Por fin es un hecho: el Santo Padre Benedicto XVI firmó ayer por la mañana el decreto de heroicidad de virtudes del Siervo de Dios Pío XII, con lo que pasa a ser Venerable. De esta manera se desbloquea el proceso de beatificación del papa Pacelli, objeto de una injusta cuanto deshonesta polémica. El buen hacer del papa Ratzinger queda una vez más patente con este acto de valentía y de gran sentido eclesial. Junto con Pío XII también es Venerable su sucesor Juan Pablo II, por él preconizado obispo en 1958, lo cual no deja de ser una sugestiva coincidencia (que no casualidad).
Saludamos en el Venerable Pío XII al gran papa de la liturgia, al que le dio su carta magna en la bella y magistral encíclica Mediator Dei de 1947, lo que le hace acreedor al merecidísimo título de Doctor Liturgicus. Uniéndonos al regocijo de todos los devotos del papa Pacelli en el mundo entero, queremos hacerle un pequeño homenaje mostrándolo en el desempeño de su oficio de liturgo, en todo conforme al espíritu sacerdotal definido por la epístola a los Hebreos: "Omnis namque pontifex ex hominibus assumptus pro hominibus constituitur in his, quae sunt ad Deum, ut offerat dona et sacrificia pro peccatis” (Pues todo pontífice, tomado de entre los hombres, es constituido a favor de los hombres en cuanto a las cosas de Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados”).
Recogiendo, en fin, la exhortación del R.P. Gumpel, S.I., relator de la causa de beatificación de Eugenio Pacelli en el sentido de orar para que se compruebe el milagro necesario para ésta, reproducimos la oración compuesta por Mons. Petrus Canisius van Lierde, que fuera vicario de la Ciudad del Vaticano, pidiendo gracias por intercesión del hoy ya Venerable Pío XII. Toca a nosotros los fieles difundir ahora su devoción para que suba pronto a la gloria de los altares.