sexta-feira, 19 de fevereiro de 2010

ESCRITOS DA BEATA MARIA DE JESUS CRUCIFICADO


Beata María de Jesús Crucificado
Un alma que quiere tener el verdadero amor de Dios desea que el Buen Dios sea amado por todos. Ella querría para sí todas las cruces, todos los sufrimientos, todas las pruebas; ella lo acepta todo por amor a Dios.
Beata María de Jesús Crucificado
Beata María de Jesús Crucificado
Beata María de Jesús Crucificado (Carmelita Descalza
Nació en Ibillin, cerca de Nazareth el 5 de enero de 1846 y murió en Belén el 26 de agosto de 1878, fue beatificada por Juan Pablo II el 13 de noviembre de 1983.


Palabras de vida

Amor

Yo me preguntaba cómo hacer para tener el perfecto amor de Dios, oh! Yo quisiera evitar caer entre las manos de la justicia de Dios!…

Cómo hacer para adquirir, mi Dios, el verdadero Amor por Vos? …
Entonces, este Dios todopoderoso se abajó hacia mí que no soy más que un polvo pequeñito. He aquí lo que Él me hizo comprender: "Un alma que quiere tener el verdadero amor de Dios desea que el Buen Dios sea amado por todos. Ella querría para sí todas las cruces, todos los sufrimientos, todas las pruebas; ella lo acepta todo por amor a Dios. Ella se alegra de la felicidad de los otros; ella querría ser cortada en pedacitos por llevar las almas a Dios; ella se regocija de que ellas amen al buen Dios más que ella y de que ellas sean amadas del Buen Dios más que ella misma… Enseguida, si ella tiene cualquier cosa de bien en ella, esta alma querría darlo todo por las almas; ella se olvida de sí misma y no piensa más ni en el cielo ni en el infierno, nada fuera de que las almas amen a Dios más que ella."

Entonces yo escuché una voz decirme: cuando un alma está en estas disposiciones, Dios se ve obligado por su Amor y su Misericordia a salvarla y perdonarle todos sus crímenes, aunque fuesen más grandes que el mar.
( A. pag. 8)

Oh! Madre mía, yo no puedo decirle la felicidad que tengo de estar en el Carmelo, me parece que estoy en el paraíso y pienso, sí esto es en la tierra, cómo será en el cielo. Oh! Qué caridad, no es, no, la caridad de la creatura, es Dios; nunca desde que estoy aquí he escuchado una palabra de disgusto entre las hermanas, ni conmigo cuando he estado tan frecuentemente enferma; uno no ve la creatura entre las hermanas, uno no ve más que a Jesús.

En recreación, siempre hablar del buen Dios, de cómo hacer para amarle y servirle a imitación de los santos; siempre y en todo la caridad entre las hermanas: esta caridad de tomar para sí todo el trabajo, toda la pena, para evitarlo a las otras; durante la jornada uno guarda el silencio, la soledad, en fin, es el paraíso en el Carmelo. Me es imposible expresar todo lo que siento y toda la verdad; nosotras aquí somos 26, y bien, no somos más que un alma, un alma entre todas. Madre mía, qué caridad, qué bondad la de Dios de haberme conducido aquí, a mí, pobre miserable orgullosa; yo estoy cofundida por tanta Misericordia, yo no puedo escribírselo, imagine lo que yo siento del gran Amor y bondad de Jesús para conmigo.
Una vez más le digo: no tenga pena respecto a mí, yo soy más feliz de lo que puedo decir; yo no la olvido ningún día y hablo de usted a mis Madres y hermanas y todas la aman; nosotras oramos por usted y su comunidad.
(B. pag. 4, novicia en Pau)

Mi querida mamá de la cocina:

¿Cómo está? ¿Siempre la cruz y la cocina? Yo sé que a usted le gusta trabajar por las Hermanas, y que usted, querida madre, no lamenta nada por cuidarlas; hágalo siempre; es Jesús quien sufre, es Jesús quien tiene hambre, es Jesús quien tiene sed, entréguesele siempre con gozo y amor. Sea paciente, sea pacientísima. Yo quisiera que usted pudiera leer cuánto amo yo a mi mamá de la cocina; si yo fuera un pequeño pajarito yo iría a abrazarla y a ayudarle a trabajar.


