27/01/10 Las espadas están en alto. Pocos días después de la visita del Papa a la Sinagoga de Roma, el rabino jefe de esta comunidad, Riccardo Di Segni (en la foto), ha lanzado un ultimátum a la Iglesia Católica, en la que le advierte de la necesidad de elegir entre ellos o los miembros de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, también conocida como los "lefebvrianos", un movimiento de tipo tradicional, que denuncia el giro interno efectuado por la Iglesia tras el Vaticano II en una cuestión clave como la que significa el diálogo interreligioso.
En una entrevista concedida al mensual italiano Il Consulente RE, el rabino jefe ha explicado la "extraña apertura efectuada a los lefebvrianos y responde: "Si la paz con los lefebvrianos significa renunciar a la apertura del Concilio, la Iglesia deberá decidir: ¡o ellos o nosotros!".
En una entrevista concedida al mensual italiano Il Consulente RE, el rabino jefe ha explicado la "extraña apertura efectuada a los lefebvrianos y responde: "Si la paz con los lefebvrianos significa renunciar a la apertura del Concilio, la Iglesia deberá decidir: ¡o ellos o nosotros!".
Ciertamente el ultimátum del rabino, además de ser inaceptable en las formas, lo es más si tenemos en cuenta el clima de diálogo respetuoso que el Papa ha venido manteniendo con ellos en los últimos años. No parece lógica pues una postura que tiende a crear más tensión que otra cosa. Así, se hace muy difícil avanzar. Lo que no cabe duda es que los miembros de la Fraternidad no se encuentran, ni mucho menos, en una situación similar a la que presenta la comunidad judía, pues ellos sí forman parte de la Iglesia, aunque no de su estructura visible a falta de que se diluciden las cuestiones canónicas que les afectan, aunque antes están deberán discutirse las cuestiones doctrinales.
Lo que esta situación ha puesto de manifiesto es la necesidad de que se aclaren de una vez varios conceptos. Y se resulvan varias preguntas. Por ejemplo, ¿qué es el diálogo interreligioso? ¿Qué pretende la Iglesia con él? ¿Quiénes son los encargados de llevarlo a cabo? ¿Con qué fin? ¿Es posible llevar a cabo una tarea semejante sin romper con la Tradición? ¿Este tipo de diálogo beneficia a alguien? ¿No es mejor llevar a cabo un apostolado más personal y no de carácter institucional? ¿Debemos buscar la conversión de esas personas? Y lo mismo en el ámbito del ecumenismo. Doctores tiene la Iglesia que os sabrán responder...
FONTE:SECTOR CATÓLICO
FONTE:SECTOR CATÓLICO