Disposición para celebrar la Santa Misa
Participación plena, consciente, activa y fructuosa. 5
¿Qué quiere decir fructuosa? Quiere decir que “la participación más perfecta es la comunión”, y por eso el concilio enseña: “Se recomienda especialmente la participación más perfecta en la misa, la cual consiste en que los fieles, después de la comunión del sacerdote, reciban del mismo sacrificio el Cuerpo del Señor”*, el culmen de la participación litúrgica, la máxima y más efectiva, es la comunión sacramental. Nadie debería “estando en gracia de Dios” dejar de comulgar en cada misa que participa*.P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Participación plena, consciente, activa y fructuosa. 4
¿Qué quiere decir activa? Quiere decir que todos deben tomar parte. Los cristianos “no asistan a este misterio de fe como extraños y mudos espectadores”*. Deben fomentarse las aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las acciones o gestos y posturas corporales*. Hay que empeñarse y enfervorizarse para entrar en íntimo contacto con Jesucristo, Sumo Sacerdote.P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Participación plena, consciente, activa y fructuosa. 3
¿Qué quiere decir consciente? Que cada uno “ministro o simple fiel” debe saber lo que hace y porqué lo hace. No hay que conformarse con una asistencia negligente, pasiva y distraída. Para ello es necesario una formación catequética que cada uno debe procurarse con lectura y estudios adecuados.P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Participación plena, consciente, activa y fructuosa. 2
¿Qué quiere decir plena? Que debe manifestarse tanto en lo exterior “actitudes, gestos, oraciones, cantos…” como en lo interior, con firme voluntad de unirse a Cristo y a todo el Cuerpo Místico.P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
* Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Participación plena, consciente, activa y fructuosa. 1
“La santa madre Iglesia desea ardientemente que se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente, activa (…y fructuosa) en las celebraciones litúrgicas”*.Es la participación litúrgica la que logra que la liturgia sea vívida y vivida.
La participación litúrgica de todo fiel debe ser “como enseña el Concilio” plena, consciente, activa y fructuosa.
P. Carlos Miguel Buela IVE, Nuestra Misa
* Concilio Vaticano II,
Sacrosanctum Concilium, 11
Nos divinizamos al contacto del fuego divino.
Honrémoslo con toda pureza espiritual y corporal… Lleguémonos a él con ardiente deseo y recibamos al cuerpo del Crucificado. Y presentando ojos, labios y frente, recibamos la brasa divina, para que el fuego del amor impaciente que hay en nosotros, tomando calor de este carbón encendido, queme nuestros pecados e ilumine nuestros corazones y ardamos y nos deifiquemos con el contacto del fuego divino.San Juan Damasceno,Doctor de la Iglesia
Sobre la Fe Ortodoxa L.4 C.13
¿No te parece más bien estar en el cielo?
Cuando ves al Señor inmolado yacer en el altar, al sacerdote inclinado hacia la víctima en ademán de orar, teñidos los oferentes de la preciosa sangre, ¿te pa- rece que estás en la tierra o entre hombres? ¿No te parece más bien estar en el cielo, libre de las concupiscencias de la carne, contemplando las celestiales maravillas?San Juan Crisóstomo
Doctor de la Iglesia
Es como si Jesucristo descendiera por primera vez a la tierra.
Cuando celebras la Santa Misa o la oyes, debe ser para ti este misterio tan grande, tan digno de tu amor, tan nuevo, como si Jesucristo, descendiendo en aquel punto por primera vez a la tierra, se hiciera hombre en el seno de la Virgen.Beato Tomás de Kempis
El Señor esté con vosotros.
Algunos santos sacerdotes, cuando dicen, al principio de la Santa Misa: El Señor esté con vosotros, se lo dicen, no sólo a los que están allí presentes, sino a todos los ángeles y santos del cielo, a todas las almas del purgatorio, a todos los cristianos, a todos los hombres y mujeres de la tierra, a las aves del cielo, a los peces del mar y a los animales del campo, a los mares y a los ríos y a las montañas, y también a las estrellas del firmamento; a todas las criaturas.Padre Roberto Coggi O.P.
El tesoro escondido
El sermón más convincente.
La Santa Misa celebrada dignamente, con reverencia y cuidadosamente es en sí misma el sermón más convincente.Fr. Mark Daniel Kirby

inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!
La Santa Misa celebrada devotamente inspira devoción a cuantos la oyen. En cambio, cuando se la celebra atropelladamente consigue que se pierda la devoción y casi la fe.
Dios ordenó a los sacerdotes del Antiguo Testamento que se acercaran al Santuario temblorosos de reverencia. Y el sacerdote del Nuevo Testamento, ¿se atreverá a conducirse irreverentemente cuando, al hallarse en el altar ante la Presencia Real de Jesucristo, lo toma en sus manos, lo sacrifica y se alimenta de Él?
Así como el Santo Sacrificio celebrado devotamente infunde gran devoción y veneración, de igual manera celebrado irreverentemente hace perder el concepto y veneración que le son debidos.
Nunca podrá el sacerdote celebrar la Santa Misa con la devoción requerida por tan augusto sacrificio.
Al celebrar o al participar en la Santa Misa, sacerdotes y laicos han de actuar con piedad recia, doctrinal, y de forma amorosa, atenta, santamente apasionada. En la Eucaristía, donde tiempo y eternidad se encuentran, Cristo se ofrece al Padre y se nos entrega de nuevo a nosotros los hombres: merece evidentemente que correspondamos con todo el amor de que seamos capaces. Dios no nos pide solamente la entrega de un acto externo, sino que ante todo espera nuestro amor: sólo así la ofrenda puede ser perfecta, agradable a Dios.
Tributen los fieles la máxima veneración a la Santísima Eucaristía, tomando parte activa en la celebración del Sacrificio augustísimo, recibiendo este sacramento frecuentemente y con mucha devoción, y dándole culto con suma adoración; los pastores de almas, al exponer la doctrina sobre este sacramento, inculquen diligentemente a los fieles esta obligación.
Pedimos vehementemente a los pastores que instruyan a los fieles acerca de la importancia de participar en la Santa Misa entera.
La Iglesia desea y pide que los cristianos no asistan a este Misterio de fe que es la Santa Misa como extraños y espectadores, sino que participen consciente, piadosa y activamente, y procuren instruirse lo más posible acerca de la Eucaristía.
Para ofrecer bien el Santo Sacrificio se necesitarían tres eternidades: una para prepararla, otra para celebrarla y una tercera para dar gracias.