Adiós querida hermana, yo no olvido su familia.
Ore por mí, su pequeña hermana.
María de Jesús Crucificado r.c. ind.
(H. pag. 3)

Querida, yo no tengo sino un deseo que me consume, uno solo: ¡Ir a Jesús!
(Carta N° 81, 29 de Enero de 1877)



Esperanza


Madre mía, tenga presente que yo no sufro pruebas de parte de las criaturas sino de mi propia parte, yo pienso no poder soportarme a mí misma, yo estoy tan desanimada, me parece que por eso yo me voy al infierno, pero yo espero en Dios… HÁGASE. Ore por mí.
(Carta N° 4,5 de Agosto de 1869)


Yo no me desanimo, yo espero en Dios, porque Dios busca siempre al pecador para convertirlo. Es verdad, mi Padre, que yo soy demasiado orgullosa, yo no lo conocía todavía como al presente y yo sé que Dios me esconde cuánto lo soy realmente para que yo no me desanime. Mi Padre, yo tengo un Buen Maestro, yo nunca he pedido nada al Señor que Él me haya rehusado, siempre me escucha.
(Carta N° 5, 6 de Agosto de 1869)


… "Yo pienso con frecuencia que yo no tengo miedo de satán; no tengo miedo más que de mí misma, de mi debilidad; si caminando, el cielo, la tierra, todo grita contra mí, yo no temería nada si yo cerrara mis dos oídos. He aquí a mi parecer, lo que son estos dos tapones: en el primer oído es la verdad. ¿Cómo llamar la verdad? Esto quiere decir, la humildad. En el segundo, es la obediencia. Si yo quito estos dos tapones de mis oídos por el orgullo y la voluntad propia, yo caigo en cualquier hoyo y me pierdo; pero si yo tengo por estas dos virtudes mis oídos cerrados, lo que quiere decir, menospreciando mi imaginación, yo iré derecho a Jesús; ni el agua, ni el fuego, ni las cavernas negras, ni las montañas ásperas, ni satán, ni el infierno, nada podrá detenerme ni impedirme de ir a Jesús".
(Carta N° 8, sin fecha, 1869)


(Nota de su "secretaria", una palabra de Miriam)
Yo he tenido muchas caídas, pero todas mis faltas servirán, a pesar de todo, para hacer resplandecer vuestra Misericordia. Los pueblos lo verán y alabarán vuestro Nombre. Ellos bendecirán por estas obras vuestra bondad y vuestra sabiduría. Sois Vos quien da al hombre la ciencia y la inteligencia para alabaros y bendeciros. ¡Loado seáis! Que seáis conocido, que seáis amado, que seáis bendito por todas vuestras obras, pero sobre todo, por vuestra Misericordia.
(Texto sin fecha, que sigue a la carta sin N°, fechada del 11 de Mayo de 1870)


(Nota de su "secretaria", una palabra de Miriam)
Yo no temo nada, yo soy pequeñita. Yo siento que el buen Dios me ama, yo soy su creatura, su niña; todo el mundo tiene piedad de quien es débil; y de quien Dios ama… Me parece que el mismo demonio sería forzado a tener piedad de mí si yo fuese al infierno, él no podría hacerme ningún mal porque el Buen Dios me ama.
1870

¡Pobre Madre! ¡Era demasiado tarde! Pero no hay que lamentarse, el Buen Dios ha permitido todo ésto desde toda la eternidad.
(Carta N° 12, Julio de 1871)


Yo espero que en el cielo yo estaré con usted, aunque yo sea tan mala; el Buen Dios me ha sacado de un abismo tan inmenso sobre la tierra, que ahora mi esperanza es más grande que la mar; si, de Dios yo lo espero todo.
(Carta N° 16, 4 de Octubre de 1871)


