Sube al monte de
Dios
http://www.abandono.com/Boada/Submon00.htm
Pautas para una experiencia de desierto destinadas a
hermanos y hermanas ya iniciados
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Dios es amor: El encuentro oracional se inicia con la viva experiencia del amor de Dios. El texto de la I Carta de San Juan focaliza nuestra atención y nos invita a orar para vivir, y a vivir para encontrar.
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Reedificar la casa: Se ora en un entorno que ha de venir a ser "templo". Para ello hemos de sentirnos invitados a reedificar la casa interior, a profundizar lo superficializado y a restaurar lo dañado. Vamos entrando en un clima de paz y de amor.
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Un día en el monte de Dios: Todos, de alguna manera, podemos tener una posibilidad de vivir en un lugar de silencio, encuentro y oración en plena naturaleza. Se ofrecen las pautas concretas para vivir un día de desierto... Es para todos, incluso para los que no pueden salir de la "ciudad".
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Moisés, Moisés: En el desierto, Dios llama al Pueblo de Israel. Pero llama de una manera especial a quien ha de conducirlo. Y en el desierto también llama a cada persona que desea oír su voz. Si la oyes, hermano, no dejes de responder. Una "oración de las palabras" te servirá para escuchar y disponerte a dar la respuesta.
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Es tierra de Dios: En el desierto, Yhavé recuerda a Moisés que está en tierra de Dios. Vive tú tu desierto como un encuentro con Él que se te da con amor y que espera tu disponibilidad. El centro meditativo de este "diálogo" lo haremos orando, de una manera muy especial, el relato evangélico de la curación de la hija de la Cananea.
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Levantaos, no tengáis miedo: Son las palabras de Jesús a Pedro, Santiago y Juan que, azorados, acaban de contemplar el rostro del Señor Transfigurado. Con estas palabras y las recomendaciones posteriores, el Señor los envía nuevamente a la ruta del Reino. Así debe ser en tu vida... estás en el desierto por un tiempo, por un instante... Todo ha sido una visión fugaz. Tu tarea, tu templo, tu oración ha de estar en la vida, con los hermanos, en el "día a día" que hace creíble la autenticidad de tu oración.
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Vivir buscando el rostro de Dios: Es éste tu camino. En este objetivo has de centrar tu oración, recuerda siempre que "encontrar" a Dios en la oración consiste en buscarlo sin cesar en la vida.
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Consejos para la oración: Muchas veces nos preguntamos cómo orar, qué hacer para orar como conviene. Jesús nos da la pauta esencial: "Cuando oréis decid: Padre nuestro..." Siguiendo esta pauta se te proponen maneras sencillas de concretarla.
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Oración ante el Señor Transfigurado: En cada uno de nosotros el Espíritu Santo hace nacer una oración. Te ofrezco esta pequeña oración que surge en la contemplación del rostro del Señor.
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Dios también habla: Todo orante puede haber vivido la experiencia de "escuchar" la voz del Señor en el interior del corazón habitado por el silencio. En este sentido has de situar las palabras que se te ofrecen. Escúchalas... y después, en el silencio de tu oración encarnada en la vida, podrás vivenciarlo y seguir escuchando.
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Nunca dudes de su presencia: Es un mensaje de hermano, sencillo, humilde, cordial. Si nunca dudas de la presencia del Señor podrás comprobar que siempre, en toda circunstancia y lugar, a la luz radiante del sol, o en la oscuridad de la noche... podrás orar sin cesar. Porque él siempre está. Sólo te pide que vivas abierto al amor.
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Subiendo al monte de Dios: Salmos para el camino. En la misma línea de la ultima parte del disco 3, se te presentan unos salmos en versión libre para orar con calma. Sigue tú el mismo camino y ora tus propios salmos para la vida.
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Parábola: Es un pequeño relato de un hecho histórico. Una ancianita da "señales" de que vive. Es todo su camino de comunicación con sus vecinos. Tu oración ha de ser siempre expresión de lo que vives en Dios, y de lo que vives en la vida... No importa el "signo": pueden ser insignificantes tus "señales"... Lo que sí importa es la vida que te alienta en lo más profundo de tu ser. Este ha de ser tu testimonio orante.