 Mucha tinta ha corrido acerca  del reciente Motu Proprio de S.S. el Papa Benedicto XVI Summorum  Pontificum, sobre la celebración de la Misa en latín según el rito  anterior a 1970, también llamada “Tridentina” por estar vigente desde el  Concilio de Trento (1570). Aunque los temas litúrgicos extrapolan de nuestro campo de análisis, la  acogida a esa instrucción papal revela que la tendencia conservadora que  se viene observando en Occidente ha llegado también al área religiosa,  profundizando así un rumbo de opinión actual, de gran significado e  importancia.
Mucha tinta ha corrido acerca  del reciente Motu Proprio de S.S. el Papa Benedicto XVI Summorum  Pontificum, sobre la celebración de la Misa en latín según el rito  anterior a 1970, también llamada “Tridentina” por estar vigente desde el  Concilio de Trento (1570). Aunque los temas litúrgicos extrapolan de nuestro campo de análisis, la  acogida a esa instrucción papal revela que la tendencia conservadora que  se viene observando en Occidente ha llegado también al área religiosa,  profundizando así un rumbo de opinión actual, de gran significado e  importancia.“El latín está de regreso”
Un reciente reportaje del “Washington Post” —periódico  liberal muy poco afecto a la Tradición católica—, titulado “El latín  está de regreso – Los Católicos Jóvenes comandan el Resurgimiento de la  Misa Tradicional”, permite aquilatar la profundidad de ese fenómeno  sociocultural. Su autora, Jacqueline Salmon, comienza presentando el  tema como una paradoja: “Algunas de sus partes tienen 1500 años, es  difícil entenderla, y aún más desafiante verla. Y [sin embargo] se está  poniendo en boga entre los católicos jóvenes. Es la Misa latina  tradicional”.

Ella recuerda que el reciente documento papal sobre el  tema ha removido muchos de los obstáculos a la celebración del antiguo  rito. Con ello Benedicto XVI ha querido, entre otras cosas, atender al  “«nuevo y renovado» interés” por la liturgia tradicional “especialmente  entre los católicos más jóvenes”. La reportera decidió entonces indagar  entre los mismos jóvenes las razones de ese atractivo.  Y las respuestas que recibió son harto elocuentes. Los jóvenes, los más  atraídos “Es lo opuesto de la cacofonía que viene con la Misa moderna”,  responde Ken Wolfe, un joven empleado de Washington. “No hay guitarras,  aplausos, lapsos en que las personas hablan unas con otras. Es una  liturgia muy seria”.  El P. Franklyn McAfee, párroco en el distrito de McLean, en Washington,  constata que en su parroquia la asistencia a misa dominical de mediodía  “se ha duplicado desde que comenzó a celebrarse en latín. La mayoría de  los asistentes tienen menos de 40 años”. También observa que “los  feligreses más jóvenes son más reflexivos. Ellos quieren algo que les  eleve el alma cuando van a la iglesia. No quieren cosas que pueden  conseguir afuera”.  El reportaje destaca la “popularidad” de la celebración tradicional en  las nuevas generaciones, y señala que existe “una brecha entre los  católicos más viejos, que crecieron en la era más liberal post-Vaticano  II, y su contraparte, los más jóvenes, que alegan sentirse como si les  hubieran arrebatado la tradición que fue arrojada por la borda en el  afán de modernizarse”. Esos jóvenes, explica, se muestran “enormemente  sensibles” al contacto con la armonía y belleza del antiguo ritual. Es  que —agregamos nosotros— la majestuosa sublimidad que envuelve su  celebración impacta en zonas muy profundas de la psicología humana,  dando al fiel una idea sensible de la grandeza de la Redención obrada  por Jesucristo, como también de que su alma fue hecha para la eternidad  del Cielo. Por ejemplo Chris Paulitz, un joven entrevistado a la salida  de una iglesia en Alexandria, afirma que después de cada Misa “uno se  siente como si hubiera aprendido algo y hubiera crecido un poco”.

