Despropósitos litúrgicos contemporáneos: Antropocentrismo Litúrgico es el punto de conflicto más importante, ha causado y sigue causando grave daño a la Iglesia .
Ya hemos hablado mucho en este blog sobre los abusos litúrgicos, sus posibles orígenes, sus causas probables y su gravedad. Sin embargo, hay que destacar que existe un punto de inicio en común de todas estas rebeldías a lo que la Iglesia manda, para así celebrar "con la Iglesia", es decir, en comunión con ella.
La comunión eclesial no es solo un vínculo de promesa o de palabra, si no es estar en común-unión con ella. En palabras latinas, es el "Sentire cum Ecclesia", sentir con la Iglesia, y por tanto, actuar conforme a lo que ella nos enseña como Mater et Magistra.
Y el punto de conflicto más importante, ha causado y sigue causando grave daño a la Iglesia, es sin duda, el Antropocentrismo de la Fe, que tiene su epítome en la Sagrada Liturgia.
El gran liturgista Mons. Nicola Bux, en una entrevista concedida a AlbaDigital.es, nos habla claramente sobre este aspecto tan dañino, y sus repercusiones en la vida litúrgica de la Iglesia. Comentaremos esta importante entrevista por su gran importancia para la "Reforma de la reforma" que está en curso por parte del Santo Padre el Papa Benedicto XVI, como respuesta precisa y necesaria a toda la deformación introducida a causa del antropocentrismo litúrgico.
- ¿Podría explicar en qué consiste la participación actuosa de mente y de corazón?
Dice San Pablo en su Carta a los Romanos, en el capítulo 12, que debemos ofrecer nuestros cuerpos como sacrificio razonable, agradable a Dios. Esa es una participación “activa”, es decir; de acto, de acción. Nuestra acción máxima es la de unir nuestra vida a Cristo y, sobre todo, ofrecer nuestra vida a la oferta de Cristo en el sacrificio de la Cruz. Esta es la Misa.
Esta es la participación, la parte que falta cuando San Pablo, en la carta a los colosenses, dice “cumplo lo que falta al sufrimiento de Cristo en mi carne, a favor de su cuerpo, que es la Iglesia”. Él quiere decir que esa actividad, esa acción en la liturgia es unir nuestra vida a la de Cristo. Esa es la participación que la constitución litúrgica del concilio habla y remite: promover, pedir. Por tanto, que los fieles en la liturgia sean conscientes de que cumplen esa parte, que falta -en cierto sentido- a Cristo. Uno puede decir “¿Cómo puede ser? ¿A la Redención de Cristo le falta algo?” No, es completa, “todo está cumplido”. Es nuestra parte la que falta, tenemos que poner de nuestra parte. Esto requiere que miremos a Cristo, que le contemplemos.Ler mais...