sábado, 10 de abril de 2010

(76) La verdad de las Escrituras –I. José Antonio Pagola


–Perdone, las Sagradas Escrituras…
–Sí, así es, porque «la revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo la inspiración del Espíritu Santo» (Vat. II, DV 11).
Reforma o apostasía. Este blog viene señalando en el edificio de la Santa Iglesia los lugares afectados por aquellas ruinas más peligrosas, que con más urgencia exigen remedio. Por eso he tratado con especial insistencia de los errores doctrinales, porque son los más ruinosos para la Iglesia, ya que afectan a su propio fundamento.
De los 75 artículos publicados en este blog, más de 30, los últimos, han tratado de los errores doctrinales más difundidos hoy en la Iglesia: teólogos disidentes y teólogos ortodoxos no combatientes (42-44), reprobaciones tardías (45-47), indigenismo teológico desviado (48-50), errores en cristología, liturgia y moral (Olegario, Borobio, Flecha, 51-55), grandes rebajas arrianas y pelagianas del cristianismo (Schillebeeckx, modernistas, etc. 57-60), voluntarismos pelagianos o semipelagianos (61-65), luteranismo y quietismo (66). Es necesario reafirmar hoy la verdad católica sobre gracia-libertad (67-71), como lo hace Sta. Teresa del Niño Jesús (72-75). Sin embargo, por algunas consideraciones prudenciales, he ido demorando hasta ahora un tema que de suyo habría que haber examinado al principio: las interpretaciones falsas de la Sagrada Escritura.
1.04.10

(75) Gracia y libertad –y X. Santa Teresa del Niño Jesús. y 4

A las 8:21 AM, por José María Iraburu
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–Santa Teresita de Lisieux…
–Diga mejor Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, que es su nombre propio.
Continuamos contemplando la unión misteriosa de gracia y libertad en esta Santa.
La acción apostólica. Hemos comprobado bien cómo Santa Teresita creía en la absoluta necesidad de la gracia para la santificación personal, declarando que sin ella no podía nada. Esta misma convicción la tuvo en referencia a la santificación de los otros por medio de la acción apostólica. Pudo comprobarla experimentalmente cuando fue nombrada ayudante de la Maestra de novicias.
Ella, confiesa, «desde hace mucho tiempo ha comprendido que Dios no necesita de nadie, y menos de ella que de las demás, para hacer el bien en la tierra» (X,3r). Se entrega, pues, a su nuevo oficio en la comunidad con toda esperanza. «Desde que comprendí que nada podría hacer por mí misma, la tarea que me confiasteis ya no me pareció difícil. Vi que lo único que necesitaba era unirme más y más a Jesús, y que “lo demás se me daría por añadidura” [Mt 6,33]. En efecto, nunca resultó fallida mi esperanza. Dios se dignó llenar mi mano cuantas veces fue necesario para alimentar el alma de mis Hermanas. Os confieso, Madre muy querida, que si yo me hubiera apoyado lo más mínimo en mis propias fuerzas, muy pronto os hubiera rendido las armas. De lejos parece fácil y de color de rosa el hacer el bien a las almas, el enseñarles a amar más a Dios, el modelarlas según los propios puntos de vista y los pensamientos personales. De cerca es todo lo contrario: el color rosa desaparece… y se comprueba que hacer el bien [a las personas] es tan imposible sin la ayuda de Dios como hacer brillar el sol en medio de la noche. Se comprueba que es absolutamente necesario olvidar los gustos personales, renunciar a las propias ideas y guiar las almas por el camino que Jesús les ha trazado, sin pretender hacerlas ir por el nuestro» (XI,22v).
27.03.10