Un fenómeno en rápida expansión La autora destaca el  gran número de “sacerdotes, músicos y laicos que no se pierden ningún  video o libro sobre el tema. Ellos se inscriben en talleres o se  registran por la web en cursos que instruyen paso a paso sobre la  liturgia elaboradamente coreografiada”. Allí encuentran, por ejemplo,  una explicación detallada del simbolismo sagrado de cada rúbrica.  Un sacerdote de la Arquidiócesis de Chicago, el P. Scott Haynes, abrió  en agosto pasado un portal en internet ofreciendo subsidios para  celebrar la Misa tradicional. “Yo sabía que despertaría algún interés,  pero no tenía idea de que éste crecería tan rápidamente, ni de que fuese  realmente tan profundo”. En menos de tres meses su página web 1 ha  recibido más de un millón de visitas, y al P. Haynes le llegan cientos  de e-mails diarios. “Estoy sorprendido de  cuánta gente ha adherido a esto”. En los EE.UU. la demanda de la Misa  en latín es tan grande que el obispado de Arlington, vecino a  Washington, decidió enviar varios sacerdotes a un seminario tradicional  en Nebraska, para que aprendan a celebrarla. Entre tanto, en la capital  la portavoz de la Arquidiócesis, Susan Gibbs, informó que “sacerdotes  que conocen el ritual ya están entrenando a otros, y el próximo año la  diócesis planea ofrecer entrenamiento” a los clérigos que lo soliciten.
Las razones de una fascinación
¿A qué se debe esta renovada fascinación por una  liturgia de la cual se vaticinaba un ocaso inexorable? Mons. Kevin  Irwin, decano de la Escuela de Teología y Estudios Religiosos de la  Universidad Católica, lo explica: “Antes del Concilio paso a paso sobre  la liturgia elaboradamente coreografiada”. Allí encuentran, por ejemplo,  una explicación detallada del simbolismo sagrado de cada rúbrica. Un  sacerdote de la Arquidiócesis de Chicago, el P. Scott Haynes, abrió en  agosto pasado un portal en internet ofreciendo subsidios para celebrar  la Misa tradicional. “Yo sabía que despertaría algún interés, pero no  tenía idea de que éste crecería tan rápidamente, ni de que fuese  realmente tan profundo”. En menos de tres meses su página web 1 ha  recibido más de un millón de visitas, y al P. Haynes le llegan cientos  de e-mails diarios. “Estoy sorprendido de cuánta gente ha adherido a  esto”. En los EE.UU. la demanda de la Misa en latín es tan grande que el  obispado de Arlington, vecino a Washington, decidió  enviar varios sacerdotes a un seminario tradicional en Nebraska, para  que aprendan a celebrarla. Entre tanto, en la capital la portavoz de la  Arquidiócesis, Susan Gibbs, informó que “sacerdotes que conocen el  ritual ya están entrenando a otros, y el próximo año la diócesis planea  ofrecer entrenamiento” a los clérigos que lo soliciten.
Las razones de una fascinación
¿A qué se debe esta renovada fascinación por una  liturgia de la cual se vaticinaba un ocaso inexorable? Mons. Kevin  Irwin, decano de la Escuela de Teología y Estudios Religiosos de la  Universidad Católica, lo explica: “Antes del Concilio Y no hablemos de  la introducción en la Misa de músicas profanas —muchas de ellas de  origen protestante o surgidas de la revolución cultural de los años 60—  cuyo dudoso gusto e insufrible banalidad hacen tabla rasa de una  estupenda tradición musical sacra, acumulada durante 13 siglos. Estos y  otros abusos llevaron al actual Papa, cuando era todavía Prefecto de la  Congregación para la Doctrina de la Fe, a decir que el resultado de la  reforma litúrgica post conciliar “no ha sido una reanimación sino una  devastación” 3. Además —buscando tal vez subsanar la sensación de vacío y  el tedio asfixiante que causa la mediocridad de no pocas innovaciones  litúrgicas actuales— muchos sacerdotes progresistas se aplicaron a  transformar sus misas en shows extravagantes, en los cuales ellos juegan  el papel de patéticos “animadores”. Esfuerzo estéril: meses antes de su  elección al papado, el entonces cardenal Ratzinger constataba con  justeza que “los fieles no se sienten involucrados en celebraciones  «creativas» que no les dicen nada” 4. Lo que esos fieles saciados de  vulgaridad sí anhelan, y de toda su alma, es una liturgia que les hable  de lo sagrado, de lo absoluto, de la suprema belleza y la gloria  infinita de Dios, a la que los hombres estamos llamados a contemplar y  adorar por toda la eternidad, y de la cual la liturgia tradicional nos  ofrece un maravilloso anticipo. Ésta es la razón por la cual la  periodista del “Washington Post” anuncia, sorprendida, lo que le parece  increíble: “la Misa en latín está de regreso”. Sí, es la belleza que  vuelve, con pasos de Reina y aureolada del esplendoroso prestigio de la  Tradición.
