quarta-feira, 9 de setembro de 2009

Missa Tridentina em Espanha e Puntualizaciones sobre el affaire "UNA VOCE MÁLAGA"



Em Espanha está a crescer o interesse e também o amor pela Missa Tridentina. Fotos da Missa Tridentina Cantada por Mons. Gille Wash recentemente em Madrid aquando da sua recente visita ao país vizinho.


Na Igreja das Madres recoletas Agostinhas em Gijón também se celebra a Missa Tridentina


Igreja do terceiro Mosteiro da Visitação em Madrid onde se celebra regularmente a Missa Tridentina

Nesta Capela de Nª das Mercês em Barcelona celebra-se com regularidaade a MIssa Tridentina

Na Igreja de S.Bernardo em Sevilha celebra-se todos os domingos a Missa Tridentina

Mapa de Espanha que mostra os lugares onde se celebra a Missa Tridentina e onde há fieis interessados na Missa Tridentina

Nesta belíssima Igreja de S.Tomé em Toledo também se celebra a Missa Tridentina


Se ha iniciado esta semana en la iglesia del Salvador en el centro de Toledo la celebración diaria de la Santa Misa según el uso extraordinario, conforme al Motu proprio Summorum Pontificum decretado por el Santo Padre Benedicto XVI. La iglesia ha sido confiada a la Fraternidad de Cristo Sacerdote e Maria Reina.



Consagración

Elevación de la Preciosísima Sangre

Domine, non sum dignus ut intres sub tectum meum


Fonte:Missa Tridentina em Portugal


Pasados ya unos días desde que saliera a la luz pública el que ya se puede llamar el “affaire UNA VOCE MÁLAGA” y más serenadas las aguas, cabe señalar unos cuantos hechos que pueden ayudar a comprender mejor esta cuestión, que no es de ningún modo nimia porque da la medida de lo que está pasando en España con el motu proprio Summorum Pontificum (a punto de cumplir, por cierto, dos años de vigencia).

Ya hace un año, en el seguido sitio virtual catalán Germinans Germinabit, se publicó un interesantísimo artículo con el elocuente y acertado título “La resistencia pasiva de los obispos españoles al motu proprio Summorum Pontificum”, en el cual se ponía el dedo en la llaga de una situación que, desde entonces, no ha cambiado: la del escaso eco en nuestro episcopado de este importante documento papal, que parece ser que no fuera con él. Uno de los méritos de UNA VOCE MÁLAGA consistía en documentar la efectiva puesta en práctica del motu proprio en el mundo. Pues bien, mientras gracias a esa página nos enteramos de que varios cardenales y obispos italianos, franceses, británicos, alemanes, estadounidenses y de otros países no han tenido problema en celebrar ellos mismos la Santa Misa, confirmaciones, ordenaciones y Vísperas utilizando los libros litúrgicos anteriores a la reforma postconciliar, resulta que en España ni un solo prelado se ha dignado hacer lo mismo. Y eso que hay 69 diócesis y un arzobispado castrense, lo que hace 70 obispos sin contar los dimisionarios. ¿No es significativo que el único de todos ellos que se ha dignado celebrar en el usus antiquior –el cardenal Cañizares, arzobispo emérito de Toledo– lo haya hecho fuera de España?

La actitud de monseñor Jesús Catalá, obispo de Málaga, no es sino reflejo activo de esa resistencia pasiva de la mayoría de sus colegas de la que hablaba el artículo mencionado de Germinans Germinabit. La tónica de dicha resistencia la dio no un obispo sino un sacerdote, pero con un cargo clave en la Conferencia Episcopal Española: la del director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia, el claretiano Juan María Canals. En julio de 2007, a pocos días de la publicación de Summorum Pontificum, hizo publicar un artículo suyo que figura entre los documentos de referencia de la citada Comisión. Dando su personal explicación e interpretación del motu proprio, acaba con esta frase clave: “donde la misa celebrada en su forma ordinaria se haga bien, no habrá tentación de pasar a la forma extraordinaria”. O sea, que la celebración según el Misal del beato Juan XXIII es una “tentación”. A nadie se le escapa la connotación negativa que tiene la expresión. Por si fuera poco, en octubre del mismo año, el propio presidente de la Comisión y obispo de León, monseñor Julián López hacía unas declaraciones a la prensa, en las que hablaba de la misa de rito extraordinarios en términos tan poco halagüeños que provocaron revuelo, hasta tal punto que tuvo que enviar a los medios una carta aclaratoria (que, por cierto, aclaraba bien poco).

En honor a la verdad hay que decir también que otros dos miembros de la Comisión Episcopal de Liturgia –monseñor Pere Tena, obispo auxiliar emérito de Barcelona, y el entonces arzobispo de Valladolid y hoy primado de Toledo, monseñor Braulio Rodríguez– escribieron sendos comentarios al motu proprio de Benedicto XVI sorprendentemente equilibrados (especialmente en el primer caso, dado que monseñor Tena ha sido y sigue siendo uno de los más fieles seguidores de la línea bugniniana). Pero lo que cuenta es que el criterio que se impuso, a la vista de la evolución de los hechos, es el del presidente y el director del Secretariado de la Comisión Episcopal de Liturgia. Actualmente, a dos años de vigencia de Summorum Pontificum, hay peticiones para la celebración regular y pública de la misa por parte de grupos estables de fieles en varias partes de España. Algunas –pocas– han sido concedidas, pero el hecho es que en el motu proprio se ha aplicado de manera muy restringida y siempre en la suposición –errónea– de que es el obispo quien debe decidir. Los párrocos y rectores de iglesia, a quienes el Papa ha dado el poder de decisión sobre las peticiones de sus fieles, temen justamente la reacción adversa de su respectiva curia diocesana en caso de acceder a ellas.

