domingo, 10 de julho de 2011

El Santo Padre encuentra a familiares de marineros secuestrados




Domingo, 10 jul (RV).- Comunicado del Apostolado Marítimo de la Fundación Emigrantes de la Conferencia Episcopal italiana

Este Domingo del Mar luego del rezo del Ángelus, el Santo Padre Benedicto XVI, encontró en privado a un grupo de representantes internacionales de las familias de marineros secuestrados y retenidos por piratas.

Son familiares de los marineros victimas de los piratas de todo el mundo y representan a los más de 800 secuestrados por la piratería.

Una vez más la Iglesia muestra su cercanía a los marineros y sus familias, en este caso el Papa Benedicto XVI, durante la celebración de la Jornada Mundial del Mar, encuentra y expresa la oración a favor de los marineros de todo el mundo involucrados en el dramático fenómeno de la piratería.

La piratería ha alcanzado su máximo histórico en el año 2010 con 445 ataques, 53 naves secuestradas y 1.181 marineros capturados. Actualmente este fenómeno no tiende a disminuir, considerando que hasta ahora han sido denunciados 214 nuevos episodios, con 26 naves aun en mano de los piratas (IMB Piracy Reporting Centre).

Si bien en gran parte los ataques se registran a lo largo de las costas de Somalia, de hecho la piratería continúa siendo un desafío mundial que reclama una respuesta global, porque la ilusión de ganancias fáciles e inmediatas ha atraído también a las organizaciones criminales internacionales.

En sintonía con el comunicado del Pontificio Consejo para los Emigrantes e Itinerantes se expresa esta preocupación y se dirige un llamamiento:

A los Gobiernos y a las Organizaciones internacionales, para que activen tempestivamente los canales oportunos para regresar sanos y salvos a sus casas a los marinos secuestrados y encuentren soluciones a este problema, considerando que es necesario actuar desde las raíces profundas del fenómeno, como por ejemplo la desigualdad en la distribución de bienes entre los países y la explotación de los recursos naturales.

A los armadores, para que adopten medidas preventivas para garantizar la seguridad no sólo de las naves y de su carga, sino también de los marineros.

En el trágico caso de un secuestro, para que tengan una actitud de apertura y de apoyo a las familias de los secuestrados y les garanticen asistencia inmediata, con el fin de reducir los efectos traumáticos y a largo plazo.

A todos los marineros secuestrados, para que no pierdan la esperanza de reunirse pronto con sus seres queridos y permanezcan firmes en su fe. A ellos el Apostolado del Mar desea hacer llegar toda su solidaridad.

A los familiares de los marineros secuestrados, para que no duden en dirigirse a los Centros Stella Maris para recibir consuelo y asistencia. En tales dramáticas situaciones, estos centros pueden ser más que nunca para ellos un puerto seguro y un faro de esperanza. Que los marineros sepan que los capellanes y voluntarios del Apostolado del Mar están a su lado para afrontar los largos meses de incertidumbre y de miedo.

A las comunidades cristianas, para que pidan a María, Estrella del Mar, proteger a la gente de mar de todo posible peligro y apoyar a todos cuantos, a causa de la piratería, están atravesando un momento oscuro y difícil en su vida.

A los piratas, para que pongan fin a tales acciones criminales, tomen conciencia del gran drama que provocan a los marineros (y a sus familias), y los traten con respeto y humanidad.

Gracias al esfuerzo del Comandante General de las Capitanías de puerto en su calidad de Presidente del Comité Nacional de Welfare estos representantes han llegado a Castelgandolfo viniendo de todas partes del mundo.

La disponibilidad del Santo Padre a acoger a la representación internacional de las familias de los marineros, es una señal importante y un llamado de sensibilización a este problema aun desconocido por la mayor parte de la opinión pública, pero también una dura condena a esta “redada” contra la gente del mar.

En este momento el fenómeno golpea (datos del sitio) a 800 marinos secuestrados y a menudo maltratados por los piratas. Con este encuentro el “fenómeno piratería” se ha trasformado en un encuentro con personas, los familiares, que, con profunda dignidad, viven en medio de gran sufrimiento y graves dificultades la separación de sus seres queridos.

Expresamos toda nuestra gratitud al Santo Padre, guía universal de la Iglesia, que ha demostrado también en su pausa estival, tener un gran corazón para la escucha, la acogida y la oración para con estas familias, para que nadie se sienta solo y todos se sepan recordados y amados también a través de este “pequeño gran gesto”.

Invitamos una vez más a todos a visitar el sitio y a suscribir la petición para sensibilizar a los gobiernos del propio país a enfrentar y encontrar soluciones eficaces a este problema.
RC