  Secretario de la Congregación para la Disciplina de  los Sacramentos: La liturgia progresista “oscurece la fe” Roma – En entrevista a la  agencia vaticana Fides (16‑11-2007) el Secretario del Pontificio Consejo  para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Mons. Albert Patabendige, censuró “los cambios introducidos  abusivamente” en la liturgia católica, produciendo múltiples “efectos  nocivos sobre la fe y sobre la vida litúrgica de la Iglesia”. Sostuvo  que varios elementos de la liturgia post conciliar, tales como la  comunión en la mano, la eliminación de los comulgatorios, el uso de las  iglesias para eventos profanos o “celebraciones interreligiosas”, el  hecho de que “el Santísimo Sacramento sea casi desplazado y abandonado en una capillita  invisible y poco decorada”, constituyen un elenco de factores que  “oscurece la fe tan central en la Iglesia, en la presencia real de  Cristo”. Otro “serio error”, agrega, es el de “confundir los roles  específicos del clero y de los laicos en el altar, haciendo del  presbiterio un lugar de confusión, de exceso de movimiento, y no  ciertamente un lugar donde el cristiano alcanza a adquirir el sentido de  admiración y esplendor frente a la Presencia y a la acción salvífica  del Señor”. En tal contexto, agrega el Obispo, “el uso de las danzas, de  instrumentos musicales y de cantos que bien poco tienen de litúrgico no  son para nada consonantes con el ambiente sacro de la iglesia y de la  liturgia”. Todos estos elementos, concluyó, “desnaturalizan” la  celebración de la Misa, transformándola en una “coreografía y una  manifestación de teatralidad, pero no de fe” (*). Esta terrible constatación deja pendientes de respuesta varias  preguntas: cómo pudo llegarse a una situación tan calamitosa; qué nexo  tiene ella con la “auto-demolición” de la Iglesia denunciada por Pablo  VI; quiénes fueron sus responsables; etc. Una elemental seriedad de espíritu impone que se llegue hasta allí. (*) www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=14580&lan=ita.
Secretario de la Congregación para la Disciplina de  los Sacramentos: La liturgia progresista “oscurece la fe” Roma – En entrevista a la  agencia vaticana Fides (16‑11-2007) el Secretario del Pontificio Consejo  para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Mons. Albert Patabendige, censuró “los cambios introducidos  abusivamente” en la liturgia católica, produciendo múltiples “efectos  nocivos sobre la fe y sobre la vida litúrgica de la Iglesia”. Sostuvo  que varios elementos de la liturgia post conciliar, tales como la  comunión en la mano, la eliminación de los comulgatorios, el uso de las  iglesias para eventos profanos o “celebraciones interreligiosas”, el  hecho de que “el Santísimo Sacramento sea casi desplazado y abandonado en una capillita  invisible y poco decorada”, constituyen un elenco de factores que  “oscurece la fe tan central en la Iglesia, en la presencia real de  Cristo”. Otro “serio error”, agrega, es el de “confundir los roles  específicos del clero y de los laicos en el altar, haciendo del  presbiterio un lugar de confusión, de exceso de movimiento, y no  ciertamente un lugar donde el cristiano alcanza a adquirir el sentido de  admiración y esplendor frente a la Presencia y a la acción salvífica  del Señor”. En tal contexto, agrega el Obispo, “el uso de las danzas, de  instrumentos musicales y de cantos que bien poco tienen de litúrgico no  son para nada consonantes con el ambiente sacro de la iglesia y de la  liturgia”. Todos estos elementos, concluyó, “desnaturalizan” la  celebración de la Misa, transformándola en una “coreografía y una  manifestación de teatralidad, pero no de fe” (*). Esta terrible constatación deja pendientes de respuesta varias  preguntas: cómo pudo llegarse a una situación tan calamitosa; qué nexo  tiene ella con la “auto-demolición” de la Iglesia denunciada por Pablo  VI; quiénes fueron sus responsables; etc. Una elemental seriedad de espíritu impone que se llegue hasta allí. (*) www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=14580&lan=ita.fonte:http://www.tradicionyaccion.org.pe/tya/spip.php?article22

 inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!
inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!