Mi Casto y Amante Corazón intercede por cada
uno de ustedes.
El Señor me envía a guiar a su Resto Fiel. Así, como protegí los Dos Tesoros de
Dios, Jesús y María, ahora vengo a proteger a la Casa de Dios, su Iglesia Fiel,
de los Herodes que intentan transgredir esta Casa, alterar sus Leyes, y desviar
su Corazón de Dios y ponerlo en el mundo.
Hijos Míos, amen mucho al Señor. Entréguense al Corazón Inmaculado de
la Santísima Madre. Junto a Ella aprenderán a ser esclavos de su Divina
Voluntad. Así, lo aprendí Yo, José, imitando el ejemplo de la
Santísima Madre, le dije al Señor: “Aquí está tu Esclavo, a quien
has escogido por Esposo Virginal de tu Dulce Esclava”.
Hijos Míos, en esta Casa, que es la Iglesia,
sean esclavos de amor de Jesús por María. Y que abriendo sus corazones, el
Espíritu Santo grabe en ellos la Ley y el Evangelio.
Hijos
Míos, no distraigan sus corazones de lo único importante: servir al Señor. Yo les amo y les bendigo. En el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.