segunda-feira, 15 de fevereiro de 2010

¿De dónde vienen estas ideas? Yves Congar, pionero del ecumenismo y de la eclesiología asumida por el Vaticano II


08/02/10 Yves Congar fue un fraile dominico, que tal a las generaciones más jóvenes de católicos ni siquiera les suene. Pero la realidad es que fue uno de los teólogos más importantes del Sínodo Vaticano II, la mayor reunión episcopal del siglo XX que dio como fruto una serie de documentos, la mayoría de los cuales, tuvieron que ser revisados después por la Santa Sede. De Congar se derivan una serie de concepciones eclesiológicas que han dado lugar a negar, por ejemplo, la santidad misma de la Iglesia (ver artículo anterior).

Dominico y discípulo del filósofo frances Jacques Martain, impulsor del Personalismo, Congar fue nombrado cardenal por el Papa Juan Pablo II en 1994. Años antes había sido rehabilitado por el Papa Juan XXIII, después de que su obra Verdadera y falsa reforma en la Iglesia le valió la censura por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Santo Oficio) en tiempos de Pío XII. Hay que ver cómo cambian las cosas...

Según éste, "la Iglesia es santa, no en sí misma. Su santidad no es una cualidad propia de cada uno de sus miembros, sino que deriva de ser, en medio del pecado, ámbito de la presencia de Dios que se acerca a la miseria humana presente en la comunidad eclesial. En la Iglesia se participa de la vida divina de modo gratuíto (gracia) y no por mérito por parte de la jerarquía o de los fieles que gozan de ella". Es decir, lo mismo de siempre, pero dicho de una manera farragosa. El caso es que este tipo de pensamiento, más que aclarar, ha contribuido a que hoy en día la mayoría de los católicos sostengan que la Iglesia es pecadora. Algunos, los menos afirman que es santa y pecadora, y se reserva sólo para los sectores más tradicionalistas la afirmación de que la Iglesia es santa. Una afirmación que es la que, por cierto, confesamos en el Credo: "Creo en la Iglesia, que es una, santa católica y apostólica..."

Y es que la Iglesia es santa porque es de Dios, no es una obra humana. Es santa porque da frutos de santidad. Es santa porque a la santidad misma de Dios conduce. Formada por pecadores, éstos son purificados por la gracia de Dios, gracias a la redención operada por Cristo. La Iglesia, santa e inmaculada, es anticipo del Reino ya en esta vida.

La concepción de la Iglesia pecadora, como la gran ramera no es una idea católica. Es protestante. Lutero ya se encargó de liar bien las cosas. Lo que es increíble es que los católicos asumamos estas estupideces como un descubrimiento. Como si no supiéramos que todos somos pecadores. No se atrubuya el pecado personal al cuerpo místico de Cristo, sino a cada uno de los miembros en particular, pues Cristo como cabeza de la Iglesia, sirve de puente y de mediación entre Dios y los hombres. ¿Congar sabía esto?

FONTE:SECTOR CATÓLICO