sábado, 28 de maio de 2011

El Papa recibe la congregación mariana de Ratisbona y destaca la determinación de María a permanecer firme cuando todos escapan y su valentía de estar junto al Señor cuando parecía desahuciado

Pope Benedict XVI salutes as arrives hold his weekly general audience in St. Peter's square at the Vatican on May 25, 2011.



Sábado, 28 may (RV).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en el Vaticano a algunos miembros de la Congregación mariana masculina de Ratisbona. Una audiencia que ha ofrecido a Benedicto XVI la oportunidad de detenerse sobre su profunda unión con María. El Pontífice ha recordado que cuando tenía 14 años fue acogido en la Congregación en los años de oscuridad en los que Hitler dominaba sobre gran parte de Europa y parecía cuestionarse el futuro del Cristianismo en el continente.

Un encuentro en el signo de María, caracterizado por recuerdos personales. Benedicto XVI ha recordado sobre todo en que contexto, hace 70 años fue acogido por la Congregación mariana de Traunstein. Eran tiempos oscuros, tiempos de guerra. Hitler, ha dicho el Papa, había sometido uno tras otro Polonia, Dinamarca, los estados del Benelux, Francia”. Y precisamente en este periodo, hace 70 años, había ocupado además Yugoslavia y Grecia. Parecía - ha observado el Pontífice - que el continente estuviera en las manos de este poder y parecía cuestionarse el futuro del Cristianismo.

El Papa ha señalado que poco después de haber sido acogido en el seminario comenzó la guerra contra Rusia y por lo tanto la Congregación se disolvió. La Congregación, ha afirmado el Papa, sin embargo desapareció solamente de manera exterior porque quedó custodiada en el corazón. “Y esto porque desde siempre estuvo claro que la catolicidad no puede existir sin una disposición mariana, que ser católico significa ser marianos, que el amor por la Madre significa que en la Madre y por la Madre encontramos al Señor.”

Prosiguiendo su itinerario de recuerdos, el Papa ha revelado también que después de la guerra, “la mariología que se enseñaba en las Universidades alemanas era un poco áspera y sobria”. Una situación, ha añadido el Santo Padre que creo, “no ha cambiado mucho”. Pero después ha indicado qué es lo esencial cuando nos referimos a María: su fe. “¡Bienaventurada tú que has creído!”, con las palabras de Isabel el Papa ha subrayado que María “es la gran creyente”, “ha concretizado la fe de Abrahán en la fe en Jesucristo indicándonos así a todos nosotros el camino de la fe”. María, ha proseguido, “nos ha indicado la valentía de confiarnos a aquel Dios que se nos entrega en nuestras manos, la alegría de ser sus testigos”. También ha hablado Benedicto XVI de la “determinación” de la Madre “a permanecer firme cuando todos escapan”, su “valentía de estar junto al Señor cuando parecía desahuciado y de esta manera testimonia lo que ha llevado a la Pascua.

El Papa al final se ha alegrado al escuchar que en aún hoy en su Baviera hay 40 mil personas que forman parte de Congregaciones marianas que “testimonian al Señor en las horas difíciles y felices”.