Fotos das últimas ordenações que aconteceram na FSSPX quer na Suíça quer na Alemanha
El Padre Franz Schmidberger, superior del distrito alemán de la FSSPX, ha concedido una entrevista a la Agencia Católica de Noticias en la que se vislumbra la que podría ser la solución canónica prevista para la regularización de la Fraternidad, una vez terminados los diálogos teológicos.
El superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X en Alemania, Padre Franz Schmidberger, ha defendido la ordenación de los nuevos sacerdotes, planeada para el próximo fin de semana. En una entrevista con la Agencia Católica de Noticias (KNA), Schmidberger también comentó sobre su evaluación del Concilio Vaticano II y sobre lo que espera de las próximas discusiones con Roma.
Sr. Schmidberger, ¿es usted un sacerdote de la Iglesia Católica?
Por supuesto. Fui ordenado al sacerdocio en 1975 por el Arzobispo Marcel Lefebvre en Econe.
¿Dice esto sin reservas?
Sí. Vivo y trabajo en el corazón de la Iglesia.
¿Qué significa para usted el Concilio Vaticano II?
No hay duda de que fue un concilio ecuménico, pero entre los 21 concilios éste posee un status único, como concilio pastoral. Ambos Papas del Concilio declararon que no deseaban definir ningún nuevo dogma. Por consiguiente, el Concilio Vaticano II no tiene el mismo status que los demás concilios.
¿Qué hay de sus contenidos?
El espíritu del Concilio ha sido descripto como un espíritu malo, incluso por el Papa Benedicto XVI. Hay declaraciones ambiguas en los documentos, y muchas otras que no son conformes con la doctrina tradicional.
¿Cómo debiera ser el diálogo teológico sobre el Concilio entre la Fraternidad y Roma?
En lo que se refiere a la forma externa, podría ser oral o escrito, pero debería ser primariamente escrito. Hemos seleccionado a los representantes de nuestro lado, y Roma también ha elegido a su gente. Las discusiones considerarán qué es ambiguo en el Concilio, qué contradice la doctrina tradicional de la Iglesia.
Francamente, ¿cree que el antiguo y el nuevo rito pueden coexistir en el largo plazo?
Bueno, tendremos que ver cómo se desarrollan las cosas. Hay profundas diferencias entre los dos ritos; por ejemplo, la dirección de la celebración. El antiguo rito está centrado en Dios. El nuevo está centrado en el hombre. Muchos de los gestos, símbolos y rituales han sido fundamentalmente cambiados. Hoy, el antiguo rito es como una roca sólida en medio del turbulento oleaje, y debe permanecer sin cambios. El nuevo rito requiere una revisión radical, de modo que la naturaleza sacrificial sea, una vez más, expresada explícitamente.
¿Qué piensa la Sociedad del decreto del Concilio sobre el Ecumenismo [Unitatis Redintegratio]?
Dice que otras religiones también poseen los medios de salvación. Si esto es verdadero, entonces ya no hay motivo para comprometerse en la actividad misionera. Esto necesita ser aclarado.
¿Y sobre Nostra Aetate, que versa sobre la relación con los judíos?
No sólo con los judíos, trata también del Islam, del hinduísmo y del budismo. Estas religiones no cristianas son colmadas de alabanzas. Esto ha fomentado la expansión del Islam, por ejemplo. Hoy, hay 4.3 millones de musulmanes en Alemania. La Iglesia tiene el mandato de trabajar por su conversión, pero no conozco ni un solo obispo alemán que haya hecho algún plan para hacer esto. En lo que se refiere a la relación con los judíos, las declaraciones del Concilio no pueden ser criticadas en lo esencial. Pero a partir del Concilio, sigue apareciendo la idea de que los judíos tienen su propio camino de salvación. Esto se opone completamente al mandato misionero de Jesucristo.
¿Y también tienen problemas con la descripción de los judíos, hecha por el Papa Juan Pablo II, como “hermanos mayores de los cristianos”?