Yo quiero con toda mi alma, que todo el mundo desee el bien, pero el temor y el miedo sobrecogen a todo el mundo; la desconfianza de unos con otros hace que uno tema ser traicionado. Uno es así en París y en todas partes…
(Carta N° 36, 10 de Enero de 1875)


Vengo de prisa a escribirle para enviarle la carta. Yo siento que nosotros estamos en un mal momento, dentro de una tiniebla y un precipicio sin fuego; pero, no tenga ninguna tristeza por nosotros, Dios nos guardará.
(Carta N° 71, 1 de Septiembre de 1876)


¡Hacen falta las tinieblas para apreciar el día! No se desanime si no puede arrendar la casa, es su turno de padecer. Dios le resasirá de otra manera. Yo sé que usted no quiere nada sino por Él y Él lo arreglará todo.
(Carta N° 98, 23 de Septiembre de 1877)


Espiritu Santo


Cuénteme madrina, que él se lo diga simplemente si el Espiritu Santo no le ha donado todavía una caricia de amor. Me parece que él esta comenzando y para usted también.
(D. pag. 3, 23 de Abril de 1875)



Adiós, querido Padre, no olvide que el Espiritu Santo ama la prudencia.
(D. pag. 9, 15 de Julio de 1875)



Pero en cuanto a usted, bienamada hermana, sea bien pequeña, sea bien pequeña, yo se lo repito todavía… Eso no es suficiente para que nuestra familia sea santa, pero es necesario que nosotras hagamos ésto y que lo hagamos con todas nuestras fuerzas y Dios no pide más que nuestra voluntad; yo creo que usted quiere con toda su voluntad y su alma, ser de Dios, y no creo equivocarme; pero yo le repito sea pequeñita a sus ojos y a los de todo el mundo para que sea grande a los ojos de Nuestro Creador; es Él quien fortalece a los justos y hace salir el agua de las rocas: ¡qué milagro más grande que Jesús esté en medio de nosotros! Dios con nosotros, y nosotros no creemos; ay de mí, con nuestra fe debilitada herimos el Corazon de Jesús. Ah, la paciencia sobre todo es un gran don, yo lo puedo decir. Usted tiene buena necesidad de paciencia, de dulzura y de vigilancia dentro de su casa.


Yo debo también repetirle por segunda vez, el mundo está corrupto. Usted debe también representarse las almas expuestas en el mundo; mire cómo los pájaros, están sobre las ramas más finas, más delicadas, expuestos al viento; y los pájaros pueden volar. Pero nosotras sólo por la fe, ya que nuestras alas son la fe en Dios. Repetir frecuentemente: Señor es sólo a Vos a quien me confío, Vos tenéis todo el universo y todas las creaturas entre vuestras manos.
(Carta N° 20, Marzo de 1893 [posiblemente del 73])


La fe


Yo estaba agobiada, cuerpo y alma, como condenada a muerte, enferma en una prisión de donde yo no podía escaparme, me parecía que era el fín para mí; yo no puedo explicar lo que sufría. Durante tres horas yo me hice la hipócrita, yo reía y equivocaba todo el mundo por no dejar conocer mi estado; yo no podía nisiquiera levantar los ojos al Cielo para decir: Señor ten piedad de mí. Yo no podía tener ni un pensamiento de que había un Dios(…).


Yo sentí una voz dentro de mi corazón decir: levanta los ojos al Cielo. Entonces yo invoqué al Espiritu Santo y de repente yo fuí inspirada y dije al Señor: Vuestro Amor y el odio del pecado, Mi Dios, vuestro Amor y el odio del pecado (…) Señor, Vos que sois el Padre del huérfano, ten piedad de mí. Vos que sois el juez de las viudas -después lloré diciendo - Señor, socórreme; y yo repetí todavía esta oración: Dios mío, vuestro Amor y el odio del pecado; durante media hora, hasta la oración.

