en los torrentes del Amor divino!
Consagra los últimos días de tu vida a preparar tu entrada al
Mundo celestial. ¿Recuerdas tus
dieciocho años y tu entrada en el mundo terrestre de la
sociedad? ¡Con qué cuidado se preparaba
todo! Pero, ¿cuánto valía todo eso en comparación con
tu entrada en el Cielo? Concédele,
pues, una atención de todos los instantes. Cuida bien de tu
presentación, nunca estarás demasiado
bella. Pide prestados a todos los que te aman sus mejores
diamantes: Mis Méritos y los de Mi
Santísima Madre, para cubrir tus harapos. Te formarán para tu
entrada como un manto regio, como para
que en el Cielo se diga: '¿Quién es ésta que camina del
Brazo de su Bien Amado? No estés sola:
no hay sobre la Tierra quien te esté más cercano que Yo.
¡Gran pensamiento éste de que te estoy
Presente! Se suele hablar de la Presencia de Dios. Tú,
piensa en la Presencia de tu gran
Amigo, del Unico, del incompara-ble, de la Visión de mañana. La
Presencia del Amor eterno en ti, en
torno tuyo. Vives como sumergida en Mí, de día y de noche.
¿No te es inmensamente dulce pensar que
estás sumergida, no en la indiferencia, sino en el
Amor? Abre tu corazón cuan grande es.
Engrandece tu Espe-ranza y muéstrame tu alegría."
17
de febrero. Iglesia de Fresne. Yo pensaba en todas Sus Gracias y Le dije:
"Señor, cómo
me
colmas, ¿qué puedo hacer para agradecértelo? Me dijo: "Hazme compañía con más
asiduidad.
No puedes imaginarte lo que es para Mí
que se Me trate como a Amigo íntimo. ¡Es algo tan raro!
Yo gozo del afecto como Hombre que Soy
y lo mismo que a ti, Me gusta que Mis amigos descansen
en Mi Compañía. A Mí, como a ti, Me
gusta ser deseado y que se Me haga depositario de los
secretos. Así pues, búscame y no Me
dejes ir. Dame una compañía fiel y gozosa.
"Esta mañana,
después
de la comunión, pensabas en Mis Miembros dislocados y saludabas Mis
Sufrimientos
indecibles;
y Me llamabas 'Rey de
los
mártires' y estabas cerca de Mí, en Mí. Haz eso mismo en el curso del día. Piensa en las
diversas etapas y momentos de Mi Vida y
quédate ahí cerca. Para Mí el tiempo no existe. ¿Lo
crees?
"Entonces habrás estado en Mí, muy
feliz, como Mis apóstoles, y de esta manera, Mi Vida puede
prolongarse hasta el fin del mundo, en
la vida de todos los hombres. Hija querida,
¿quie-res
prestarme
tu corazón?" Yo: "Señor, quita de él todo lo que Te disgusta."
El: "Seguirás
cometiendo
pequeñas faltas, tendrás desigualdades
que serán para ti motivo de humillación, pero el Amor lo
repara todo. Vuelve a empezar cada vez,
sin fatigarte;
continúa, desarrolla. Nadie se ha
arrepentido nunca de haberme amado mucho. "Habitúate a las
horas de amor, a caminar en amor, a los
descansos de amor. Así llegarás a la muerte de amor.
Ponte
a prueba en los servicios que prestas al prójimo, recordando que el prójmo Soy
Yo. Y el
prójimo
se lleva más de la mitad de tu vida. Trata, hija, de conocer un
poco,
finalmente, el Amor."