domingo, 15 de diciembre de 2013
Lombardi: la elección de Volpi fue sabia
El ataque a los
Frailes llega a la gran prensa
El Comisario permanecerá en su cargo
El Comisario permanecerá en su cargo
No deja de asombrar que el blindaje
periodístico a favor del Papa, por el cual se le evita cualquier tipo de noticia
adversa, haya sido perforado por los acontecimientos que envuelven a los Frailes
Franciscanos de la Inmaculada.
La Agencia de noticias Asociatted Press, publicó un artículo de Nicole Winfiedl para referirse al tema, lo cual puede ser visto como un indicio de la altísima preocupación que Francisco estaría provocando en el sector tradicionalista del catolicismo americano, el cual pudo haber presionado hasta conseguir que la noticia permee el círculo de protección.
Es curioso ver que los cronistas poco habituados al tema litúrgico, se refieren a la Misa Tridentina como antigua misa en latín, centrando el problema en el abandono del idioma sagrado, cuando el conflicto alrededor de la reforma de la Misa más que cambio de lengua lo es de Rito.
De la nota que publicamos abajo en nuestra traducción, queremos resaltar por un lado las declaraciones de Lombardi, hechas por mail a Asociatted Press, que lo pintan como un provocador obsecuente y sofístico, que convierte a la víctima en victimario.
Para él, el hecho de que los perseguidos fieles se hayan atrevido a pedir el cese del cruel tirano Volpi, ¡justifica la intervención del Instituto!
Le aconsejamos que si quiere salvar el alma se busque otro trabajo porque el que desempeña es muy peligroso: tiene que generar una realidad que no existe para justificar al Patrón.
El otro testimonio que da asco es de un teólogo de una Univerdidad del Opus Dei que, por un lado, repite el argumento papal sobre el uso ideológico de la Liturgia por parte del tradicionalismo, y por el otro dice que Francisco ¡no está en contra de la Misa Tridentina!
Para que lo sepan Lombardi y el teólogo del Opus: Benedicto fue derrocado porque se permitió desafiar a la secta modernista con su Motu Proprio Summorum Pontificum.
Ni su condescendencia con el "sano laicismo", ni el hacer suyos los argumentos del judaísmo sionista pudieron salvarlo del destino infortunado que ha tenido.
Porque la batalla por la fe se definirá por la Misa, con la Misa y en la Misa. Y todas las huestes infernales se levantarán contra el Papa que quiera devolver al Rito Romano Gregoriano, el lugar que siempre le ha correspondido.
Las fotografías que ilustran esta entrada han
sido publicadas ayer (Ver AQUÍ).
No sabemos si son actuales, es decir si esta visita de Volpi a Francisco es del
mismo día 15.
Pero si así fuera ¿tendrá algo que ver con el petitorio que se está firmando?
p/d: En italiano Volpe significa Zorro y Volpi es su plural: Zorros.
Pero si así fuera ¿tendrá algo que ver con el petitorio que se está firmando?
p/d: En italiano Volpe significa Zorro y Volpi es su plural: Zorros.
¿Franciscanos de la Misa nueva? |
El hecho de que el Papa Francisco haya sido designado Persona del Año por la revista Time, no le evita haber caído bajo la crítica de un número creciente de católicos tradicionalistas, por la enérgica intervención de una orden religiosa que celebra la antigua Misa en Latín.
El caso se ha convertido en un epicentro de los tira y aflojes ideológicos verificados en la Iglesia Católica acerca de la revolucionaria agenda de Francisco, la cual, al mismo tiempo que ha entusiasmado a los progresistas, generó alarma en el sector tradicional.
El asunto que nos ocupa se refiere al Instituto de Frailes Franciscanos de la Inmaculada, una pequeña pero pujante comunidad de varios cientos de sacerdotes, seminaristas, y monjas, fundada en Italia en 1990, como una rama de la gran orden Franciscana del homónimo papal, San Francisco de Asís.
El Papa Benedicto XVI había abierto una investigación en el Instituto, luego de que cinco de sus sacerdotes se quejaran porque la congregación estaba volviéndose demasiado tradicionalista, con un incremento en las celebraciones de la antigua Misa en detrimento de la liturgia en idioma vernáculo.
Benedicto, un gran admirador de la Misa anterior al Concilio Vaticano II, había facilitado su celebración a partir de 2007.
Si bien las disputas dentro del Instituto se
centraban en la Liturgia, el núcleo del problema son las diferentes
interpretaciones de las reformas modernizadoras realizadas por el Concilio
Vaticano II, las cuales incluyen el uso de las lenguas vernáculas, que algunos
consideran una ruptura con la tradición de la Iglesia.
En el mes de Julio pasado, el Vaticano nombró
como Comisario Apostólico al padre Fidenzio Volpi, un fraile capuchino, con el
mandado de sofocar la disidencia que había estallado acerca de la liturgia,
mejorar las relaciones entre los hermanos y tomar control de sus finanzas.
En el mismo decreto que designaba a Volpi,
Francisco prohibió a los frailes celebrar la antigua Misa en Latín, salvo
permiso especial; un claro retroceso con respecto a lo decido por Benedicto en
2007.
En las semanas siguientes, se levantaron
indignadas las voces de los tradicionalistas: cuatro intelectuales italianos
escribieron al Vaticano acusándolo de haber violado el edicto de Benedicto XVI
con la restricción impuesta a los frailes. Para ellos, la Santa Sede realizaba
una "injusta discriminación" contra aquellos que desean celebrar el rito
antiguo.