Durante la oración yo no podía hacer otra cosa que repetir esta plegaria que me daba una gran paz; salí un poco antes del fín de la oración. Yo fuí a la celda, fatigado el cuerpo y el alma. Yo tenía una gran necesidad de Jesús, me adormilé un poco y no podía escucharme hablar ni nada.

Entonces, dormí y soñé, pero al mismo tiempo me parece que velaba y sentía un Amor de Dios tan grande que mi corazón iba a estallar, me parecía que iba a morir de Amor. Había sufrido tanto toda la jornada, tanto, pero todavía más grande era mi gozo, me sentía con tanta confianza en ese momento que yo no puedo darle cuenta de todo lo que dije a Dios; me parece que sería imposible vivir si uno experimentara siempre un Amor de Dios tan fuerte. Veía, que siendo yo el hijo "podrido" de Dios, yo que tengo tantos pecados, Él me los perdona siempre. Y pasé la noche en la paz. ¡Qué buena noche yo pasé!
Yo me decía, si los pecadores conociesen al Buen Dios, no le ofenderían jamás.
(A lapiz Diciembre 11 de 1869)



El nombre de Hermanita es todavía más dulce a mi corazón que aquel de Mamá… No crea que yo les esconderé nada a Usted y al Padre. Yo se lo digo todo. Dios en cuanto Uno (como dice el Padre) lo es por la Eternidad. Solo por una cosa yo suspiro, es que Usted y el Padre lleguen a ser santos; es toda mi ambición… Querida amiga, es preciso que la obra de Dios sea combatida por la envidia; pero deje las olas batirse contra las olas, los gallos con los gallos, los perros con los perros. La ola terminará por quebrarse contra la ola; el gallo por ser picado por el gallo; los perros por ser mordidos por los perros; pero nosotras permanecemos unidas a Dios nuestro Maestro.

Decían que Él estaba loco, poseído del demonio; y yo me siento feliz de que alguien diga alguna cosa contra usted querida hermana, eso es señal de que Usted es semejante en algo a Jesús; dejemos al mundo bromear y difamarla hasta que él se canse. Usted sabe que en el juicio habrá que dar cuenta de cada palabra inútil, pero en cuanto usted haga lo posible por no dar ocasión de hablar, permanezcamos en paz. Un día, cuando comparezcamos delante del Cordero sin mancha, El será nuestro Juez. Qué quiere decir esta palabra: ¿mundo? Eso quiere decir: todo pasa. Por usted, querida, no se deje ir a la pena, deje al mundo hacer; a pesar de todo vendría a hacerle desaires!
(Carta N° 49, 3 de Octubre de 1875)



Humildad

… "yo pienso con frecuencia que yo no tengo miedo de satán; no tengo miedo más que de mí misma, de mi debilidad; si caminando, el cielo, la tierra, todo grita contra mí, yo no temería nada si yo cerrara mis dos oídos. He aquí a mi parecer, lo que son estos dos tapones: en el primer oído es la verdad. ¿Cómo llamar la verdad? Esto quiere decir, la humildad. En el segundo es la obediencia. Si yo quito estos dos tapones de mis oídos por el orgullo y la voluntad propia, yo caigo en cualquier hoyo y me pierdo; pero si yo tengo por estas dos virtudes mis oídos cerrados, lo que quiere decir, menospreciando mi imaginación, yo iré derecho a Jesús; ni el agua, ni el fuego, ni las cavernas negras, ni las montañas ásperas, ni satán, ni el infierno, nada podrá detenerme ni impedirme de ir a Jesús".
(Carta N° 8, sin fecha, 1869)


