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Su Santidad Pío XII durante la celebración de  la Santa Misa 
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En la instrucción del Santo Oficio De arte  Sacra, del 30 de junio de 1952, la Santa Sede insiste entre otras cosas  en este punto: 'Esta Suprema Sagrada Congregación manda  estrictamente que las prescripciones de los Cánones 1268 (2) y 1269 (1)  sean observadas con la máxima fidelidad: La Santísima Eucaristía debe  ser mantenida en el más distinguido y honorable lugar en el templo y, en  consecuencia, como regla, en el altar mayor, a menos que otro sea  considerado más conveniente y apropiado para la veneración y adoración  debidas a tan gran Sacramento ... El Santísimo Sacramento debe ser  mantenido en un tabernáculo inamovible colocado en el medio del altar'.
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"Hay un punto, no  tanto acerca de la presencia material del tabernáculo sobre el altar,  sino referido a una tendencia respecto de la cual queremos llamar  vuestra atención, que es una disminución de la estima hacia la presencia  y acción de Cristo en el tabernáculo. Se considera que el sacrificio  del altar es suficiente y en consecuencia se reduce la importancia de  Aquel que lo cumple. Sin embargo, la persona de Nuestro Señor debe tener  el lugar central en el culto, porque es Su persona la que unifica la  relación del altar con el tabernáculo y les da su significado.
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"Es a  través del sacrificio del altar, ante todo, que el Señor se torna  presente en la Eucaristía, y Él está en el tabernáculo sólo como una  'memoria sacrificii et passionis suae'. Separar el tabernáculo del altar  es separar dos cosas que por su origen y naturaleza deben permanecer  unidas".

 inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu!
inundado por um mistério de luz que é Deus   e N´Ele vi e ouvi -A ponta da lança como chama que se desprende, toca o eixo da terra, – Ela estremece: montanhas, cidades, vilas e aldeias com os seus moradores são sepultados. - O mar, os rios e as nuvens saem dos seus limites, transbordam, inundam e arrastam consigo num redemoinho, moradias e gente em número que não se pode contar , é a purificação do mundo pelo pecado em que se mergulha. - O ódio, a ambição provocam a guerra destruidora!  - Depois senti no palpitar acelerado do coração e no meu espírito o eco duma voz suave que dizia: – No tempo, uma só Fé, um só Batismo, uma só Igreja, Santa, Católica, Apostólica: - Na eternidade, o Céu! 