segunda-feira, 5 de julho de 2010

LA MISA DE SIEMPRE CODIFICADA POR S. PÍO V - PORQUÉ EN LATÍN. El llamado más reciente lo ha realizado el Papa Benedicto XVI, en la Carta Apostólica Sacramentum Caritatis.


 



La misa de siempre únicamente codificada por S.Pío V June 29 at 7:27pm ¿Por qué el latín?

¿Por qué el latín?
To all guests of La misa de siempre únicamente codificada por S.Pío V
Axel Alvarez Frati June 29 at 7:27pm Reply¿Por qué el latín?

El llamado más reciente lo ha realizado el Papa Benedicto XVI, en la Carta Apostólica Sacramentum Caritatis.


La lengua latina en la Iglesia

Obviamente Jesucristo no hablaba en latín, pero desde que Pedro ocupó la Sede de Roma, la Iglesia se “romanizó”, es decir, se hizo católica, que quiere decir universal. Primero se utilizó el griego (era la lengua culta: todos los escritos del Nuevo Testamento –excepto el Evangelio de San Mateo, escrito en arameo- han sido escritos en griego), que con el tiempo fue reemplazado por el latín.

De hecho el latín es la lengua oficial de la Iglesia Católica.
Así por ejemplo, la versión oficial de los documentos de la Santa Sede está escrita en latín, y las traducciones a demás idiomas se hacen a partir del original latino.

En cuanto a la liturgia –el culto público que la Iglesia tributa a Dios y que nos consigue la gracia divina-, la Iglesia es muy respetuosa de las costumbres locales, y por eso hay diferentes ritos que responden a antiguas tradiciones. Nuestro rito –el de los occidentales- es el rito latino. Y el idioma litúrgico de nuestro rito es el latín.

Te darás cuenta que si el latín da el nombre a nuestro rito, es muy importante para nosotros.

Algunas razones de la conveniencia del uso del latín:

1) El latín contribuye a vivir la comunión en la oración. Al ser una lengua internacional, da unidad a la Iglesia. Personas de todo el mundo podemos rezar juntos, en la misma lengua; y esto nos une. Esto vale tanto cuando estamos repartidos por el mundo (nos sentimos en comunión con todos los católicos), como cuando participamos en reuniones más internacionales.

2) Con el uso diario los idiomas evolucionan. Hoy, por ejemplo, suena rarísima la forma de hablar castellano del siglo XVI, incluso hasta resulta difícil de entender (lo experimentáis cuando leéis libros de a Santa Teresa de Jesús). El latín, al ser una lengua muerta –no la utiliza ningún pueblo-, no cambia por el uso. Para “fijar” las definiciones dogmáticas esto resulta muy ventajoso.

3) En un mundo globalizado, facilita asistir a Misa en otros países entendiendo la liturgia: permite sentirse “en casa” en todas partes.

4) Para dar mayor solemnidad a la liturgia en algunas ocasiones es bueno contar con una lengua más culta, reservada al trato con Dios. Por este motivo, en inglés, por ejemplo, se han conservado formas arcaicas de inglés en las oraciones más básicas como son el Padre Nuestro y el Avemaría.

5) Rezar en una legua que no es la propia, nos puede ayudar a estar más atentos. El uso del latín –si queremos entender y participar- nos “obliga” a seguir la liturgia con un Misal: esto nos facilita el estar más atentos y estar más “metidos” en lo que se realiza.

6) También contribuye a “valorar” más las palabras que se dicen: muchas veces palabras de otros idiomas, nos “dicen” más que las del propio (que resultan como “gastadas” por el uso).

7) No perteneciendo a ningún país concreto, nadie se puede sentirse “extranjero” con el latín. Y a nadie se le impone la lengua de otro.

8) Nos enriquece culturalmente. Facilita el acceso directo a muchos textos que han sido escritos en latín. Toda la cultura occidental se escribió y se pensó en latín.


En concreto, ¿qué se espera de nosotros?

La propuesta del Papa es bien concreta y accesible. Copio de la Carta Apostólica Sacramentum Caritatis de S.S. Benedicto XVI (22.2.2007), n. 62:

1) “Las celebraciones que tienen lugar durante encuentros internacionales (...) han de ser valoradas debidamente. Para expresar mejor la unidad y universalidad de la Iglesia, quisiera recomendar lo que ha sugerido el Sínodo de los Obispos, en sintonía con las normas del Concilio Vaticano II: exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín;
2) también se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, utilizar cantos gregorianos.
3) Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano;
4) se procurará que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia.

En el Compendio del Catecismo de la Iglesia, se ha incluido un anexo con las principales oraciones del cristiano, en dos columnas: una en latín y otra en la lengua vernácula, para que todos podamos ir, de a poco, aprendiéndolas de memoria.

Acá tenemos un desafío personal: aprender a rezar en la unidad de la Iglesia, al menos algunas oraciones en latín.


DEL CONCILIO VATICANO II: Constitución Sacrosanctum Concilium.
n. 36 Lengua litúrgica
1. Se conservará el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvo derecho particular.
2. Sin embargo, como el uso de la lengua vulgar es muy útil para el pueblo en no pocas ocasiones, tanto en la Misa como en la administración de los Sacramentos y en otras partes de la Liturgia, se le podrá dar mayor cabida, ante todo, en las lecturas y moniciones, en algunas oraciones y cantos, conforme a las normas que acerca de esta materia se establecen para cada caso en los capítulos siguientes. (...)
4. La traducción del texto latino a la lengua vernácula, que ha de usarse en la Liturgia, debe ser aprobada por la competente autoridad eclesiástica territorial antes mencionada.

n. 54 Lengua vernácula y latín
En las Misas celebradas con asistencia del pueblo puede darse el lugar debido a la lengua vernácula, principalmente en las lecturas y en la "oración común" y, según las circunstancias del lugar, también en las partes que corresponden al pueblo, a tenor del artículo 36 de esta Constitución. Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.

Autor: padre Eduardo maría Volpacchio 
fonte: Fe y tradicion radio