Impulso de renovación de su fe pascual a la comunidad católica; del diálogo fe-razón y del diálogo entre culturas; del vínculo fe, compromiso social y caridad. Es la agenda del viaje apostólico de Benedicto XVI a Portugal del 11 al 14 de mayo. Meta central, su visita al santuario de Fátima y el relanzamiento de su mensaje, la celebración del 93º aniversario de la primera aparición de la Virgen a Lucía, Francisco y Jacinta, y de los dos últimos el 10º aniversario de beatificación, así como la expresión del amor a María, Madre de Dios y de todos los hombres.
El lema de este viaje internacional del Papa es «Contigo caminamos en la esperanza; sabiduría y misión».
El nuncio apostólico en Portugal, el arzobispo Rino Passigato, traza esta tarde en «L’Osservatore Romano» el inminente recorrido de Benedicto XVI por tierra lusa. Le aguarda el abrazo constante de los jóvenes, la enorme expectación de los católicos y la curiosidad del resto de la población de un país movilizado por este viaje apostólico. Así lo explica el prelado en su columna, que traducimos íntegramente:
«Del 11 al 14 de mayo, acogiendo la invitación del jefe de Estado y del episcopado local, Benedicto XVI estará en Portugal. Inmediatamente después del saludo de bienvenida en el aeropuerto internacional de Lisboa, el pontífice realizará la visita oficial al presidente de la República, Aníbal Cavaco Silva, en el palacio de Belém, deteniéndose algunos momentos en el complejo monumental del monasterio dos Jerónimos, ejemplo excelso de arquitectura de estilo “manuelino” donde, además de numerosas memorias históricas, se custodian los sarcófagos de Vasco de Gama y de Camões, que entre finales del siglo XV y mediados del XVI hicieron grande Portugal y su lengua en el mundo».
«El primer baño de multitudes del Papa se prevé en la centralísima Praça do Comercio (o Terreiro do Paço) donde, recibido por el alcalde de la capital –quien le ofrecerá simbólicamente las llaves de la ciudad-, Benedicto XVI presidirá la celebración de la misa y pronunciará su primer mensaje a la comunidad católica, estimulándola a renovar la propia fe pascual en una búsqueda de santidad de vida y de renovado compromiso apostólico y misionero». «Al final del rito, el Papa rendirá homenaje a la imagen de Cristo Rey, que desde hace cincuenta años, desde la otra orilla del río Tago, abraza con gesto amoroso de protección la ciudad de Lisboa y Portugal. La primera jornada concluirá con la cena en privado en la nunciatura apostólica».
«El segundo día de la visita tendrá, por la mañana, dos momentos importantes: primero, el encuentro con el mundo de la cultura, al que, además de cerca de 1.300 personalidades nacionales, representantes del mundo de las letras y de las artes, han sido invitados también los embajadores y los representantes de organismos internacionales acreditados en la capital portuguesa; el Papa Ratzinger hablará del diálogo razón-fe y de diálogo entre culturas».
«Después, el pontífice, acompañado del cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, recibirá en la nunciatura al primer ministro José Sócrates, junto al ministro de Exteriores; asistirán el embajador de Portugal ante la Santa Sede y el nuncio apostólico en Lisboa».
«Por la tarde el Santo Padre se trasladará a Fátima, meta central del viaje apostólico. Será el tercer Papa que acude al santuario, después de Pablo VI y de Juan Pablo II (quien estuvo aquí tres veces); para Ratzinger será un regreso, pues ya vino, siendo cardenal, en octubre de 1996, ocasión en la que encontró a sor Lucía en el Carmelo de Coimbra. En la ciudadela mariana Benedicto XVI permanecerá en oración silenciosa ante la imagen de la Virgen en la capilla de las apariciones, exteriorizando después sus sentimientos en una invocación y poniendo a sus pies una rosa de oro. Desde allí se dirigirá a la nueva gran iglesia de la Santísima Trinidad, que se yergue al fondo de la explanada, para celebrar la liturgia de vísperas con los sacerdotes, los diáconos, los seminaristas y las personas consagradas. Estamos aún en el Año Sacerdotal y en este encuentro el Papa pronunciará un mensaje orientado a iluminar la mente y caldear el corazón de quienes, acogiendo la llamada de Cristo y el don de su amistad de predilección, han sido enviados como testigos del Evangelio, ministros y dispensadores, in persona Christi, de la gracia divina, la vida nueva del Reino».
