Es una iniciativa sencilla y económica. Se trata de adornar los balcones o ventanas de la propia casa con una colgadura del Niño Jesús. Un tapiz vistoso que recordará a todos, a los moradores de la vivienda y a los que pasen por delante, que la Navidad es, esencialmente, la fiesta que conmemora el Nacimiento de Jesús.
El laicismo no permanece quieto. Impulsado por una especie de fiebre malsana, lucha por eliminar hasta las referencias icónicas del cristianismo. Pues nadie puede prohibirnos mostrar la imagen de Jesús.
He encargado ya una cantidad de estas telas. A ver si la gente se anima. “El hambre, dice el refrán, aguza el ingenio". Y va siendo hora de espabilar, de sacudir la modorra de la comodidad y la indiferencia.
Por otra parte, donde se ha llevado a la práctica en años anteriores, esta iniciativa del tapiz navideño ha dado buenos resultados. No es poco manifestar, incluso públicamente, que somos muchos los que nos gloriamos con el nombre de cristianos.
Otra sugerencia, también asequible, es escoger regalos en Reyes que tengan motivos religiosos: una cruz, una medalla, una buena edición de la Biblia, un misal… O incluso un belén.
Guillermo Juan Morado.
fonte:infocatólica