Pabellón de Deportes Eleftheria - Nicosia
Domingo 6 de junio de 2010
Domingo 6 de junio de 2010
Agradezco al Señor Arzobispo Eterović sus amables palabras, y renuevo mi saludo a todos los que estáis aquí con motivo de la puesta en marcha de la próxima Asamblea Especial del Sínodo de Obispos para el Medio Oriente. Os agradezco el trabajo realizado con vistas a la preparación de la Asamblea Sinodal, y os aseguro el respaldo de mi oración en esta fase final de la misma.
Antes de comenzar, es justo que recuerde al Obispo Luigi Padovese que, como Presidente de los Obispos Turcos, contribuyó a la preparación del Instrumentum Laboris que os entrego hoy. La noticia de su muerte trágica e imprevista, el jueves pasado, nos ha sorprendido y conmocionado a todos. Encomiendo su alma a la misericordia de Dios todopoderoso, destacando su compromiso, especialmente en cuanto Obispo, a favor del entendimiento interreligioso y cultural, y del diálogo entre las Iglesias. Su muerte es un recuerdo luminoso de la vocación de todo cristiano a ser en todo momento testigos valientes de lo que es bueno, noble y justo.
El lema escogido para la Asamblea nos habla de comunión y testimonio, y nos recuerda que los miembros de la primitiva comunidad cristiana «tenían un solo corazón y una sola alma» (Hch 4,32). En el centro de la unidad de la Iglesia está la Eucaristía, don inestimable de Cristo a su pueblo y núcleo de nuestra celebración litúrgica de este día de la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Por tanto, es muy significativo que haya sido elegido este día para la entrega del Instrumentum laboris de la Asamblea Especial.
Oriente Medio ocupa un lugar especial en el corazón de todos los cristianos, puesto que fue allí donde por vez primera Dios se dio a conocer a nuestros padres en la fe. Desde los días en que Abraham, obedeciendo la llamada del Señor, salió de Ur de los Caldeos hasta la muerte y resurrección de Jesús, la palabra salvadora de Dios se fue cumpliendo en vuestras tierras a través de personas y pueblos concretos. Desde entonces, el mensaje del Evangelio se ha difundido por todo el mundo, pero los cristianos de todas partes continúan mirando hacia Oriente Medio con especial reverencia, a causa de los profetas y patriarcas, apóstoles y mártires a los que tanto debemos, hombres y mujeres que escucharon la palabra de Dios, dieron testimonio de ella, y la transmitieron a quienes pertenecemos a la gran familia de la Iglesia.
La Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos, convocada a petición vuestra, intentará profundizar los vínculos de comunión entre los miembros de vuestras Iglesias locales, así como entre esas mismas Iglesias y con la Iglesia universal. Esta Asamblea desea también animaros en el testimonio que dais de vuestra fe en Cristo, en los países donde esta fe ha nacido y crecido. Es bien conocido que algunos de vosotros soportáis grandes pruebas a causa de la situación actual de la región. La Asamblea Especial es una oportunidad para los cristianos del resto del mundo de ofrecer apoyo espiritual y solidaridad a sus hermanos y hermanas de Oriente Medio. Es una ocasión para poner de relieve el importante valor de la presencia y el testimonio cristiano en los países de la Biblia, no sólo para la comunidad cristiana mundial, sino también para vuestros vecinos y vuestros conciudadanos. Contribuís de muchas maneras al bien común, por ejemplo con la educación, la atención a los enfermos y la asistencia social, y trabajáis en la construcción de la sociedad. Deseáis vivir en paz y en armonía con vuestros vecinos judíos y musulmanes. A menudo, actuáis como artífices de paz en el difícil proceso de reconciliación. Merecéis el reconocimiento por el papel inestimable que realizáis. Espero firmemente que todos vuestros derechos, incluido el derecho a la libertad religiosa y de culto, sean cada vez más respetados y que nunca más sufráis ninguna clase de discriminación.
Ruego para que el trabajo de la Asamblea Especial ayude a dirigir la atención de la comunidad internacional sobre la difícil situación de los cristianos en Medio Oriente que sufren por sus creencias, de modo que se encuentre una solución justa y duradera a los conflictos que provocan tanto dolor. Con respecto a esta grave cuestión, reitero mi llamamiento personal a que se realice un esfuerzo internacional urgente y concertado para resolver las tensiones que persisten en Medio Oriente, especialmente en Tierra Santa, antes de que dichos conflictos lleven a un mayor derramamiento de sangre.
Con estos deseos, os entrego ahora el texto del Instrumentum laboris de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para el Medio Oriente. Que Dios bendiga con abundancia vuestros trabajos, y a todos los habitantes de Oriente Medio.
© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana