- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)
sexta-feira, 19 de abril de 2019
Don Divo Barsotti. Meditaciones para el Viernes Santo
Viernes Santo Primera meditación
El sufrimiento de Jesús continúa en nosotros, pero al mismo tiempo la gloria de su resurrección se hace presente en nosotros
El misterio que celebramos propone a nuestra meditación uno de los temas fundamentales pero también más desconcertantes del cristianismo. En el Antiguo Testamento el mal moral no era distinto del mal físico. Todo se llamaba "malvado"; sin embargo, aunque uno hablara indiferentemente de uno y del otro, había una distinción implícita. Para nosotros, los cristianos, la distinción es tan clara, tan absoluta que vemos el mal físico como el medio más eficaz elegido por Dios para la destrucción del mal moral. El Hijo de Dios muere en la Cruz, acepta sufrir en su cuerpo y en su alma todos los tormentos para la salvación del hombre y esta salvación es la remisión del pecado (mal moral). Hay que decirlo entre comillas, pero hay que decirlo: "el bien" del sufrimiento en la economía cristiana, porque lo que Dios eligió una vez, lo eligió para siempre y aún hoy sigue siendo cierto que del sufrimiento humano viene el bien. Se entiende que si el sufrimiento nos lleva a la rebelión contra Dios, se convierte en la razón de un mal moral y entonces está claro que esto ya no se puede decir; pero en la medida en que el sufrimiento, aunque no se experimente por Dios, no es sin embargo una razón para el mal moral, este sufrimiento siempre tiene un valor redentor, es decir, tiene el valor más alto que cualquier acción humana puede lograr. LER...