(74) Gracia y libertad –IX. Santa Teresa del Niño Jesús. 3

A las 6:05 PM, por José María Iraburu
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–Esta Santa pequeñita es una Santa pero que muy grande.
–Coincide usted con el Papa San Pío X: es «la santa más grande de los tiempos modernos». Y la más joven de los treinta y tres doctores de la Iglesia, pues murió a los veinticuatro años.
Continuamos contemplando en Santa Teresita la obra maravillosa de la gracia de Dios.
Santificada con mediaciones escasas. Algunas expresiones de Santa Teresita son sumamente audaces, y ella es consciente de ello. «Tal vez juzguéis exageradas mis expresiones… Pero yo os aseguro que en mi pequeña alma no hay exageración alguna; todo en ella está tranquilo y sereno. Al escribir, me dirijo a Jesús y le hablo a él; así me resulta más fácil expresar mis pensamientos» (IX,1v).
La gracia de Dios obra en ella maravillas en la Eucaristía, los sacramentos, en su familia, en la observancia fiel de la vida en el Carmelo, etc. Pero aparte de esos medios fundamentales, se sirve de medios muy escasos. No tiene director espiritual, tampoco lee muchos libros, fuera de los santos Maestros carmelitas. Tiene una especie de inapetencia crónica para leer diversos libros que la biblioteca del monasterio le ofrece.
24.03.10

(73) Gracia y libertad –VIII. Santa Teresa del Niño Jesús. 2

A las 7:03 AM, por José María Iraburu
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–Y yo que pensaba que Santa Teresita era una santita para beatas e ignorantes…
–Ahí se ve qué profundo es el pozo de su propia ignorancia.
Seguimos contemplando el misterio de la gracia y la libertad en los Manuscristos autobiográficos de Santa Teresa del Niño Jesús.
El Señor le concede la gracia del celo apostólico en aquella misma noche de Navidad, en la que la llorona fue fortalecida para siempre. Cuando tenía trece años.
«Aquella noche luminosa comenzó el tercer período de mi vida, el más hermoso de todos, el más lleno de gracias del cielo. La obra que yo no había conseguido realizar en diez años, Jesús la consumó en un instante, contentándose con mi buena voluntad, que por cierto, nunca me había faltado. Yo podía decirle como los apóstoles: “Señor, he estado pescando toda la noche sin coger nada” [Lc 5,5]. Más misericordioso conmigo que con sus discípulos, Jesús mismo cogió la red, la echó, y la sacó llena de peces. Hizo de mí un pescador de almas. Sentí un gran deseo de trabajar por la conversión de los pecadores, deseo que nunca hasta entonces había sentido tan fuertemente. Sentí, en una palabra, que entraba en mi corazón la caridad, la obligación de olvidarme de mí misma por complacer a los demás. Desde entonces fui dichosa…
20.03.10

(72) Gracia y libertad –VII. Santa Teresa del Niño Jesús. 1

A las 11:01 AM, por José María Iraburu
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–Bueno, a ver si con Santa Teresita acabamos de entenderlo.
–Así lo espero, con el favor de Dios.
Santa Teresa del Niño Jesús (1873-1897), nace en Alençon, Francia, la última de nueve hermanos. Dios se sirvió de sus padres, Luis José Martin y María Celia Guerin, beatificados en 2008, y de sus hermanas para dar a Teresita una educación cristiana de altísima calidad, que le hizo crecer en el mundo de la gracia con una precocidad extraordinaria.
A los 2 años toma ya «la resolución de hacerse monja», y a los 3 decide «no rehusar nada al buen Dios», recibir siempre su gracia. Ingresa en el Carmelo de Lisieux a los 15 años y muere a los 24. Beata (1923), santa (1925), Patrona universal de las misiones católicas, con San Francisco Javier (1927), llega a ser Doctora de la Iglesia (1997). Su doctrina espiritual se expresa fundamentalmente en sus Manuscritos autobiográficos, escritos en tres cuadernos escolares, que han sido distribuidos en once capítulos (I-XI). El cuaderno A (1895, a su hermana, Hna. Inés de Jesús), el B (1986, a su hermana, Hna. Mª del Sagrado Corazón) y el C (1987, a su priora, M. María de Gonzaga). Son conocidos como La historia de un alma. También son numerosas sus Cartas, Poesías y Oraciones. Y del final de su vida tenemos las Últimas conversaciones, anotadas por la Hna. Inés de Jesús.
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fonte:reforma o apostasía