DESPIERTA TÚ QUE DUERMES (Ef 5,14) |
Despierta tú que
duermes
y te iluminará
Cristo.
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Despierta... sólo al
despertarnos nos alcanzamos a nosotros mismos,
cuando nos despertamos y tomamos
conciencia de nosotros mismos.
El sueño impide ver la realidad
de las cosas,
vuelve opacas las
cosas.
Lo que más padece el hombre es
el sueño, la somnolencia, la intranscendencia,
por pegarse a todo eso que está
en los extremos de la superficialidad.
Nuestro silencio es para que se
despierte lo que está dormido.
La luz que va dentro, oculta,
que aparezca y resplandezca.
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Despierta tú que
duermes
y te iluminará Cristo, que es la
luz que va en nuestro corazón.
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Dormimos
al estar cegados por las tareas de nuestra existencia que nos
tapan,
nos
ocultan y adormecen.
Ingenuamente creemos que todo está en nuevas
adquisiciones,
creemos
que todo está en nuevos logros, nuevas imágenes,
nuevas
representaciones, en maravillosos elogios.
Dormimos
cuando estamos demasiado pendientes de nuestra fachada.
Estamos
inconscientes, adormecidos,
cuando
estamos excesivamente preocupados
por la
estampa que damos al exterior.
En
realidad, de verdad, esta es nuestra noche, nuestro oscuridad,
tan oscura
como la noche cósmica.
A veces
larga, larga como un sueño inacabable.
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Despierta tú que
duermes
y te iluminará
Cristo.
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