- E senti o espírito inundado por um mistério de luz que é Deus e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora! - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! (escreve a irmã Lúcia a 3 de janeiro de 1944, em "O Meu Caminho," I, p. 158 – 160 – Carmelo de Coimbra)
sábado, 7 de novembro de 2009
UN REGALO PARA LA IGLESIA
Con profunda alegría les ofrecemos un artículo publicado en el Diario de Cádiz, cuyo autor es Santiago Gassín Ordónez, sacerdote salesiano, de 39 años, director y coordinador de Pastoral Juvenil en el Colegio Salesiano "Ntra. Sra. Del Rosario", en Rota (Cádiz).
Lo escribe en respuesta al publicado en este mismo periódico el pasado 23 de octubre, firmado por el dominico Pascual Saturio Medina, bajo el título "Ite, Missa est. Pero parece que no"
Un regalo para la Iglesia
Soy un sacerdote salesiano, de 39 años, director y coordinador de Pastoral Juvenil en el Colegio Salesiano "Ntra. Sra. Del Rosario", en Rota (Cádiz). Sólo un par de veces he asistido a la Santa Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano. Así es como se llama la que, gracias al Papa Benedicto XVI se puede volver a celebrar, si un grupo de fieles que así lo deseen lo soliciten al Ordinario, el cual no podría negarse.
Sí he asistido más veces de las que hubiera deseado a celebraciones que más que Misas dan la impresión de espectáculos donde el presbítero se convierte en protagonista central, opacando la centralidad del Señor. He asistido a Misas donde el sacerdote tiene prisa por acabar, añade o suprime textos a su antojo, omite ritos expresivos como el de lavarse las manos y falta sin escrúpulos a las normas que regulan el Culto Divino erigiéndose en dueño de la Liturgia de la que no es más que depositario.
He asistido a Misas celebradas con ornamentos indignos e incluso sin ellos; a Misas en que el mismo sacerdote prohíbe a los fieles arrodillarse, porque ello no sería indicativo de una fe adulta; a Misas en que el sacerdote ha obligado a los fieles a comulgar en la mano, en contra de la única forma practicada en la Iglesia desde hace 1500 años y deseada por todos los Papas como nos enseña visiblemente el actual. (La comunión en la mano es una práctica sólo tolerada excepcionalmente por la Iglesia; Pablo VI recordó una y otra vez la obligación de recibir la Comunión en la boca). He asistido a Misas que no expresan el Misterio que representan: la renovación incruenta del sacrificio del Calvario, porque subrayan sólo el aspecto asambleístico.
En los años de mi formación al sacerdocio deseé no celebrar de cualquier manera, sino ateniéndome al rico Misal de Pablo VI (que amo, porque lo he visto maltratar tanto), sin necesidad de adornarlo con una hueca y aburrida verborrea, y menos aún, con lamentables payasadas. Ahora, desde que el Santo Padre publicó el Motu Proprio Summorum Pontificum, mediante el cual se puede celebrar la Misa de siempre, también me he propuesto aprender a celebrarla para poner al servicio de los fieles que lo deseen esa riqueza de la liturgia católica, con la que se han santificado miles de hombres y mujeres hasta 1969.
Reverendo Padre Fray Pascual, respetándole mucho a usted porque es un hermano en el sacerdocio y porque pertenece a una Orden tan benemérita como la de Predicadores (una de cuyas glorias es el Papa San Pío V, que promulgó el Misal que a usted parece no agradarle), permítame decirle que entre el artículo de usted del 23 de octubre de 2009 en el Diario de Cádiz y la preciosa carta con que el Vicario de Cristo acompañó su Motu Proprio del 7 / 07/ 2007 (¿la ha leído usted?) me quedo con esta última.
Aunque no lo veamos en muchos que nos deberían dar ejemplo de ello, gracias a Dios, somos muchos los sacerdotes que, bajo los Pontificados de nuestros amadísimos Juan Pablo II y Benedicto XVI, hemos ido descubriendo el valor de la fidelidad al Magisterio de la Iglesia y a su Tradición. No creemos en una Iglesia que eleva a la categoría de verdad absoluta sólo un tipo de teología, de moral y de liturgia, en discontinuidad con la Tradición. Benedicto XVI, además de Papa, el teólogo hoy más preclaro de la Iglesia, enseña que la correcta interpretación del Concilio Vaticano II es la de la continuidad con la Tradición de la Iglesia y no la de la ruptura, como muchos han querido imponer desde púlpitos, Seminarios y Facultades de Teología. Enseñar otra cosa que lo que enseña el Papa es confundir y hasta escandalizar a los fieles. Y eso es algo, mi estimado P. Saturio, que no puedo creer que desee hacer un religioso fundado por el gran Domingo de Guzmán para debelar los errores doctrinales de los que no sienten con la Iglesia.
fomtr:benedicámus Dóminum