Históricamente hablando, el hesicasmo fue divulgado en el siglo IV por Evrágio Póntico. Aún hoy día se practica por los monjes del Monte Athos y siempre dentro de las Iglesias Cristianas Ortodoxas. Parece, sin embargo, que ya era practicado en el entorno del monte Sinaí, antes de las primeras invasiones turcas.Evragio Póntico fue el primer teórico de la oración pura u oración continua como también se la llama. Sus discípulos, Diadoco de Foticé y Juan Clímaco realizaron una síntesis que dio en llamarse la oración de Jesús, por el continuo recurso de su nombre que se hace en su realización (“Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten Misericordia de mí, pecador”)Curiosamente, mientras esta oración permanente figura en la Regla de Vida de San Basilio (330 a 379 d.C.) y la de San Casiano, en torno al año 300, la recomienda, la de San Benito (principios del siglo VI), base de todas las órdenes religiosas de la Iglesia de Roma, la omite.
Las invasiones árabes materializan un desentendimiento entre las Iglesias Cristianas, Romana y Ortodoxa, que culmina en 1054 con el cisma definitivo entre Roma y Bizancio. Así los contactos con Oriente se cortan para la Iglesia de Roma, mientras que la Ortodoxa continúa con ese intercambio que da frescor a los pensamientos.Simeón el Nuevo Teólogo (942-1022) decía que la oración debía ser ininterrumpida, como la respiración y el ritmo cardiaco: “En donde está el cuerpo, decía, debe estar el intelecto... El hesicasta es un ser corporal que se esfuerza por hacer descender la inteligencia al corazón”.San Simeón, el Nuevo Teólogo.Este mismo es el principio que reza en otras prácticas orientales, como el japa de los yoghis y el nembutsu de los budistas o, más próximo geográficamente, el Dirk de los sufíes. Pero no será hasta San Ignacio de Loyola que se considere en la espiritualidad cristiana occidental una “tercera oración por medio del ritmo”. A este respecto es interesante señalar que los Ejercicios Espirituales de San Ignacio son posteriores en seis años a la llegada de San Francisco Javier a la India ¿tuvo alguna relación?Sin embargo, no fue hasta el siglo XIV, con Gregorio Palamas, obispo de Salónica, que se estableció la base teológica de la oración pura. Así, al espiritualismo platónico que consideraba el cuerpo como la cárcel del alma, Palamas contrapone la idea bíblica del Tabernáculo: el cuerpo es el tabernáculo de aquella. Esta idea concuerda perfectamente con las enseñanzas de Jesús, no solo en relación con su propio cuerpo (Él sería capaz de destruir el Templo y reconstruirlo en tres días), sino el de cada uno de nosotros (habría que pensar si cuando, dirigiéndose a Pedro, le dijo “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia” no aludía a la base real de la iglesia que es el templo que cada uno de nosotros es, más que al establecimiento de una estructura jerarquizada piramidal.)Como tal tabernáculo, tras la encarnación, se pone de manifiesto la presencia del Espíritu Santo. Pues bien, el hesicasmo transforma esta potencia en acto. El corazón es un “lugar” divino y debemos poner el cuerpo a orar al unísono con el corazón. Podríamos utiliza una expresión alquímica para expresarlo: “A cada uno según su ley y su norma. Al cuerpo la temperancia, al alma la caridad, a la razón la sobriedad y al espíritu la oración”.
Cignatus
miércoles 26 de agosto de 2009
HESICASMO I
Hesicasmo deriva de la palabra griega hesykia que significa quietud, silencio y paz interior.Se trata de una práctica contemplativa que recorre las tres etapas de comunicación con Dios: Oración, Meditación y Contemplación.No se trata de un invento moderno, ni de algo que se le haya ocurrido a alguien de la noche a la mañana. Se basa en el análisis de la vida de Jesús. Hay un episodio especialmente significativo para llegar al concepto del hesicasmo. Se trata de la asistencia de Jesús a la sinagoga de Nazaret. Jesús toma la palabra, expone su pensamiento y es mal recibido, mal entendido. El final del relato nos dice así: «Todos en la sinagoga se llenaron de cólera oyendo esto. Se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. Pero él, pasando por en medio de ellos, se retiró» (Luc 4, 28-30). La última frase de este texto es la base del hesicasmo. El hesicasta, aquel que va a buscar vivir en la Paz del corazón, en la quietud, encuentra su modelo en la actitud de Cristo que, agredido, contestado, violentado, ha podido pasar a través de ese gentío, sin decir nada, sin mostrar ninguna agresividad porque tenía, evidentemente a la perfección, un corazón colmado de paz. Solo su corazón silencioso, bañado de hesiquia, era la respuesta a la agresividad del entorno.
fonte:monasterio virtual