Volpi no se dejó intimidar: envió al fundador,
padre Stefano María Manelli, a vivir a un convento, mientras él se dedicaba a
reformar el Instituto.
Y el 8 de Diciembre pasado, entró en acción
emitiendo una serie de sanciones en nombre del Papa, que ha sorprendido a los
observadores por su aparente severidad: cerró el seminario de los frailes,
mandando a los estudiantes a otras universididades religiosas de Roma.
Suspendió las actividades del movimiento laical
vinculado al Instituto; suspendió las ordenaciones sacerdotales durante un año;
y requirió a los futuros presbíteros que acepten las enseñanzas del Concilio
Vaticano II y la reforma litúrgica, o serán expulsados. También decretó que los
actuales sacerdotes deben comprometerse por escrito a seguir la misión de la
Congregación.
En la carta en la que estatuye las nuevas medidas, Volpi acusó a los frailes que permanecen fieles al padre Manelli de intentar minar su autoridad, al mismo tiempo que levantaba cargos por malversación de fondos.
Denunció también un culto a la personalidad que habría crecido alrededor del padre fundador, que "revela una gran pobreza espiritual y dependencia psicológica incompatibles con" la vida religiosa.
Las sanciones parecen duras en comparación con otras acciones tomadas por el Vaticano en contra de Congregaciones muchos más grandes, u otros grupos religiosos que tienen problemas doctrinales u otras cuestiones, como por ejemplo la intervención que la Santa Sede realiza a las monjas americanas preocupadas por la justicia social; o los esfuerzos realizados por el Vaticano para reformar a los deshonrados Legionarios de Cristo.
En ambos casos se designaron Comisarios Pontificios para reescribir constituciones estatutos, y supervisar las reformas, pero las medidas tomadas por Volpi contra los Frailes de la Inmaculada parecen ir mucho más allá.
Los tradicionalistas han denunciado que está en juego una moral de doble standard, por la cual un Papa progresista sanciona, por consideraciones ideológicas, a una congregación tradicionalista.
En su blog "The Hermeneutic of Continuity", que es muy leído por los círculos tradicionalistas, el sacerdote británico Timothy Finigan, refiriéndose a las sanciones, ha escrito la semana pasada "Espero que no se me llame intemperante por considerar que esto es más que duro".
Francisco ha calificado al Motu Proprio Summorum Pontificum de Benedicto XVI como "prudente"; pero advirtió que puede ser utilizado ideológicamente por algunas facciones de la Iglesia.
El Papa ha dejado claro su desdén por los tradicionalistas, diciendo que son retrógrados autoreferenciales que no ayudan en la misión evangelizadora de la Iglesia.
Para algunos, la cuestión es puramente ideológica. Christopher Ferrara, columnista de The Remant, un periódico quincenal tradicionalista en los Estados Unidos, dijo que el objetivo de Volpi era hacer que el Instituto de la Inmaculada se ajuste a la ideología más progresista de otras congregaciones religiosas como los propios capuchinos de Volpi, que están perdiendo vocaciones mientras las de los conservadores, como los frailes franciscanos, aumenta.
Ferrara dijo en una entrevista, que el tradicionalismo no es una ideología, sino que consiste en aferrarse a todo lo que se nos ha transmitido.
Un grupo de tradicionalistas católicos laicos
ha puesto en marcha una
petición en línea para pedir el cese de Volpi, pero no queda claro cuántas
firmas se han recogido. Un mail que enviamos no ha sido contestado hasta este
Sábado.
(NdPC: en la misma web donde se firma, se
informa al instante el número de firmantes que a las 21,00 Hs del 15/12/13 llega
a la cifra de 5.700).
El padre Federico Lombardi, vocero papal,
defendió a Volpi como un administrador sagaz, estimado y con abundante
experiencia, al par que desestimó el pedido que se hace para que sea expulsado
del cargo.
"El conoce bien la vida religiosa porque fue
durante muchos años director de la Conferencia Italiana de Superiores
Religiosos, y creo que su nombramiento fue una sabia elección". Dijo
por mail a Asociatted Press.
"Aunque la situación parece difícil y
dolorosa, la existencia de esta carta (la que pide su destitución) parece
justificar que el nombramiento del Comisario era necesario, y que él sabe
utilizar los poderes que tiene. No tengo razón alguna para dudar de ello",
concluyó Lombardi.
El padre Robert Gahl, un teólogo moralista de
la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, manejada por el Opus Dei, dijo que
está seguro de que al Papa no se opone a la Misa Antigua en Latín, y que no
pretende combatirla mediante la restricción aplicada a los frailes.
Dijo, en cambio, que Francisco parecía estar
tomando las medidas necesarias para acabar con los conflictos internos que
surgieron por su celebración, y luego tomó otras medidas después de que
ocurrieran irregularidades financieras.
"La liturgia es siempre un tema sorprendentemente sensible", agregó. "Puede desatar muchas controversias, perturbando la vida comunitaria, incluso cuando la sustancia del desacuerdo sea minúscula.
Así que, creo que Francisco está presionando para lograr la paz y la unidad de la comunidad, aunque esto pueda implicar una reducción temporal en el uso" de la antigua misa en latín.
"Estoy seguro de que Francisco quiere lograr
la unidad en Cristo, terminando con las disputas entre grupos ideológicos dentro
de la Iglesia, incluso aquellos que ideologizan la liturgia".