Ciertamente lo son Abraham, Isaac, Jacob y los profetas. Pero los judíos del día de hoy no lo son porque no reconocen a Jesucristo como el único Redentor. ¿Cómo podrían ser, entonces, hermanos mayores?
¿Es una impresión correcta pensar que ustedes, con sus posiciones, quieren fijar los términos para la unidad con la Iglesia Católica?
Queremos que la verdad triunfe. No tiene nada que ver con las opiniones subjetivas, se trata sólo de la verdad.
Como ustedes la definen.
No, nosotros leemos todas las declaraciones previas de los Concilios y los Papas. El Papa Pío IX habló contra la libertad religiosa, por ejemplo. La cuestión es: estas religiones falsas, ¿poseen derechos naturales? El Concilio Vaticano II responde en forma diferente a Pío IX. Eso es una ruptura.
El Derecho Canónico exige que los sacerdotes obedezcan al obispo local. ¿Por qué esto es para ustedes una dificultad?
No es difícil, para nada. Pero somos una Sociedad, que incluso fue alabada por Roma en 1971. Después, desarrollamos nuestra propia vida. Entonces surgieron tensiones porque nos negamos a participar en las destructivas reformas protestantizantes. Tenemos cuestiones acerca de la fe de la Iglesia, y los obispos sólo responden demandando obediencia. Pero la fe es superior a la obediencia.
En conexión con el escándalo en torno a Williamson, el Papa Benedicto acusó a la FSSPX de arrogancia, y los urgió a evitar provocaciones. Pero lo que sucedió fue lo contrario. ¿Cómo pueden ustedes ayudar a recomponer el asunto?
Naturalmente, todo hombre tiene sus debilidades y se dijeron cosas desafortunadas. Pero queremos convivir pacíficamente. He escrito una carta privada personal al titular de la Conferencia Episcopal, el Arzobispo Zollitsch, pero los obispos no quieren entrar en las discusiones. Rechazan cualquier diálogo con nosotros. ¿Por qué exigen que obedezcamos el derecho canónico a la letra, y al mismo tiempo afirman que estamos fuera de la Iglesia?
En el 2005, hubo conversaciones en Castel Gandolfo en las que, además del Papa, participaron el Cardenal Darío Castrillón Hoyos, el obispo tradicionalista Bernard Fellay y usted mismo. ¿Qué se acordó en ese momento?
Discutimos la situación completa de la Sociedad, y acordamos el camino que ahora estamos siguiendo. El Motu Proprio del 2007 y el levantamiento de las llamadas excomuniones fueron los primeros pasos. Ahora viene el diálogo teológico. Después, tendremos que encontrar una estructura canónica para la Sociedad con sus 500 sacerdotes. Estamos satisfechos con la solución que Roma está considerando.
¿Y cuál es?
Está en la dirección de una prelatura personal.
¿Similar al Opus Dei?
Algo así.
Hay más ordenaciones planeadas para el próximo fin de semana, aunque Roma ha dicho que son ilícitas. ¿Por qué insisten con estas ordenaciones?
La más alta ley de la Iglesia es la salvación de las almas. Los fieles tienen el derecho a la celebración de la forma tradicional de la Misa. Se trata tan sólo de proveer sacerdotes que deseen proclamar el evangelio. Las ordenaciones no buscan ser una afrenta a nadie. En realidad, se hacen para ayudar al Papa y a los obispos, pero éstos actúan como los enfermos que se rehúsan a tomar la medicina que los ayudaría a mejorar su salud.
Y entonces están reclamando el rol de médicos.
Sí, es verdad. La Tradición es la única guía para sacar a la Iglesia de la crisis presente. En 1950, 13 millones de católicos asistían a la Misa dominical. Hoy son menos de 2 millones. Eso es una caída del 85 por ciento. En diez años, todas las Iglesias estarán vacías. ¿Es eso lo que los obispos quieren? ¿Qué va a suceder con nuestros niños? Se trata de preservar la cristiandad en occidente.
Fuente: Rorate Caeli
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo
- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)