Hijos de Mi Castísimo Corazón, les invito, exhorto y animo a la oración, pidiendo docilidad en el corazón, para que Dios pueda realizar los Planes de Paz y de Amor en sus vidas y a través de ustedes para la humanidad. Observen mi ejemplo, en Nazaret, cuando la Madre María me anuncia, también a Mí, el Misterio de la Divina Encarnación me deje seducir por la Voz del Espíritu Santo que me invitaba a no dejarla, sino a protegerla a Ella, para proteger la vida del Mesías.
Hijos, su corazón debe abrirse a la luz del Espíritu Santo, para que vivan los Llamados de Amor y de Conversión. Muchas almas caen en el error de dispersarse, leyendo, distrayéndose, confundiéndose, muchas veces en mensajes que no vienen del Cielo. Es por eso, por Orden de Dios, que invito a centrarse en los Llamados de Amor y de Conversión, por medio de los cuales se recordarán las auténticas revelaciones del Cielo.
No esperen y no busquen más cosas extraordinarias, el milagro está en el Mensaje donde se les exhorta y se les anima a vivir con amor, con santidad, y centrando toda su vida en el Evangelio. Es por eso que el Cielo desea que escuchen con atención los Últimos Llamados de Amor y de Conversión para toda la humanidad, que hace el Cielo desde este Pequeño Pesebre de los Últimos Tiempos.
Estoy con todos ustedes como su Padre Protector en el Señor. Les doy Mi Bendición como el Patriarca de la Sagrada Familia: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.