Entre los ponentes estuvo el cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos, con una ponencia bajo el título “La liturgia tradicional de la Iglesia, puente ecuménico”.
En su intervención destacó la “hermenéutica de la continuidad”, frente a la de la ruptura que otros han impuesto “de facto”, en la interpretación de los textos conciliares. Defendió como correcta la primera en el campo litúrgico, pudiendo constituir además así un puente para el ecumenismo.
El cardenal definió el Motu Proprio sólo como un primer paso del Papa para lo que ha de ser un nuevo movimiento litúrgico.
Hizo además una encendida defensa de la dimensión cósmica de la liturgia, y de la orientación del celebrante “ad orientem” durante la plegaria eucarística. Recordó como la aplicación práctica que se hizo de la reforma litúrgica impuso la celebración total “versus populum” que ni siquiera estaba recogida en ningún texto conciliar. Si bien, según su criterio, ésta última podría mantenerse para los ritos iniciales y la liturgia de la palabra, no sería la más adecuada para la plegaria eucarística. Dando muestras de una gran agudeza mental, y en tono retórico afirmó, entre los aplausos del auditorio: “nadie se ha lamentado nunca porque el conductor de un autobús de la espalda a sus viajeros”. Y concluyó afirmando como, tras la aplicación de la reforma litúrgica realizada, la Iglesia católica se ha convertido prácticamente casi en la única comunidad cristiana en la que sacerdote y fieles no guardan la misma orientación durante la plegaria. Algo que, evidentemente, no parece un avance para el ecumenismo.
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