Qué
es la Misa.La santa Misa es el Sacrificio en el cual se ofrece y se
inmola incruentamente Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, bajo las especies del
pan y del vino, por ministerio del Sacedote-celebrante; para reconocer el
supremos dominio de Dios y aplicarnos a nosotros las satisfacciones y méritos de
su Pasión y Muerte.El Sacrificio de la Misa, el de la Cena, y el de
la Cruz son, en cuanto a la sustancia, un solo y mismo sacrificio. La
diferencia entre los tres proviene del modo diferente con que en cada uno de
ellos se ofrece. En efecto: en la Cena Jesucristo se inmoló mística y
personalmente, sin derramamiento de sangre, en estado todavía mortal y
anunciando su próxima muerte; mientras que en la Misa se inmola también
místicamente y sin derramamiento de sangre, pero por ministerio del sacerdote, y
en estado inmortal y glorioso, y recordando la muerte ya acaecida; en
tanto que, en la Cruz, Jesucristo se inmoló de un modo real, visible, con
derramamiento de sangre y personalmente, y una vez para siempre. Ademas: en la
Cruz Jesucristo se inmoló para merecer y satisfacer por nosotros mientras que en
la Cena y en la Misa lo hace para aplicarnos aquellos méritos y satisfacciones.
De modo que, al asistir el cristiano a la Misa, es como si asistiera
simultáneamente a ella, a la Cena y a la Muerte de Cristo.
Fines de la Misa.La Misa se ofrece para cuatro grandes
fines:
1. para dar a Dios el culto supremo de adoración;
2. para agradecerle todos sus inmensos beneficios;
3. para pedirle todos los bienes espirituales y temporales;
4. para satisfacerle por todos nuestros pecados.
Cuando se asiste, pues, a Misa, se deben tener en cuenta estos cuatro grandes fines o intenciones generales, a los cuales cada uno puede añadir otros particulares. Por eso la Misa llena todas las necesidades y satisface todas las aspiraciones del alma y resume en sí toda la esencia de la Religión.
1. para dar a Dios el culto supremo de adoración;
2. para agradecerle todos sus inmensos beneficios;
3. para pedirle todos los bienes espirituales y temporales;
4. para satisfacerle por todos nuestros pecados.
Cuando se asiste, pues, a Misa, se deben tener en cuenta estos cuatro grandes fines o intenciones generales, a los cuales cada uno puede añadir otros particulares. Por eso la Misa llena todas las necesidades y satisface todas las aspiraciones del alma y resume en sí toda la esencia de la Religión.
Valor de la Misa.El valor de la Misa, en cuanto a su
suficiencia, es infinito, tanto en la extensión como en la intensidad, y
ello a causa de la dignidad del Pontífice y de la Hostia, que es el mismo
Jesucristo. Por consiguiente, la Misa es por sí misma suficiente para borrar los
crímines de todos los hombres, para satisfacer por todas las deudas y para
alcanzar de Dios todos los bienes espirituales y materiales, en relación a la
salvación. En cuanto a su eficacia práctica, el valor "latréutico" (o de
adoración) y el valor "eucarístico" (o de acción de gracias) de la Misa es
también infinito, ya que una sola Misa procura a Dios una gloria que sobrepuja a
todas las alabanzas de todas las criaturas visibles e invisibles; empero la
eficacia impetratoria y satisfactoria de la Misa, es, de suyo,
finita y limitada, y proporcionada a nuestra capacidad y
disposiciones.