En el caso de Málaga hay que decir que la cuestión de la petición del grupo interesado se llevó inadecuadamente desde el principio. Se debió seguir el trámite previsto por el motu proprio, o sea: recurrir a algún párroco y, ante una negativa formal, recurrir al obispo en segunda instancia. Sin embargo, los fieles malagueños se dirigieron directamente a monseñor Catalá, lo que fue ya un error. Cierto es que había ya un antecedente que hacía suponer que los párrocos se inhibirían. El 6 de octubre de 2007 fue celebrada en la Iglesia de los Mártires de Málaga una misa según el usus antiquior, con gran concurrencia de fieles (unos trescientos), como quedó documentado en la prensa de esos días. Estaba prevista una segunda celebración, que fue suspendida por presiones del obispado sobre el sacerdote responsable, evidentemente por el éxito inesperado de la primera. Claro que ello fue bajo el pontificado de monseñor Antonio Dorado, que ya no regía la diócesis en el momento en que el grupo de fieles interesados decidieron pedir formalmente la aplicación de Summorum Pontificum, pero los párrocos ya estaban amedrentados.

En todo caso, la respuesta de monseñor Catalá (foto) no pudo ser peor. Repasemos los pasajes esenciales:

“estimo que no se dan las condiciones adecuadas en la diócesis de Málaga para establecer una celebración regular de la Misa con el modo extraordinario del rito romano”

“no hay razón para empezar a propagar en este momento la celebración de la misa según el Misal del Beato Juan XXIII”

“no hay parroquias, ni párrocos, que reclamen, o sientan como una necesidad, la celebración bajo el modo extraordinario, precisamente porque no tienen grupos estables que lo vinieran solicitando”.

El “no” del obispo es categórico y evidente, por mucho que después haya querido disfrazar su decisión con argumentos especiosos.

El grupo de Málaga apeló naturalmente a la Pontificia Comisión Ecclesia Dei, la cual escribió a monseñor Catalá instándole a aplicar el motu proprio. El obispo hizo llamar a esos fieles para decirles que si seguían el protocolo previsto en el documento pontificio, no había problema de su parte. Había, pues, un cambio de actitud debido a la intervención del dicasterio vaticano (que seguramente no debió ser del gusto del prelado). La audiencia tuvo lugar el viernes 3 de septiembre pasado. Pero el domingo 5 aparecía una nota en la portada de la página web “UNA VOCE MÁLAGA” anunciando el cese de su actualización. Según se declaraba era una medida tomada libremente. Sin embargo, el conocidísimo blog La cigüeña de la torre publicó una entrada bajo el título “¿Se ha cargado Catalá Una Voce Málaga?” que dio la vuelta a todos los ambientes católicos y provocó toda clase de cábalas. Se conoció la existencia de la reunión del obispo con los fieles peticionarios dos días antes de la nota y se aplicó el axioma post hoc, ergo propter hoc, con lo cual apareció como si monseñor Catalá hubiera forzado la suspensión de “UNA VOCE MÁLAGA”.

Según nos consta, el obispo no ha intervenido en este asunto. Esto unido a su promesa de respetar escrupulosamente el motu proprio y a la perspectiva de una próxima celebración con el Misal de 1962 en la iglesia de la Cofradía de la Penitencia de Málaga nos hace confiar en un saludable cambio de actitud en monseñor Catalá, que no puede por menos de alegrarnos y que esperamos se asincero y duradero. Es de justicia, pues, descargarlo de las acusaciones de que ha venido siendo objeto en la falsa creencia de que fue él quien estuvo detrás del cese de “UNA VOCE MÁLAGA” (que ojalá sea temporal). Pero también hay que subrayar que su actitud negativa inicial dio pábulo a dichas acusaciones, que se presentaban como moralmente posibles. Desgraciadamente, no hubiera sido el primer caso de prepotencia episcopal (de la que hay varios lamentables ejemplos).

Hoy muchos acusan a La cigüeña de la torre de haber embrollado la cosa con sus artículos acerbamente críticos de monseñor Catalá. Quizás pueda decirse que exageró un poco, pero Don José Francisco Fernández de la Cigoña (foto) es un comentarista sin pelos en la lengua, que hace de saludable contrapunto a los pacatos que nunca se atreven a criticar a la mitra y el báculo cuando lo merecen por una especie de beatería trasnochada. Y aquello contribuye a que haya una opinión pública libre y sin complejos en la Iglesia, cosa que deseaba Pío XII. En el caso de Málaga la publicidad dada al asunto ha tenido la virtud a la larga de poner sobre el tapete la triste situación que existe en España y a la que nos referíamos al principio: la escasa aplicación del motu proprio Summorum Pontificum por la resistencia pasiva de los obispos españoles. En esta resistencia, que se volvió activa con monseñor Catalá en un primer momento, acaba de abrirse una brecha, que confiamos sea el comienzo de un cambio de mayor envergadura en el episcopado. Una toma de posición clara y explícita de la Conferencia Episcopal al respecto es conveniente y deseable para que los fieles católicos sepamos a qué atenernos.

fonte:miscellanea catholica