Su querida Crucificada cuando le dije que yo iba a escribirle a Usted estaba feliz y me dijo: escucha, tu le dirás al querido Padre, ¡ánimo! que el Señor tomará su defensa, pero a condición de que él se haga pequeño, bien pequeño; que Él no pide de él más que el anonadamiento. Qué es ésto, querido Padre, 20, 30 y 40 años de sufrimientos, todo pasa, ¡ánimo! Feliz el corazón que sufre en silencio… Durante la acción de gracias, ella dice muchas veces que es necesario matar el yo; que Jesús no reinaba en un corazón donde hubiera el yo, que el hombre no tenía dos corazones, que él no tenía sino uno, de suerte que él no podía amar al yo y a Jesús; que un alma que no tenía más el yo era humilde, dulce, obediente, caritativa, y que lo contrario se encontraba en un alma donde reinaba el yo. El alma que no está bajo la dominación del yo está en la luz, todo es claro para ella; y el alma dominada por el yo está en las tinieblas, todo es negro.
(D. pagina 9, Julio de 1876)


Yo escucho una voz hablar sin ver a nadie. Dios va a renovar la tierra… Diga al Padre Lazare que se quede en su concha, que permanezca anonadado y humillado. Cuando alguien tirare agua sucia sobre él, que él no busque agua para lavarse, sino que porte todas las suciedades… si él persevera en portar esta ropa sucia, el Señor le dará el vestido nupcial; pero contando con que él permita llevar sobre sí la ropa sucia. El no puede tener el vestido nupcial, la ropa blanca, el traje de bodas, hasta que aquella ropa que está sobre él esté gastada.
Dígale sobre todo: cuando alguien le hable de quienquiera que sea y de cualquier cosa que sea, que él no se excuse, que él no se excuse en ninguna cosa, ni en ninguna manera, que él consulte siempre y que prefiera el criterio de los otros al suyo, porque él no está todavía en este camino.
Aunque lo que él piense sea verdadero y sea recto, el Señor prefiere de él, que él entre en la idea de los otros, porque el Señor saca el fruto bueno del estiercol.
(K. pagina 5, Junio de 1874)


La vigilia y el día de Nuestra Madre Santa Teresa, ella tuvo largos éxtasis. Imposible copiar todo, pero he aquí una parte de lo que ella dijo: A un rico, todos lo aman, le honran. El pobre es despreciado, él no tiene nada; pero si él es humilde… ¿Quién es a quien el Señor honra? Es al humilde… La humildad goza de ser despreciada, de estar sin nada, ella no se ata a nada, no se disgusta por nada. La humildad está contenta, dichosa, en todas partes dichosa, la humildad se satisface con todo… la humildad lleva siempre al Señor en su corazón… El orgullo todo lo pone fuera de sí mismo, todo le cansa, le disgusta, le humilla.

Al orgullo todo lo revuelca, lo apena; él tiene la angustia en este mundo y en el otro… La humildad tiene la alegría en este mundo y en el otro. La humildad no presta atención a nada, ella esta feliz con todo… El Señor dice: ved el gusano, a medida que se hunde en la tierra, en esa medida crece; y al animalito en el aire uno lo aplasta. Para el gusano, cuando viene el hielo la tierra es su calor; cuando viene el sol, la tierra es su frescor…

La humildad es el Reinado del Corazón de Dios. Es necesario trabajar por la humildad, hace falta sembrar, entonces Dios dona la humildad. No es necesario decir: da Señor, no; sino sembrar y trabajar. Hay un hombre en una tierra baja, no hay agua, él cava y encuentra agua… Un hombre tiene hambre, el pide al cielo… y bien, que siembre y trabaje, y recogerá. Lo que usted siembre cosechará. Usted siembra espinas, cosechará espinas; usted siembra rosas, recogerá rosas; usted siembra trigo candeal puro, usted cogerá trigo candeal…
(K. pagina 8, fecha?)


¡Ay de mí! ¡En la ciudad yo tengo fama de ser una santa! Dicen que hay aquí una santa y que esa santa ¡soy yo! Dios mío, ¡ilúminalos a todos! Muchas personas piden verme y yo respondo que no tengo el permiso, el Patriarca no lo quiere, y ellos dicen: Vean que es verdad, hay una santa… ¡Si Jesús los escuchara!…
(Carta N° 82, Febrero de 1877 (?) )

FONTE:CATHOLIC.NET