25/02/10 Ayer SECTOR CATÓLICO se hacía eco de una serie de rumores que circulan por la Curia vaticana y que apuntan la posibilidad de que el Papa Benedicto XVI de una "sorpresa" al "mundo católico" el próximo Jueves Santo, momento en el que podría decretar la revocación universal del indulto para la recepción de la Sagrada Comunión en la mano por parte de los fieles. Una práctica extendida en la Iglesia hacia mediados de la década de los años 60, inmediatamente después del Concilio, y que se introdujo de forma abusiva y a toda prisa; contrariando la ley vigente en aquel momento, que aun hoy debe mantenerse: y que es la de recibir la Eucaristía en la boca y de rodillas, según la práxis tradicional.
Fue el Papa Pablo VI el que, ante la introducción de estos abusos en el norte de Europa, comenzó a buscar una solución definitiva a los problemas suscitados por quienes desobedecían sus órdenes, pidiendo la opinión de todos los obispos del orbe. Una vez hecho esto, el Papa mandó promulgar la Instrucción Memoriale Domini en la que dejó escrito lo siguiente: "Así, pues, teniendo en cuenta las observaciones y el parecer de aquellos a quienes el Espíritu Santo ha constituido obispos para regir las Iglesias, de acuerdo con la gravedad del asunto y con el valor de los argumentos aducidos, el Sumo Pontífice ha decidido no cambiar el modo hace mucho tiempo recibido de administrar a los fieles la Sagrada Comunión".
"En consecuencia -sigue el texto- la Sede Apostólica exhorta calurosamente a los obispos, sacerdotes y fieles que se conformen diligentemente a la ley vigente y nuevamente confirmada, tomando en consideración el juicio dado por la mayor parte del episcopado católico, la forma empleada por el rito actual de la sagrada liturgia y también el bien común de la misma Iglesia".
Así pues, podemos concluir que la práxis de recibir la Comunión en la mano se introdujo sin autorización. Pablo VI se opuso tenazmente a permitirla pero decidió otorgar un indulto sólo donde el uso estaba ya arraigado y esto con el propósito de "ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia más difícil que nunca a causa de la situación actual".
"En consecuencia -sigue el texto- la Sede Apostólica exhorta calurosamente a los obispos, sacerdotes y fieles que se conformen diligentemente a la ley vigente y nuevamente confirmada, tomando en consideración el juicio dado por la mayor parte del episcopado católico, la forma empleada por el rito actual de la sagrada liturgia y también el bien común de la misma Iglesia".
Así pues, podemos concluir que la práxis de recibir la Comunión en la mano se introdujo sin autorización. Pablo VI se opuso tenazmente a permitirla pero decidió otorgar un indulto sólo donde el uso estaba ya arraigado y esto con el propósito de "ayudar a las Conferencias Episcopales a cumplir su oficio pastoral, con frecuencia más difícil que nunca a causa de la situación actual".
La nueva disposición del Papa Benedicto XVI vendría, pues, a corregir la introducción de este abuso. En primer lugar, porque son muchos los fieles que desconocen la génesis del mismo. Y, en segundo lugar, porque la revocación vendría a tratar de recuperar la sacralidad de la liturgia ayudando a los católicos a conservar el respeto y la reverencia debidos al Señor sacramentado.
De hecho, la revocación parcial ya ha sido efectuada por múltiples obispos en todo el mundo, sobre todo, a raíz del incremento de las profanaciones y los robos de las Hostias consagradas. Entre ellos destacan, por ejemplo, el obispo de Bolonia (Italia), Athanasius Schneider (Kazajstán), San Luis (Argentina), Lima (Perú), etc. Y es que, mientras las conferencias episcopales son las que tienen encomendadas la petición de esos indultos, corresponde, no obstante, a los obispos tomar la última decisión al respecto en sus diócesis.
fonte:sector católico
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