«Por la tarde, después de la cena, el Papa dirigirá el santo rosario, oración mariana por excelencia que, en Fátima, obedeciendo a cuanto pidió la Virgen a los pastorcillos, se reza públicamente todos los días por la conversión de los pecadores y por la paz del mundo».
«El 13 de mayo, solemnidad de la Virgen de Fátima, en el 93º aniversario de la primera aparición de María Santísima a Lucía, Francisco y Jacinta, la visita del pontífice llegará a su cumbre en la celebración de la misa, a media mañana, precedida por la tradicional procesión que, a través de la explanada, terminará en lo alto de la escalinata frente al santuario, donde tendrá lugar la solemne liturgia eucarística. Benedicto XVI testimoniará a los presentes y al mundo su profundo amor a la Madre de Dios y Madre de todos los hombres, e indicará en el mensaje de Fátima (oración, penitencia, conversión) el camino a seguir para obtener la salvación y la paz».
«Por la tarde, el Santo Padre se reunirá con los agentes de Pastoral social y, también para ellos, tendrá un discurso fruto de su magisterio, de la Deus Caritas est a la Caritas in veritate, mostrando cómo, para el cristiano, fe, compromiso social y caridad responden a una única vocación. Antes de concluir la tercera jornada, el Papa estará con los obispos portugueses, cumpliendo así el munus petrino de confirmare frates».
«El viaje apostólico concluirá el viernes 14 de mayo en la ciudad de Oporto, la segunda del país, con más de dos millones de habitantes. A media mañana Benedicto XVI presidirá la celebración de la misa en la plaza central, ante el palacio municipal. También entre esta laboriosa población del norte es grande la espera por el Papa. El Portugal católico está ansioso por ver a Pedro, escuchar su palabra, recibir su bendición. En muchas iglesias se ha preparado la visita con oración ininterrumpida».
«En cada lugar por donde pase –Lisboa, Fátima y Oporto-, numerosos católicos intentarán acercarse lo más posible al pontífice. Pero habrá también curiosos que se asomarán sólo para ver al hombre vestido de blanco. Y habrá indiferentes que seguirán con sus ocupaciones y para quienes la visita del Papa no hará historia. Y también hay que pensar que habrá, como en otras partes, personas que se sentirán hasta molestas por la presencia de la Cabeza de la Iglesia católica y por las atenciones que le prestarán las autoridades y el pueblo creyente».
«Pero sobre todo estarán ellos, los jóvenes católicos portugueses; aquellos que dan vida a sus parroquias y que actúan en los distintos movimientos eclesiales; los mismos que en la reciente fiesta de san José enviaron a Benedicto XVI una carta para desearle feliz onomástico y expresarle la impaciencia de su espera; esos jóvenes que le acompañarán en todas las etapas de su visita y que animarán cada celebración eucarística y mariana; los mismos que, en la tarde del primer día, irán a cantarle una serenata bajo las ventanas de la nunciatura y que, al día siguiente, le precederán en la Cova da Iria. Ellos, el futuro de la Iglesia y de la nación, estarán presentes y disfrutarán al ver y oír a Benedicto XVI, Pedro hoy. Y Benedicto XVI disfrutará de su presencia, desde el inicio hasta el final de su viaje apostólico a Portugal. ¡Bendito [Benedicto. ndr] el que viene en nombre del Señor!».
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