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En la fiesta de la Presentación del Señor, en que la Iglesia celebra la Jornada de la Vida Consagrada instituida por el Venerable Juan Pablo II en 1997, ofrecemos una breve entrevista al Cardenal Franc Rodé, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. En la misma, el purpurado explica los actuales trabajos de su dicasterio que está preparando dos documentos, uno de los cuales se refiere a la oración y en el cual se incluirá, por propuesta del Cardenal Cañizares, una parte dedicada a la formación litúrgica de religiosos y religiosas que, en muchos casos, se revela insuficiente.
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El 2 de febrero es, como siempre, una Jornada de oración, de reflexión y de encuentro, pero también la ocasión para hacer un balance sobre los proyectos de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. Romilda Ferrauto ha hablado de ello con el cardenal Franc Rodé, prefecto del dicasterio:
R. – En estos últimos tiempos, hemos reflexionado sobre la figura del hermano religioso en las Congregaciones religiosas de hermanos y en las Congregaciones religiosas mixtas de sacerdotes y hermanos. Constatamos que, en las últimas décadas, el número de los hermanos religiosos ha caído mucho: los hermanos de las escuelas cristianas, por ejemplo, eran 16.000 en el ’65; hoy no llegan a 5.000. Se trata de un decrecimiento enorme. Debemos decir que, lamentablemente, todas las Congregaciones de hermanos tienen grandes dificultades. Y esto también con respecto a las Congregaciones mixtas de sacerdotes y hermanos; el número de los hermanos ha caído mucho respecto al de los sacerdotes. Hay, por lo tanto, un problema y hay algo que hacer.
Nosotros pensamos que una de las razones de la disminución de estas vocaciones de hermanos religiosos se debe precisamente a una cierta falta de atención por parte de la Iglesia a esta figura de cristiano consagrado del religioso hermano: ni el Vaticano II, ni los documentos post-conciliares, han recordado la importancia de esta vocación. Hay alusiones aquí y allá, pero no hay nada más. Nosotros queremos hacer un documento dedicado específicamente a esta figura del hermano religioso, que es una figura autónoma, una figura que tiene un sentido en sí mismo, que tiene una identidad propia.
Un hermano religioso no es – como se piensa a menudo o como la gente cree – alguien que no ha podido, no ha querido, o no podía por alguna razón, hacerse sacerdote. Se trata de una vocación que tiene una lógica en sí misma, que tiene una misión particular en la Iglesia: y la historia lo prueba ampliamente. Pensemos, por ejemplo, en el rol importante que han tenido las Congregaciones de los hermanos en la formación y en la educación de los jóvenes, con muchísimos colegios y universidades en tantos países. Pensemos también en la santidad: son muchos los hermanos que han sido canonizados, sobre todo hermanos de las Sociedades mixtas; entre los capuchinos como entre los jesuitas hay muchísimos hermanos que han sido canonizados. Por lo tanto, se trata de una bella figura del cristiano consagrado, comprometido en la misión de la Iglesia, y que debe ahora ser valorada en la Iglesia.
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Entonces, se publicará un documento…
R. – Sí, espero que la publicación de un documento sobre los hermanos religiosos pueda salir ya para el otoño próximo.
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La Congregación está también comprometida en una reflexión sobre la importancia de la oración…
R. – Algunos dicen que actualmente los religiosos rezan demasiado poco. Yo no lo sé, no sé si es verdadero y ciertamente espero que no lo sea. La oración presenta hoy dificultades que, tal vez en un tiempo pasado, en un tiempo en que el ritmo de la vida era un poco más humano y no había tanto stress, no había tanto rumor, no existían. Tal vez la oración, el recogimiento, la concentración, el pensamiento, la mente que se elevaba hacia Dios, eran mucho más fáciles. Hoy, en un mundo tan movido como el nuestro, la oración se hace ciertamente más difícil.
Nosotros debemos poner el acento en la absoluta necesidad de la oración en la vida espiritual de un consagrado y de una consagrada. Queremos tratar de hacer esto con la realización de un documento que estamos preparando.
Hay también otro punto de vista: el cardenal Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, ha tenido la idea – que me ha propuesto – de hacer un documento interdicasterial, con una primera parte confiada a nuestro dicasterio y una segunda a cargo del dicasterio de Culto Divino, sobre la formación litúrgica de los religiosos y de las religiosas. También esto me parece de gran importancia porque, por una parte, hay una cierta “ignorancia”, una cierta falta de conocimiento y de formación litúrgica en los jóvenes religiosos y religiosas; por otra, hay también “fantasías” litúrgicas que no siempre son de buen gusto y que no corresponden al deseo y a la voluntad de la Iglesia y al espíritu mismo de la Liturgia. Por lo tanto, ciertas correcciones parecen necesarias. Esta parte será tarea de la Congregación para el Culto Divino y haremos juntos un documento único, compuesto de dos partes, una referida a la oración y la otra referida a la formación litúrgica. Pienso que ambas partes son necesarias y serán – así lo espero – de provecho para la vida espiritual de los religiosos y las religiosas.
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Fuente: Radio Vaticana
Traducción: La Buhardilla de Jerónimo