quinta-feira, 2 de março de 2017

Dom Prósper Gueranger : Se da el nombre de Cuaresma al período de oración y penitencia durante el cual la Iglesia prepara a las almas para celebrar el misterio de la Redención.


 Historia de la cuaresma.

La oración.
A los fieles, aún los mejores, propone nuestra Madre la Iglesia este tiempo litúrgico como retiro anual, el cual les brindará ocasión oportuna de separar todos los descuidos de otras tempora­das, y encender la llama de su celo. A los catecúmenos ofrece, como en los primeros siglos, una enseñanza, una preparación para la iluminación bautismal. A los penitentes, les llama la aten­ción sobre la gravedad del pecado, e inclina su corazón al arrepentimiento y a las buenas resolu­ciones, y les promete el perdón del Corazón de Dios.
San Benito recomienda a sus monjes, en el capítulo XLIX de su Regla, se entreguen este santo tiempo a la oración acompañada de lágrimas de arrepentimiento o de tierno fervor. Todos los fieles, de cualquier estado y condición, hallarán en las Misas de cada día de Cuaresma las fórmulas más admirables de oración con que se pueden dirigir a Dios. Con quince y más siglos de existencia, se adaptan a las aspiraciones, a las necesidades de todos.
Mística de la Cuaresma.
No debemos maravillarnos de que un tiempo tan sagrado como el de la Cuaresma, esté repleto de misterios. La Iglesia, que ha dispuesto la preparación a la fiesta más gloriosa, ha querido que este período de recogimiento y penitencia estuviera aureolado de señalados detalles, propios para despertar la fe de los fíeles y sostener su perseverancia en la obra de expiación anual.En el período de Septuagésima hallamos el número septuagenario que rememora los setenta años de la cautividad de Babilonia, tras los que el pueblo de Dios, purificado de su grosera ido­latría, debía ver de nuevo a Jerusalén, y allí celebrar la Pascua. Ahora la Iglesia propone a nues­tra religiosa atención el número cuarenta, que al decir de San Jerónimo es propio siempre de pe­na y aflicción.
El número cuarenta y su significación. Sigue leyendo